El uso de las tarjetas revolving ha generado miles de afectados que han incurrido en una serie de deudas imposibles de pagar, ya que cada cuota sirve más para abonar los intereses que para amortizar la cuantía prestada. Este tipo de tarjetas permite financiar grandes cantidades de dinero en muchos plazos cómodos, pero al final acaban cobrando más del 20% de la cantidad financiada en intereses.
A diferencia de las tarjetas de crédito, que aplazan el pago de la compra, las tarjetas revolving lo que hacen es prestar ese dinero, que se devuelve en los plazos que el cliente decida. Para distinguir una tarjeta revolving de una tarjeta de crédito tradicional, existen cinco claves o características, según explican desde ILM Abogados, bufete especializado en ficheros de morosos, que permiten distinguir unas de otras.
- Funciona como un préstamo personal. Son un crédito al consumo, una financiación con el banco.
- Pago a plazos con cuotas fijas. Mientras que las tarjetas de crédito aplaza el cobro de la cantidad a final de mes o al mes siguiente y no cobran intereses, las tarjetas revolving permiten fraccionar los pagos en plazos, que están asociados igualmente al cobro de un interés mensual. Desde ILM apuntan que la deuda se renueva todos los meses porque, aunque vayas realizando pagos mensuales, la deuda sigue aumentando, principalmente por los intereses, gastos y comisiones.
- Tipo de TAE superior al 20%. El uso de la tarjeta de crédito tradicional no devenga intereses, mientras que en la tarjeta revolving los intereses son muy elevados, en muchos casos superiores al 20% TAE, y, por tanto, se consideran intereses abusivos.
- La deuda se alarga en el tiempo. A diferencia de la tarjeta de crédito tradicional, al utilizar una tarjeta revolving se alarga mucho más el tiempo de pago de la deuda ya que varía mensualmente por los pagos que se vayan añadiendo, los intereses y otros cargos.
- Transparencia. Las tarjetas revolving tienen la opción de saldar la cantidad prestada a final de mes como una tarjeta de crédito tradicional, pero las entidades bancarias no suelen informar de esta posibilidad ya que entonces perderían el cobro de los intereses. Igualmente, aunque la deuda que estés contrayendo esté aumentando, el banco no tiene obligación de informarte al respecto y tampoco puede ofrecerte un cuadro de amortización, debido a que los intereses varían cada mes.
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