Cuaderno de venta

Criptomonedas, todo mal... y puede ir a peor a ojos del BCE

Los criptoactivos viven si auge en 2021.
Los criptoactivos viven un punto de inflexión este 2022.
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Si la reciente correlación del Nasdaq con el del Bitcoin se cumple, estamos a punto de asistir a un colapso en el precio de las criptomonedas otra vez. El mercado tecnológico acaba de poner punto (¿y aparte?) a su bonanza de catorce años al alza con su peor mes (-13%) desde 2008, año en el que quebró Lehman Brothers y se derrumbaron Bear Stearns, Merrill Lynch, AIG y firmas como Goldman Sachs o Morgan Stanley tuvieron que ser rescatadas con inyecciones masivas de dinero de emergencia de inversores como Warren Buffett o el banco japonés Mitsubishi UFJ. ¿Otra vez la enésima y cansina referencia a la crisis subprime para las cripto? Lo cierto es que viene al caso más que nunca porque uno de los grandes bancos centrales y supervisores del mundo dice que huele a ‘basura’ (junk) como se les tildó a las hipotecas de alto riesgo y derivados en aquel cataclismo financiero.

Puede que sea la doctrina ‘asustaviejas’ o más FUD  (Fear, Uncertainty and Doubt, en inglés; miedo, incertidumbre y duda, en español) como dirían en la jerga los ‘holders’ (inversores en cripto) para azuzar a sus parroquianos a que no vendan y mantengan la posición. Pero más bien parece que esta vez ha llegado la hora, al menos en Occidente, de la temida acción coordinada de reguladores y gobiernos para poner en orden el corral o, como lo ha definido Fabio Panetta (BCE), el salvaje Oeste de las criptofinanzas. Su enfoque da en el clavo porque el mundillo reúne algunos de los comportamientos económicos del siglo XIX en Estados Unidos que hemos visto en el cine Western. Fiebre del oro, cuatreros, robos, estafas e inseguridad bancaria a más no poder. En el lejano Oeste se moría joven y sin dinero porque te desplumaban antes de llegar al ataúd. Ahora, ¿también?

Panetta ha dejado de contemporizar y ha dejado las ambigüedades para los discursos de su presidenta Christine Lagarde. Al italiano hay que escucharle con atención sobre esta materia porque representa lo más parecido al portavoz del Banco Central Europeo (BCE) en lo relativo a asuntos de criptografía y nuevos medios de pagos. En un discurso en Nueva York esta semana considera que la invención de Satoshi Nakamoto con el que se han hecho ultrarricos miles de inversores que actuaron como colonos es una amenaza para el sistema financiero. “Los criptoevangelistas prometen el cielo en la tierra, utilizando una narrativa ilusoria de precios de criptoactivos en constante aumento para mantener las entradas [de dinero] y, por lo tanto, el impulso que alimenta la criptoburbuja”, ha dicho.

Criptodinero, ¿sueño o pesadilla?

En su opinión, los creadores de Bitcoin y el resto de altcoins no comprenden los problemas del dinero y los pagos. “Aspiraban a realizar una utopía anarquista de una moneda estable libre del escrutinio público”, apunta Panetta, “pero las apariencias engañan. El sueño de Satoshi Nakamoto de crear dinero confiable sigue siendo solo eso: un sueño”. Con el discurso de Panetta, el BCE saca su fusil porque se avecina una ofensiva regulatoria en las criptofinanzas y su deseo es llevarla adelante antes de que exploté la crisis. Denuncia que las actividades de lobby de este sector entre los políticos y legisladores están ralentizando la puesta en marcha de medidas para proteger a los inversores y están alimentando la especulación fruto del desconocimiento e incomprensión de los riesgos. “El criptomercado ahora es más grande que el mercado de hipotecas de alto riesgo cuando, con un valor de 1,3 billones de dólares, desencadenó la crisis financiera mundial. Y muestra una dinámica sorprendentemente similar”, ha advertido Panetta.

La agresividad de su discurso no está exenta de sentido común en un escenario en los mercados que se parece cada vez a “un casino” por culpa de Wall Street en el que ganan los intermediarios (bancos, brókers) y pierden los inversores, como ha denunciado este sábado el lúcido nonagenario Warren Buffett en su encuentro anual con los accionistas de su holding Berkshire Hathaway. “Mira lo que le pasó a Robinhood desde su apogeo hasta su depresión. ¿No era bastante obvio que algo así iba a suceder? Era repugnante. Ahora se está desmoronando. Dios se está volviendo justo”, aseguró Charlie Munger, cofundador del imperio de Buffett. La maratoniana jornada del tándem de inversores volvió a contar con miles de espectadores en Omaha, lugar de peregrinación de inversores de todo el mundo. Más allá de sus particulares movimientos de cartera -Berkshire ha disparado su inversión en petroleras como Chevron, entre otras-, había interés en escuchar a Buffett-Munger sobre las cripto, después de que se hayan posicionado radicalmente en contra de invertir en ellas y han llegado a calificarlas como “venenosas” o “matarratas”.

El ultra defensor del Bitcoin, Peter Thiel, el jefe de la Paypal Mafia que aúna a figuras como Elon Musk o Reid Hoffmann, los tachó en una conferencia reciente de “gerontocracia financiera” y “abuelos sociópatas” porque frenan el desarrollo de la innovación financiera. Buffett dijo este sábado que no compraría todos los bitcoin del mundo ni por 25 dólares. “Los activos, para tener valor, tienen que entregar algo a alguien. Y solo se acepta una moneda. Puedes inventar todo tipo de cosas. Podemos poner monedas de Berkshire, poner dinero de Berkshire, pero al final, esto es dinero”, apuntó mostrando un billete antiguo de 20 dólares. “Y no hay ninguna razón en el mundo por la que el Gobierno de los Estados Unidos vaya a permitir que el dinero de Berkshire reemplace el suyo”. El ejemplo nos lleva de nuevo al discurso de Panetta. Si el oráculo de Omaha imprimiera su propio dinero y otros siguieran sus pasos, ¿no sería como la primitiva banca del Salvaje Oeste? Lo que es seguro es que, de hacerlo, el legendario inversor lo respaldaría con los activos en cartera de su holding. Pero, ¿no es esa la función de las acciones? 

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