Fue una de las primeras vacunas en llegar a España y, por el momento, no está dando mucho de qué hablar aunque tampoco se libra de sospechas ante la alerta ayer de posibles efectos secundarios derivados de la inoculación de este antivirus. La vacuna de Pfizer/BioNTech está siendo por el momento una de las más inyectadas en España, autorizada desde diciembre del año pasado, y también consta de dos dosis como otras vacunas como la de AstraZeneca, todavía en el punto de mira.
La de Pfizer es una vacuna llamada de ARN mensajero, uno de los enfoques más novedosos aplicados hasta ahora en el desarrollo de estos antivíricos. Sin embargo, el problema de los viales formulados bajo este sistema es que precisan de temperaturas extremadamente bajas para mantenerse, por lo que su traslado y el mantenimiento de la cadena de frío pueden suponer un problema a la hora de enviar, recibir y mantener las dosis. Entre la primera y la segunda inyección, deben pasar al menos 21 días para desarrollar la inmunidad.
Cómo funciona
Este tipo de vacunas se inoculan en el músculo del brazo y, en el momento en el que el sistema inmunitario reconoce un cuerpo extraño inyectado en el organismo, comienza a generar una respuesta.
Las vacunas ARNm o mensajero se llaman así porque no contienen el virus ni parte de él, sino que trasladan instrucciones específicas para que el sistema inmunitario sea capaz de identificar y producir la proteína, o porción de proteína, necesaria para combatir el coronavirus en caso de que contagiarse.
Contra las leyendas urbanas y preocupaciones con poco fundamento científico, las vacunas como la de Pfizer del tipo ARNm no intervienen ni modifican el propio ADN del organismo ya que tampoco ingresa en el núcleo celular. Una vez que se ha transmitido la información necesaria para el sistema inmunológico, la propia célula destruye el ARN.
