POSTUREAR POR ENCIMA DE TODO

Instagram y el alardeo de los que se saltan restricciones

Paz Padilla abre su tienda en Zahara de los Atunes
Paz Padilla abre su tienda en Zahara de los Atunes, Un viaje justificado pero que ha tenido que explicar en sus redes sociales para que no pareciera que se estaba saltando las restricciones en su activa vida en Instagram.
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Paz Padilla sube un vídeo a Instagram justificándose. Ha acudido a Zahara de los Atunes por Semana Santa porque allí abre su tienda en estas fechas. La presentadora y humorista tiene motivo justificado para saltarse las restricciones de movilidad llevadas a cabo para frenar el virus y evitar las consecuencias que supone, en plena crisis sanitaria, el tradicional alto flujo de viajes en fechas vacacionales como estas.

Sin embargo, en la misma red social en la que explica su justificación, no puede dejar de compartir lo lúdico de su viaje de trabajo: terrazas, encuentros... El de Padilla es sólo un caso en la marabunta. Es la otra radiografía de nuestro tiempo que realiza Instagram en estos días. Entrar a la red social de fotografías y vídeos es casi como viajar a un mundo anterior a la pandemia. Los que han viajado, aunque se estén saltando las reglas del juego, no pueden evitar subir sus imágenes disfrutando para, de paso, restregárselo a los que sí han cumplido esa solidaridad colectiva de intentar moverse lo menos posible para paliar las consecuencias del virus.

Los que no han respetado las normas, ya sea con excusas o salvoconductos de todo tipo, serán una minoría, pero la estampa de sus posados de viajes, playas y ocio, en un momento en el que se supone que no se puede viajar, desconcierta y refleja una sociedad en la que no hay ni un poco de decoro a la hora de mostrar lo que se supone que no debes estar haciendo.

Porque se ve que no 'posturear' no es una opción. Como si nos asfixiáramos si no compartiéramos en redes sociales lo que estamos haciendo. Aunque, en parte, no esté siendo muy legal... Se ve que evidenciar nuestra irresponsabilidad social es preferible antes que ocultar que estamos donde no debemos. Será que hemos asumido que lo que no sale en las redes sociales no existe. Y lo que es peor: muchas veces se realizan acciones sólo para inmortalizarlas en las redes sociales, olvidándonos de disfrutar el momento.

Porque todos nos hemos convertido en emisores potenciales del reality de nuestra propia vida. Hasta cuando no cumplimos las normas, necesitamos retransmitir y colgar nuestras postales. Es la sociedad individualista que hemos creado: la sociedad de un sálvese quién pueda y no dude en restregarlo a la gran mayoría que sí se está cuidando para, a la vez, cuidar a los demás.

Por eso la sociedad solidaria se siente, por momentos, algo pánfila cuando entra a Instagram y ve que muchos sí están disfrutando sin preocupaciones y, además, alardeando de ello. Es el otro espejo de un tiempo en el que, a menudo, necesitamos hacer la foto para alcanzar el like, incluso a costa de revelar que nos dan igual los demás.

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