Opinión

Recuperación: percepción versus realidad

Sanchez Calviño
Recuperación: percepción versus realidad
Europa Press

Uno de los comentarios más habituales cuando se habla de economía en los medios y en los debates familiares o de amigos es que una cosa es la macroeconomía y otra la microeconomía. En realidad la macroeconomía es una abstracción ya que son variables que suponen la suma agregada de millones de decisiones microeconómicas de familias, empresas, el estado y el resto del mundo.

Lo que la gente quiere decir es que el PIB, lo que asociamos a macroeconomía, no les representa. Esa percepción además de ser verdad es cierta. El PIB es una estadística contable extremadamente compleja para entender e interpretar, hasta para los economistas. Es lo mismo que en una empresa la cuenta de resultados presentada a los analistas en bolsa y el día a día de la compañía que perciben sus clientes, sus trabajadores o sus proveedores.

El 75% del PIB aproximadamente es empleo y horas trabajadas en la economía durante el periodo estimado y eso si se acerca más a la realidad de la calle y a los que se entiende por microeconomía. Pero se estima un PIB único y hay 47 millones de españoles y 1,5 millones de empresas con más de un trabajador además del administrador. Que ese PIB se aproxime al tuyo es igual de probable que te toque el premio gordo de la lotería de navidad.

La realidad económica es extremadamente compleja y diversa y este tipo de herramientas y estadísticas son necesarias, pero hay que ser muy prudentes con su interpretación. Lo que nos indica el PIB es que la pandemia y el confinamiento provocó un desplome de actividad sin precedentes que afectó a un millón de españoles que perdieron su empleo y muchos parados y jóvenes en búsqueda de su primer trabajo no lo pudieron encontrar.

Las ventas cayeron por qué las familias no podían salir de casa y compraron sólo sus necesidades básicas; comida, luz, agua, teléfonos, etcétera. Especialmente los extranjeros que tenían muy complicado volar a España. También el aumento de la tasa de paro y los ERTES llevó una menor renta disponible de muchas familias y se vieron forzadas a reducir sus gastos. Y los que mantuvieron su renta muchos temieron por su futuro y redujeron su gasto para aumentar su ahorro por motivo precaución. Milton Friedman y Franco Modigliani hicieron un modelo que explicaba este comportamiento que seguimos explicando a los alumnos de economía en la universidad y que les llevó a conseguir el premio Nobel.

Este último trimestre se han eliminado las restricciones de movilidad y se ha reducido los ERTES y el desempleo. Por ambas razones el gasto de las familias se ha disparado y ha crecido un 6,6% trimestral. Eso supone un crecimiento de las ventas de las empresas y por eso han contratado. Las teorías de la conspiración que explican el ciclo de negocios con la bondad o la maldad de los empresarios es pura mitología. Cuando las ventas aumentan los empresarios contratan trabajadores y cuando las ventas caen destruyen empleo. Son los mismos empresarios lo que prima es su instinto de supervivencia.

Keynes ya nos enseñó que el comportamiento de los empresarios es más complicado de modelizar que el de los consumidores. Sus rentas son más inciertas y eso les hace tener un comportamiento menos racional y más errático. La realidad es que la inversión empresarial el pasado trimestre volvió a caer. Esto no había sucedido en ninguna recuperación de la economía española desde los años sesenta que abandonas la autarquía y nos incorporamos a la economía de mercado. Las exportaciones que siempre han liderado las recuperaciones están estancadas desde finales de 2020. El modelo para estimar y analizar el PIB es el mismo que en 2008 pero la realidad es radicalmente diferente.

No conozco a todos los empresarios, pero la causa que explique esta anomalía histórica es que la productividad, las ventas por empleado, han caído en esta crisis, mientras en todas las anteriores aumentaban con fuerza ya que la destrucción de empleo era más intensa que la caída de las ventas. Eso implica que sus márgenes y su liquidez en las cuentas del banco ha disminuido y muchos han aumentado la deuda para poder seguir pagando sus nóminas o en el caso de estar sus empleados en ERTE para pagar sus seguros sociales que suponen el 35% de su salario, los alquileres, los seguros, los costes fijos de suministros básicos, etcétera.

Los humanos rehuimos de la incertidumbre y exigimos a nuestros políticos y a los economistas certezas. Pero ni los políticos ni los economistas tenemos la habilidad de anticipar el futuro. Lo que podemos hacer los economistas es, basándonos en los modelos que la realidad ha demostrado su utilidad, es anticipar el escenario más probable si las condiciones del entorno se mantienen.

El BCE seguirá comprando deuda pública española y todo apunta que mantendrá la estabilidad financiera y el crédito, algo que en la crisis anterior no sucedió. Bruselas retrasará el ajuste fiscal a 2023 y ha dado a los gobiernos miles de millones para reactivar la inversión, bajar el desempleo y a la vez modernizar y digitalizar nuestras economías y hacerlas más sostenibles. Eso, como nos enseñó Keynes, hace muy probable que la creación de empleo continúe. Los indicadores adelantados de comercio mundial anticipan que la recuperación continuará, aunque con menor intensidad, especialmente en China. Nuestros socios europeos donde concentramos dos tercios de nuestras exportaciones también crecerán más.

Las vacunas han frenado la mortalidad, pero la pandemia continúa y eso retrasa el horizonte de recuperación del turismo extranjero que sigue un 80% por debajo de sus niveles de 2019. Para España es un gran sector y es como despegar y volar con un motor parado. El PIB crece. pero sigue un 7% por debajo de 2019 y el empleo un 4%. El enfermo ha salido de la UCI pero sigue en planta muy débil y necesita tiempo para recuperarse. En el caso del turismo y de sectores de ocio y culturales la crisis continúa y se tendrán que reestructurar y adaptar la nueva realidad que tardará tiempo en normalizarse. Fue el sector que nos sacó de la crisis de 2008 y ahora será un sector que necesitará ayuda para salir.

Conclusión la recuperación es muy intensa, pero tardará tiempo en ser percibida por los ciudadanos. Los salarios deberían haber bajado durante la crisis para amortiguar las pérdidas en muchas empresas. Pero, cómo ya nos enseñó Keynes, eso no sucede en media. Tampoco se recuperaron como deberían en 2014 cuando los beneficios empresariales comenzaron a crecer, lo cual complica ahora la negociación colectiva y los acuerdos con los sindicatos.

El Gobierno destila euforia y los medios más progresistas lo reflejan en sus editoriales y noticias. La oposición niega la recuperación e intenta desvincularla del gobierno. Esto siempre es igual en todas las recuperaciones. Los ciudadanos escuchamos ruido y una cacofonía que no nos permite discernir lo que está pasando. Solo queremos que suban nuestros salarios y los de nuestros hijos o nietos y ya no creemos en nada, tampoco en los economistas ni en los medios. Hace falta más trimestres aumentando el PIB y el empleo para que la recuperación se perciba.

Espero que al menos este artículo te haya servido para entender que la macro y la microeconomía son lo mismo, aunque cueste creerlo.

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