EN LATE MOTIV

Raúl Pérez, más allá de la imitación

Miguel Bosé visto por Raúl Pérez
Miguel Bosé visto por Raúl Pérez
Borja Terán

Y volvió 'Late Motiv'. E irrumpió en plató Miguel Bosé. Aunque, en verdad, era Raúl Pérez en el papel de la última y extraña versión en redes sociales de Miguel Bosé. Porque, a veces, las parodias se parecen demasiado a la realidad. Incluso la realidad da la sensación de ser una parodia imposible. 

Pero la atónita capacidad de transformación de Raúl Pérez está en que va más allá del rol de imitador de show de variedades: es todo un intérprete en escena. Y, como buen intérprete en escena, pone a prueba a las artes de la televisión teatral, aquella que no se queda en la superficie e intenta crear ambientes de imaginación en el ojo del espectador.

Porque el Bosé de Pérez es una fusión de actitud, caracterización, guion, coreografía y delirio. Hasta los pasos de bailes icónicos de Bosé estaban bien estudiados para, en la grabación, reproducirlos sin titubear. Hay un trabajo previo que recuerda que la mejor improvisación es la que está muy ensayada. Después sólo queda fluir. Y disfrutarlo.

En este sentido, 'Late Motiv' se ha convertido en uno de los campos de experimentación más interesantes del panorama audiovisual actual. No se deja contagiar cuadriculadamente por tendencias imperantes y el formato construye una historia desde el lado más puro del juego de guion que desafía la curiosidad del espectador. Para pillarle desprevenido. 

Raúl Pérez no necesita presentaciones, puede irrumpir como lo haría su personaje en cualquier serie, musical o viejo programa de variedades. Pero, a la vez, su vigor está en saber moverse por un plató en el que no se trata con desdén la realización, la iluminación, la expresividad... los matices.  Ay, los matices... los más relegados en el panorama actual. Cuando en el matiz está el secreto de cada paso, el cimiento de (casi) todo.

Al final, esta aparición de Raúl Pérez como tantas otras y tantos otros en 'Late Motiv' de Andreu Buenafuente, galardonado ayer mismo con el Premio Nacional de Televisión, representa como este espacio de Movistar Plus se ha convertido en el máximo exponente del espectáculo de la comedia escrita y parida desde el matiz. En tiempos en los que los detalles saltan por los aires, este tipo de televisión -que ya no sólo se ve por la televisión- salva la cultura audiovisual social, ya que aporta un prisma crítico, artístico y comprometido con su sociedad con su sociedad. Una sociedad a la que parecía engullirle una simplista y empobrecedora homogeneización del entretenimiento. Por eso, la suerte de Andreu Buenafuente es la suerte de todos.

¡Más juegos con la luz de detrás del telón! ¡más ruptura con los convencionalismos! ¡más travesura estética y dialéctica! ¡más escuchar y menos relamerse! ¡más televisión en su máxima expresión y menos desdeñar el ingenio del público! ¡más jugar con la inventiva y menos miedo incluso a equivocarnos, leñe!

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