Cuaderno de venta

La hora de la pausa de tipos y la señal de prudencia en las bolsas

Los mercados afrontan un segundo trimestre de incertidumbre marcado por el esperado freno en las subidas de los tipos de interés y unas perspectivas de beneficios empresariales que no dan más de sí.  

El Ibex 35 calienta motores y pone a punto su asalto a los 9.000 apoyado en los bancos
La hora de la pausa de tipos.
EFE

Los mercados encaran un segundo trimestre de cambio en las perspectivas de tipos de interés como lo fue el mismo periodo de 2022. El denominador común es la inflación solo que esta vez los índices de precios parecen dibujar un crecimiento menor, más modesto y acorde con el escenario de desaceleración económica que sigue marcando la pauta. La gran diferencia esta vez es un factor nuevo en la ecuación que debería comenzar a hacerse cada vez más visible en lo negativo: la presión sobre los beneficios empresariales.

Una de las grandes sorpresas del último año para los inversores podría haber sido la capacidad generalizada de las compañías para trasladar a sus clientes el aumento de costes energéticos y de aprovisionamiento sin que los márgenes sufran en su totalidad el impacto inflacionario. Eso explica gran parte de la recuperación bursátil del cuarto trimestre de 2022 y principios de 2023, sobre todo, en el sector tecnológico y bancario. Pero nada es para siempre y menos el actual rebote de las bolsas.

En la antesala de la temporada de resultados corporativos del primer trimestre, los múltiplos de valoración de las empresas en función de sus beneficios, rentabilidad y ventas deberían volver a mandar en las cotizaciones. Parece improbable que las grandes empresas cotizadas puedan seguir estirando al alza sus negocios cuando la inflación se come el poder adquisitivo de sus clientes y la financiación es la más cara de la última década. Dirán que es una buena noticia para los mercados que los grandes bancos centrales van a dejar de subir los tipos de interés, pero la realidad es que ya se ha descontado esa pausa.

Es muy probable que la Reserva Federal (Fed) y el Banco Central Europeo (BCE) vuelvan a elevar las tasas en un par de semanas, pero lo cierto es que la gran noticia de ambos encuentros con Jerome Powell y Christine Lagarde es que ha llegado la hora de pedir un tiempo muerto con los tipos. El cambio de condiciones financieras es ciertamente radical. Hemos pasado de ver las políticas más ultra-expansivas en lo monetario, a un escenario de restricciones que ha comenzado a romper las costuras en algunos sectores económicos.

Las turbulencias bancarias de marzo pueden haberse convertido en el primer aviso de la volatilidad a la que se enfrentan los inversores en lo que queda de 2023. Pese a que tanto la Fed como el BCE y otros bancos centrales no han dudado en reabrir los grifos de liquidez de forma temporal, lo que puede suceder con el efecto acumulativo de las actuales subidas de tipos -de 400 y 500 puntos básicos- todavía es un misterio de lo más inquietante.

La liquidez vuelve a ser el más preciado de los tesoros en el marco actual para inversores y empresas. Su ausencia o presencia provoca que las cotizaciones se hundan o se disparen sin término medio ni moderación. El rebote desde los mínimos de marzo ha vuelto a colocar a la mayoría de índices de bolsa en niveles previos al estallido de la crisis bancaria con el Silicon Valley Bank, Signature o Credit Suisse como protagonistas. Sin embargo, no hay que olvidar que esa subida se enmarca dentro de la tendencia bajista en las bolsas que ejerce de telón de fondo desde noviembre de 2021 cuando se marcaron los actuales máximos históricos para la mayoría de índices.

Mostrar comentarios