Cerca de 80.000 sanitarios contagiados

Con Simón o contra Simón: "Mi padre murió sin EPI... y nos tira a los leones"

Las últimas declaraciones del director del CCAES han levantado ampollas en la primera línea de la lucha contra el virus y llevado al Consejo General de Colegios Médicos a pedir su dimisión.

Fernando Simón, director del CCAES
Fernando Simón, director del CCAES
EFE

Fernando Simón vuelve a estar en la picota. Una nota al pie en su rueda de prensa del pasado jueves levantó ampollas entre los sanitarios hasta el punto de que la Organización Médica Colegial pidió por escrito la dimisión del director del Centro de Coordinación de Alertas y Emergencias Sanitarias (CCAES). Simón achacó a "un aprendizaje de los profesionales en la primera ola" el desplome de contagios entre las plantillas. "Obviamente, un mejor comportamiento de la población, incluidos los profesionales sanitarios, cuando están fuera de su trabajo". Las palabras prendieron en primera línea. "Nunca vi a mi padre con un buzo y sus guantes no eran los homologados", recuerda Sonia, hija de Antonio del Villar, conductor de ambulancias en Madrid, "se contagió por salvar vidas, murió solo... y  ahora nos lanzan a los leones".

Antonio, coordinador del equipo de ambulancias de la empresa Santa Sofía en el Gregorio Marañon, se contagió en el peor momento, cuando España llegaba al pico y los EPIs no llegaban. "He visto fotos de los compañeros de mi padre con bolsas de basura", comparte Sonia, "las familias nos sentimos desprotegidas, entre la batalla por el reconocimiento de la enfermedad profesional y estas declaraciones... las palabras desde las instituciones caen como un mazazo". Cerrar la herida es aún más difícil cuando los frentes abiertos se multiplican. "La comparecencia es un golpe más. Cuando mi padre se infectó el país estaba confinado, no hubo un comportamiento, ni responsable ni irresponsable, fuera del trabajo: o estaba en casa o estaba en la ambulancia".   

Las palabras de Simón volaron por los 500 metros que separan el Ministerio del Consejo General de la profesión (CGCOM). La tirantez venía de atrás, pero las últimas declaraciones del epidemiólogo hicieron estallar a la corporación, que agrupa a 52 colegios de médicos de toda España. "No solo suponen un acto de desmotivación, incomprensión y ausencia de sensibilidad, sino que expresan una ignorancia manifiesta de las condiciones de trabajo a las que nos hemos visto sometidos", reza el comunicado del organismo. La crítica va más allá. El Consejo basa su solicitud contra Simón en "su incapacidad manifiesta y prolongada a lo largo de la evolución de la pandemia". Tan pronto como las críticas, llegaron los argumentos en defensa del epidemiólogo, cara visible de la gestión del Gobierno durante la crisis.

Precisamente es este papel de portavoz el que ha llevado a la Sociedad Española de Epidemiología para respaldar al director del CCAES. "No se debería asumir que se descargue esa frustración sobre una parte de quienes, precisamente, tratan de revertirla; y lo hacen con las herramientas y recursos que tienen a su alcance, que no siempre son los más adecuados ni los suficientes", reza la carta de la sociedad en respuesta a las voces que exigen la dimisión del técnico. 

El escrito, titulado 'Fatiga pandémica y fatiga epidemiológica', insiste en que "resulta inapropiado que se quiera responsabilizar a quienes ejercen de portavoces técnicos, en los distintos territorios e instituciones, de decisiones que toman otras personas, que están legitimadas para hacerlo en virtud del mandato recibido democráticamente".  El epidemiólogo ha abordado la polémica sin medias tintas. "Si esta organización médica ha solicitado mi cese está en su derecho, pero se lo tienen que solicitar a mis jefes y ellos serán los que lo decidan", ha zanjado. 

Simón se niega a "abandonar el barco", una actitud que ratifica los motivos por los que el director del CCAES recibió el pasado mes de junio el premio Emilio Castelar 2020. Un galardón que la asociación Progresistas de España reservó al técnico por "su compromiso en defensa de la sanidad y la salud pública, así como su responsabilidad en la lucha contra la Covid-19". Más allá de lo acertado o inapropiado de sus palabras, el empeño de Simón en encarar las responsabilidades del cargo sigue intacto, un puesto que no implica la capacidad de decisión que, algunas voces críticas atribuyen al especialista.

A lo largo de la crisis sanitaria, más de setenta sanitarios han perdido la vida a causa de la enfermedad. La carencia de EPIs, el colapso hospitalario y el caos de las primeras semanas explican en gran medida la magnitud de la tragedia. A Antonio le quedaban unos meses para jubilarse y le denegaron unos días libres justo antes de su infección de Covid. La empresa no le dio permiso porque ya sufría un agujero de "cerca de veinte bajas por contagio en plantilla, recuerda Sonia. Hasta el último momento, estuvo al pie del cañón. Como él, 79.771 sanitarios que, hasta el 12 de noviembre, se han contagiado del virus desde el inicio de la pandemia. 

Además de batallar contra el coronavirus, muchos sanitarios y las familias de los que ya no están se enfrentan ahora a una lucha por las indemnizaciones. A fecha del pasado viernes, los profesionales infectados a los que se les ha reconocido la condición de 'accidente laboral' no llegaban a los 3.000, frente a las cerca de 80.000 infecciones diagnosticas en plantilla. Las críticas contra Fernando Simón son la punta del iceberg de un problema de mayor calado. Por su parte, Sonia pide que las organizaciones colegiales vayan un paso más allá: "No es una cuestión de dimisiones, los sanitarios necesitan garantías para que lo que ha pasado con mi padre no vuelva a repetirse... y para que, si se repite, nadie vuelva a sentir el desamparo que ahora sufrimos".

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