Cuaderno de venta

La fragua de un 'martillazo' del BCE y el dardo de Powell a Lagarde

Christine Lagarde, presidenta del BCE.
Christine Lagarde, presidenta del BCE.
DPA vía Europa Press

La última comparecencia de Jerome Powell ha vuelto a poner patas arriba a los mercados. Era previsible un movimiento brusco porque todo el mercado estaba pendiente solo de sus palabras. Su discurso en Jackson Hole no decepcionó. Fue breve, directo y claro. Nueve minutos de alocución con múltiples orientaciones sobre los tipos de interés o las intenciones que maneja la Reserva Federal: a priori, otra gran subida de tipos el 21 de septiembre de hasta 75 puntos básicos y una reducción del ritmo a 0,25 en noviembre y diciembre. Nada nuevo que no dijera tras la reunión de julio.

Queda claro que Wall Street manejaba una intervención menos agresiva y se asustó con caídas del 3% al 4% para el Nasdaq, Dow Jones y S&P 500. Pero para los alcistas, no todo está perdido. Powell también recordó que las próximas decisiones de la Fed dependen de los datos de inflación y desempleo. Aquí es donde lo dicho en Jackson Hole puede quedarse en Jackson Hole porque tendrá que ser reinterpretado. El próximo 2 de septiembre (empleo) y el día 13 (IPC) se desvelará qué hará el banco central el 21 de septiembre por mucho que el rector de la Fed haya endurecido el tono de su discurso. La tesis es que quedan en la recámara tres subidas de tipos adicionales que sumen en conjunto 100 puntos básicos más al tipo del 2,25% actual. Pocos se atreverán a defender un paso más allá pese a la alta inflación cuando la recesión ya está comenzando a destruir demanda.

Pero el monólogo de la mayor autoridad económica del planeta en estos momentos dio para mucho más. Tanto como para lanzar un dardo a sus colegas del Banco Central Europeo (BCE) por las dudas existenciales que les ha hecho actuar tarde y con escasa credibilidad ante la actual ola de inflación. "Los bancos centrales pueden y deben asumir la responsabilidad de lograr una inflación baja y estable. Puede parecer extraño ahora que los banqueros centrales y otros alguna vez hayan necesitado ser convencidos en estos dos frentes (...) Hoy, damos por resueltas estas cuestiones. Nuestra responsabilidad de ofrecer estabilidad de precios es incondicional", aseveró. Más de un oyente habrá recordado la excusa de Christine Lagarde de que poco se puede hacer con los tipos, cuando la mayor parte del crecimiento del IPC se debe a la guerra energética. Esto es tan cierto como que lo peor que le puede pasar a un banco central es perder la credibilidad. Y está pasando.

El BCE ha dejado correr la inflación más de la cuenta, sin actuar, bajo la excusa de que nada podía hacer. Finalmente, el pasado 21 de julio se vio forzado a cambiar de marcha para poder defender el valor de la divisa con una subida de tipos inesperada de 50 puntos básicos. El euro es una figura sagrada desde que el 26 de julio de 2012 Mario Draghi lo comparó con un abejorro en proceso de transformarse en abeja real y dijo que haría “lo que sea necesario” para protegerlo. De hecho, se trata de un escudo natural contra las presiones inflacionistas de la importación de energía y alimentos.

Por este motivo, poco antes de que Powell saliese a la palestra el viernes, un oportuno teletipo de Reuters salvó a la moneda única de sufrir una gran caída frente al dólar. La información auguraba un serio debate interno en el BCE para acometer una gran subida de tipos de interés el 8 de septiembre como lo ha hecho la Fed hasta ahora. Se citaban hasta cinco fuentes anónimas pero con conocimiento de lo que se masca en el consejo de gobierno.

No ha hecho falta esperar demasiado para que alguno de los halcones que estaban invitados a Jackson Hole hayan hablado a cara descubierta.  La alemana Isabel Schnabel o el gobernador del Banco de Francia, Francois Villeroy de Galhau, han lanzado gruesas palabras en la jerga monetaria (“los bancos centrales deben actuar con fuerza”, “podríamos llegar a tipos neutros antes de final de año”) que no hacen sino confirmar que en Fráncfort se debate ya un gran martillazo de tipos de interés de 0,75 puntos, sino más, para contener una inflación que está a punto de superar los dos dígitos, más del 10%, en la eurozona. De momento, el mercado no se cree este cambio de posición por la habitual inclinación del BCE a ser moderado en extremo, impuntual en los ciclos y lento de reflejos. ¿Ha podido cambiar?

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