ANÁLISIS

¿Tiene interés periodístico la entrevista de Jordi Évole a Miguel Bosé?

Bosé mira a Évole.
Bosé mira a Évole.
La Sexta

¿Aquellos rostros populares que predican la desinformación deben aparecer en televisión? La entrevista de Jordi Évole a Miguel Bosé ha provocado una corriente de usuarios en redes sociales pidiendo que no se de voz al cantante por su negacionismo. Parecido ha sucedido con 'MasterChef Celebrity'. El talent gastronómico ha sido criticado por su fichaje como concursante de Victoria Abril para la próxima temporada. Aunque, la realidad, es que la famosa actriz acude al formato como aspirante a chef no como divulgadora científica. 

Sin embargo, empieza a parecer legítimo fomentar listas negras desde las redes sociales pidiendo la exclusión televisiva de conspiranoicos, intolerantes o errantes. Pero en televisión se puede hacer de todo, todo depende de cómo se haga. 

La entrevista a Miguel Bosé tiene valor periodístico porque describe al artista de manera transparente. De hecho, si observamos bien, su mirada hacia el covid es secundaria en la charla. Más bien muestra la historia del cantante, que ha terminado en su incierto ahora. Lo malo es que en el frenesí del uso de las redes sociales es fácil, a menudo, quedarse en la superficie y no ver lo que realmente la audiencia está observando en su casa. En este caso, el espectador de La Sexta ha visto a un Bosé que es la antítesis de la palabra credibilidad.

El encuentro de Jordi Évole con Miguel Bosé es relevante porque ejerce una radiografía del personaje. No es un púlpito a un negacionista, es un retrato de uno de los artistas más icónicos de la cultura popular de los últimos cuarenta años. La petición de censurar un encuentro de tal valor documental sólo retrata que en 2021 se sigue pregonando como válida una extraña tutela del público. Peligrosa, pues la televisión no es sólo reflejar lo ejemplar, también es plasmar con espíritu crítico lo tóxico para que no nos pille desprevenidos cuando sea ya demasiado tarde. 

No crecerán los negacionistas por el visionado de la entrevista a Miguel Bosé. Al contrario, el programa capta muy bien la actitud desorientada del cantante. Como 'MasterChef', en otro ámbito completamente diferente, dibujará la personalidad del perfil de diva de Victoria Abril en el juego del reality sin blanquear nada. Porque de eso no va el programa, más bien va de otras polémicas de convivencia, competición y fogones. 

No hay que dar voz a los negacionistas gratuitamente, por supuesto. Ni amplificar su mensaje que es un irresponsable problema para la salud pública. Pero tampoco hay que escribir listas de nombres censurados. Eso es un escalofriante paso atrás porque, además, significa que infravaloramos la inteligencia del espectador. La audiencia es inteligente y el periodismo no es esconder lo que no queremos ver: es grabarlo, explicarlo, contextualizarlo y contrastarlo. Incluso intentar entender por qué sucede tal delirio. 'Lo de Évole' lo ha hecho con Miguel Bosé. Al final, esta entrevista ha generado más preocupación por la situación que ha descrito del cantante que por la conspiración que, vista la grabación, probablemente, sea fruto de otras circunstancias de su vida.  Y, mientras tanto, muchos piden borrar a Bosé, Abril y todo aquel que se equivoque. Es terrible que alguien cometa un error y no se pueda contar nunca más con esa persona en sus múltiples facetas. Se llama la 'cultura de la cancelación' y no, no nos hace mejores. Nos atrinchera, nos hace peores como sociedad.

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