OPINION

Los republicanos sí creen en los Reyes Magos

El portavoz de ERC, Gabriel Rufián. / EFE
El portavoz de ERC, Gabriel Rufián. / EFE

Aunque ERC no crea en la monarquía y el PSOE ande extraviado por el desierto de lo provisional, sus dirigentes confían sus sueños a los Reyes Magos, con la esperanza de que a primeros de enero les traigan un pacto de investidura. Los socialistas hubieran querido que fuera Papá Noel quien depositara el regalo al pie del árbol, pero los republicanos son más de montar el belén, con 'caganer' añadido.

Las cartas a Sus Majestades de Oriente están prácticamente escritas, con algún tachón que otro. La de Pedro Sánchez no se anda con rodeos ni falsas modestias y, “como me he portado muy bien, he sacado buenas notas y yo lo valgo”, exige que le traigan el pack completo de la investidura, que incluye la abstención de PP, el playmobil de Podemos y el monopoly del PNV. Además, si el rey Gaspar lo tuviera a bien, le gustaría que le trajeran el 'Hundir la flota' de ERC y el 'Cordón Sanitario' de la 'Señorita Vox'. Será difícil que los camellos puedan con tanto regalo, pero cuadrúpedos más raros se han visto por el Congreso.

Aunque haya sido expulsado del colegio por mala conducta, Oriol Junqueras también tiene boca de fraile y no quiere ser menos que Sánchez: de hecho quiere ser exactamente igual que Sánchez. Así que ha pedido a los reyes la colección íntegra de Juego de Tronos, incluidos los dragones encapuchados y las llaves de las mazmorras. Por pedir que no quede.

Porque tanto Junqueras como Sánchez tienen meridianamente claro que, para ambos, es la última oportunidad de que los Magos de Oriente no pasen otra vez de largo, depositen el regalo de una investidura reiteradamente fallida y legitimen el separatismo catalán como si nada hubiera ocurrido. Ya lo dijo el tabernario Rufián: “Está derrotado y débil”, justo lo que necesitan para doblarle el pulso. Lo cierto es que la actitud del PSOE hacia ERC es esquizofrénica: primero la echó de la Generalitat con el artículo 155 y aplaudió, después, la sentencia que metió en la cárcel a su máximo dirigente; pero ahora negocia con los separatistas como si fueran honorables gentes de ley y orden. Si alguien lo entiende, que lo explique en Europa porque allí están alucinando.

Así que mientras Sánchez y Junqueras pasan a limpio sendas cartas a los Reyes Magos, en el centroderecha se han hecho un lío con la lista de los regalos. Inés Arrimadas quiere que le traigan un triciclo para ir de paseo con Sánchez y Casado, los tres bien amigados, a ver si al socialista se le pasa el antojo de jugar con los separatistas. Sin embargo, lo más probable es que a Ciudadanos, descabezado y en estado de ansiedad, solo le dejen carbón, si para entonces los ecologistas no lo han proscrito en todo el globo.

En cuanto a Pablo Casado, lo que en secreto le pide el cuerpo son unas terceras elecciones, pero suena tan pornográfico que no es adecuado para una carta a los reyes. Tampoco tiene muy claro qué pedirles, si bien sobre su mesa tiene un borrador que dice, más o menos, lo siguiente: “Queridos Reyes Magos, como soy un chico aplicado, obedezco a mis mayores y rezo mis oraciones, deseo que me traigan el scalextric 'Pacto de Gobernabilidad' con todas sus pistas para que los coches no derrapen. A saber: restablecer el Estado de Derecho en Cataluña, sin descartar la aplicación otra vez del 155; reformar la Ley Electoral y el Senado para que los partidos nacionalistas, regionalistas y localistas desplacen a la Cámara Alta el peso que ahora tienen en el Congreso; nuevos presupuestos generales para hacer frente a la crisis en ciernes; y renovación de las instituciones caducadas, empezando por el Poder Judicial y siguiendo por todas aquellas que Pedro Sánchez ha invadido de forma obscena”.

Como carta a los Magos de Oriente no parece muy verosímil, es cierto, y ni siquiera es seguro que la quiera firmar Pablo Casado, pero es precisamente la carta que la gran mayoría de los españoles desearía enviar. Y si por un raro efecto mágico tuviera respuesta afirmativa, no habría mejor regalo para España: cuatro años de estabilidad, seguridad e igualdad de todos ante la ley. La alternativa es carbón y muy contaminante.

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