Golden share

Más vale prevenir que curar: palabra de Enria

Andrea Enria preside el consejo de supervisión bancaria del BCE.
Andrea Enria preside el consejo de supervisión bancaria del BCE.
BCE / L.I.

La temporada de resultados del tercer trimestre está a la vuelta de la esquina y el Banco Central Europeo (BCE) está aprovechando este tiempo de descuento para lanzar un mensaje de prudencia concienzudo -empecemos a trabajar en construir reservas por lo que venga a nivel macroeconómico, que no tiene buena pinta, como nos ha dejado caer el FMI en los últimos días-. Andrea Enria, que preside el consejo de supervisión bancaria, no ha podido ser más claro en uno de sus últimos discursos

Con ojear el encabezado es suficiente para tener claro que el supervisor va a estar pendiente de que los bancos sean exquisitos a la hora de medir sus riesgos y cubrirse contra ellos. He ahí su título: "Better safe than sorry: banking supervision in the wake of exogenous shocks". La consecuencia es que es probable que nos encontremos ante un nuevo ciclo alcista en volumen de provisiones, tanto por el deterioro económico, como por el propio impacto de la subida de los tipos de interés, y el riesgo de que suframos un corte energético. No parece que el BCE esté dispuesto a dejar grietas que dejen alguna puerta de entrada a algún shock financiero, con las economías de la zona euro 'tocadas' y algunas, como la italiana o la española, muy endeudadas.

El aviso del jefe de la supervisión bancaria europea no es solo es una 'orden' para el sector financiero, sino también un tema sobre el que debería meditar el Congreso de los Diputados: el dinero es finito incluso para la banca y a veces es mejor primar la seguridad que otros objetivos; incluso los recaudatorios. Enria, aunque con mucha menos claridad que en su reciente discurso instando a la prudencia, también lo ha deslizado llamando a la reflexión sobre la necesidad de que los impuestos extraordinarios como el que se tramita en Carrera de San Jerónimo de Madrid den importancia a la capacidad de la banca de construir provisiones. La estructura de la tasa temporal al sector, que grava ingresos, 'roba' capacidad a los bancos para construir provisiones. Por el contrario, si el castigo impositivo se mueve hacia los beneficios, el músculo para 'pertrecharse' se mantendría, aunque probablemente habría otros damnificados, como los dividendos.

El puzle de equilibrios de la banca es muy complejo desde la crisis financiera. Las políticas de remuneración a los accionistas -vía pagos en efectivo o recompras de acciones- están bajo un examen continuado de los supervisores; el escrutinio público es máximo ante cualquier posible 'mala práctica'; y los políticos los utilizan como recurso electoral y como objetivo impositivo. Todo ello se combina con un contexto de reinvención tecnológica, de fuerte competencia por el cliente y de penalización en bolsa, que poco a poco se está corrigiendo.

Protegerse ante las pérdidas no debería considerarse secundario a ser un buen contribuyente; más, si echamos la vista atrás y recordamos las consecuencias de no estar bien capitalizado y nosotros especialmente deberíamos tenerlo en mente. Al fin y al cabo no hay otro país europeo como España en el que se hayan probado los mecanismos de rescate europeos de una manera más intensa. Todavía somos accionistas de Bankia a través de Caixabank y vía el FROB, mientras que el Banco Santander sigue sufriendo las consecuencias jurídicas de su compra de emergencia del Banco Popular. Inauguró el modelo de liquidación europeo, pero este dejaba sin resolver la cuestión de las responsabilidades jurídicas.

El mercado es muy sensible a las alertas de riesgo. Lo vemos con el Reino Unido donde el Banco de Inglaterra está actuando en contra de sus propia naturaleza, con medidas que alientan la inflación como la compra de bonos, para sofocar la crisis creada por una medida política no muy bien reflexionada, como ha reconocido la propia Liz Truss. El impuesto extraordinario a la banca, anunciado por el presidente del Gobierno en el Debate del Estado de la Nación en julio, también vino acompañado de una cierta sensación de improvisación y la sorpresa provocó 5.000 millones en pérdidas de valor en bolsa para el sector.

La banca reprocha al Ejecutivo que impulsando la vía parlamentaria en la tramitación de la "prestación patrimonial de carácter público no tributario", tal como la denomina la Proposición de Ley, "se elude la consulta pública y todo informe preceptivo lo que afecta", según explicaba la presidenta de la AEB, Alejandra Kindelán, en un artículo a finales de septiembre y aboga por recuperar la política de colaboración. El mercado espera que la propuesta inicial se suavice durante la vía parlamentaria, pero la larga carrera electoral que tenemos por delante podría no destensar el clima y no se puede descartar que decepcionemos a los inversores y que la tasa 'extra' de los bancos sea diferente o al menos limitada a la situación económica.

Es importante que nos acordemos de Andrea Enria cuando el Congreso negocie esta "contribución", que no está contemplada en los Presupuestos Generales del Estado para 2023. A veces es mejor perder un incremento de los ingresos que pagar una factura mayor después si la banca española ve más mermada que otras su capacidad para construir provisiones cuando realmente haga falta y eso las debilita de cara a sus competidores europeos. Hemos hecho muchos esfuerzos para reestructura al sector, tal vez haya llegado el momento de levantar el pie del acelerador. Más vale prevenir que arrepentirse no haberlo hecho.

Mostrar comentarios