Cuaderno de venta

Criptovergüenzas y el riesgo de insiders, influencers y troyanos

Pantalla de cotizaciones en el móvil.
Pantalla de cotizaciones en el móvil.
Pixabay

Se ha escrito un crimen. El asesinato de Luna y Terra va a dejar su huella para siempre en el mercado de los criptoactivos. A diferencia de la serie de los ochenta que protagonizaba Angela Lansbury (Jessica Fletcher), los culpables no serán perseguidos por la policía ni presentados ante ningún tribunal, pero no descarten que se produzca algún ajuste de cuentas como los que se producen entre grupos criminales. Se han esfumado de sopetón miles de millones de dólares de capitales que en su día eran dólares o euros contantes y sonantes pero que, en su día, dieron el salto al cripto metaverso. Como ustedes saben, o deberían, el nuevo ‘El Dorado’ del dinero descentralizado no tiene ley ni regulación salvo la que imponen en ‘petit comité’ un grupo de personas particulares que, paradójicamente, centralizan el poder pero dejan creer al mundo que es la comunidad quien decide.

Cegados por la codicia y múltiples cantos de sirena, muchos inversores se han quitado la venda de los ojos. El territorio cripto está lleno de forajidos y cuatreros como alertaba hace apenas dos semanas Fabio Panetta, miembro del comité ejecutivo del Banco Central Europeo (BCE), en un artículo premonitorio titulado “Por un puñado de criptos más: el salvaje oeste de las cripto finanzas”. El surcoreano Do Kwon, uno de los fundadores del ecosistema de Terra-Luna (sobra perder el tiempo explicando qué son o su funcionamiento), se ha convertido en el hombre más buscado y amenazado del planeta hasta el punto de que ha tenido que pedir protección policial. Hay inversores algo oscuros que le quieren ajusticiar.

Como nuevo rico y multimillonario de la noche a la mañana, Kwon era uno de los grandes 'influencers' e 'insiders' de la comunidad cripto que se dedicaba a evangelizar y satirizar a todo aquel que dudará de su invención hasta que su tinglado se ha venido abajo. Han bastado un par de transferencias de bitcoins, según las primeras pesquisas, para desarmar un invento que llegó a capitalizar 30.000 millones de dólares hace menos de un mes. El rastro de la fuga se pierde en Gemini y Binance, dos cripto mercados de referencia. La lección será dolorosa y ha generado una crisis de confianza en todos los ‘kwones’ del ecosistema cripto. Los hay muy poderosos e influyentes que concentran un poder económico inimaginable en una sola persona y comparable al de un banco central.

Vitalik Buterin (Ethereum), Changpeng Zhao (Binance), los gemelos Winklevoss (Gemini) y Brian Armstrong (Coinbase) forman ahora mismo una especie de consejo en la sombra con el poder de hundir y suspender cotizaciones, promover un rescate o emitir moneda ilimitada como ha hecho el ínclito Kwon con el token Luna para intentar sostener la paridad de la moneda estable Terra. No se esfuercen por comprender mucho su funcionamiento porque, realmente, no tenía sentido para sus fervientes creyentes y aquellos que hicieron fortuna. El absoluto dominio mediático en la difusión de mensajes de las redes sociales frente a los medios tradicionales ha normalizado en el mundo cripto comportamientos que son delito, y muy grave, en mercados organizados como la Bolsa. Al mismo tiempo se ha sembrado el virus de la ludopatía en miles de jóvenes que están 24 horas pendientes de los precios de los precios de 'tokens' desconocidos e invierten como si apostaran en un juego de azar.

El ruido informativo se ha hecho ensordecedor en los mercados en los últimos años y cada vez menos inversores se preocupan por informarse leyendo prensa escrita, que es la única manera de entender, adquirir conocimiento y formarse una opinión crítica. Quien crea que está bien informado leyendo un mensajes de unos pocos caracteres en Twitter, un vídeo molón en TikTok o una comunidad en Discord va muy desencaminado. Vivimos en una nueva era en la que la sociedad no distingue entre bulo y realidad, entre juez y fiscal, entre estafador y estafado… Se abraza la propaganda en lugar del periodismo. Y eso, en el mundo inversor, puede hacerle perder hasta la camisa. Que Elon Musk, la mayor fortuna del mundo, publique un tuit poniendo en duda la compra de Twitter porque no se fía de sus cifras de usuarios provocó el viernes que la compañía valiese 4.000 millones de dólares menos en bolsa y Tesla, casi 40.000 millones más. La verdad, que solo ha contado la prensa escrita especializada, es que el desplome del fabricante de vehículos eléctricos en bolsa pone en riesgo la compra de Twitter porque gran parte de la financiación está ligada al valor de las teslas… y la fortuna de Musk también. Manipulación e impunidad.

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