ANÁLISIS

La reinvención del Telediario fuera del plató y el acierto que atesora

No se han quedado en convertir el centro escolar en un decorado estático. 

Carlos Franganillo y una pizarra haciendo su función didáctica (también en televisión)
Carlos Franganillo y una pizarra haciendo su función didáctica (también en televisión)
Borja Terán

En momentos cruciales, o en instantes en los que había algo que promocionar (véase 'La ciudad de las artes y las ciencias de Valencia'), los Telediarios han salido del plató de Torrespaña y se han plantado en la calle. El objetivo es ir allá donde está la noticia, estar en el lugar en el que está sucediendo el hecho relevante de la jornada. Pero, tradicionalmente, en estos casos, simplemente se trasladaba  una versión portátil del decorado habitual al epicentro noticioso. El presentador seguía sentado en la mesa, y al fondo, muy al fondo, se veía lo más icónico del espacio exterior desde el que se emitía.

Pero, ¿por qué no convertir el lugar noticioso literalmente en el plató? La tecnología no siempre lo ha permitido, pero ahora sí. El presentador ya no está atado a la mesa y al micrófono con un cable corto. Es lo que ha conseguido este lunes TVE y sus espacios informativos. La cadena pública ha trasladado su Telediario a un colegio de Toledo para intentar responder preguntas y poner el foco en las preocupaciones sobre esta vuelta al cole desde un centro escolar en Toledo que ya está listo para este complejo curso.

La emisión del TD de las nueve de la noche empieza con Carlos Franganillo entrando a la escuela, en su camino muestra las novedades de la que llaman 'nueva normalidad'. Así se ve en una mesa, revestida de colorista cartulina, el gel hidroalcohólico. En tiempos de la televisión de acción en la que se intenta que todo pase en directo para retener la atención del espectador más allá de vídeos enlatados, TVE crea un acontecimiento retransmitiendo su Telediario desde un colegio al que podíamos haber ido todos de niños.

Pero, sobre todo, el gran acierto está en que la cadena pública no se queda en el golpe de efecto de ir al cole y emitir desde ahí un Telediario normal, al uso, con el presentador en una esquina dando paso a vídeos y vídeos. Lo inteligente es que el equipo del Telediario va jugando con las distintas dependencias para crear un relato dinámico, atractivo, práctico e interesante. Las tretas del espectáculo al servicio de la información en directo.

Franganillo se mueve, llega a un aula y en el propio colegio están en directo protagonistas del problema para ser entrevistados en el arranque de este curso escolar. El programa intenta crear agenda propia, con invitados propios. Todo el colegio se ha convertido en un plató con dependencias escolares que se transforman en un set de entrevista en los pupitres, en otro set de dabate y hasta la pizarra de la clase ejerce su función, desgranando los datos gracias a la tecnología digital que consigue que una tiza invisible está haciendo un grafismo en el 'encerado' y, por tanto, ordena las ideas que el presentador destaca. Incluso, después, los deportes se explican desde el patio del colegio...

El último plano del Telediario cierra el círculo del informativo -muy importante en televisión, cerrar los arcos narrativos- con Franganillo volviendo a la puerta del centro. Se va por donde entró, pero una cámara sigue en la clase: enfoca la pizarra para sobreimpresionar sobre ella los rótulos del equipo del programa, como si los hubiera escrito un alumno. La  apuesta escénica no se queda a medio gas, se lleva hasta el detalle final.

En una época en la que la tecnología homogeneíza toda la programación, la creatividad artesanal de siempre es la que consigue narrar mejor la historia y hacerlo diferenciándose del resto. También en los informativos, que intentan actualizarse en tiempos de programas de televisión-evento y, de esta forma, se han percatado de que hay protocolos que están para evolucionarlos. El periodista ya no está obligado a llevar un escritorio a cuestas, ni siquiera necesita una pantalla de led como fondo, directamente puede bajar del escenario para pisar literalmente el contexto que protagoniza o protagonizará la actualidad. Pero no basta con convertir el exterior en un simple decorado estático, TVE ha tenido el atino de enriquecer la narración aprovechando los elementos identificables de una escuela vacía, aunque con el telegénico color de que está lista para volver a llenarse de vida. O eso parece.

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