¿Qué suma el Gobierno?

Los sanitarios que no cuentan: Sanidad ignora 1.000 contagios en las estadísticas

Sanitarios españoles durante la crisis del coronavirus en la puerta de un hospital
Sanitarios españoles durante la crisis del coronavirus en la puerta de un hospital
EP

El 'baile de cifras' continúa. La batalla del Gobierno por establecer qué datos presentar como 'nuevos' y cuáles dejar para más tarde, hace difícil dimensionar el impacto de la pandemia en España. La incertidumbre aumenta cuando se habla de los profesionales en primera línea. El Ministerio de Sanidad cifró en 356 los nuevos casos de Covid que se diagnosticaron por PCR del domingo al lunes... pero las cifras de la institución no son redondas. Los datos de la cartera de Salvador Illa no muestran que, en el mismo plazo, el número de sanitarios contagiados se disparó hasta los 1.214 sanitarios infectados. El departamento no incluye este parámetro en el balance diario, sino que lo difunde en un canal de comunicación cerrado al que ha tenido acceso este diario. Ambas subidas se han decidido registrar en diferentes categorías, pero ¿acaso la suma se refleja en el total? No está claro. 

Gráfico Sanitarios

Fuentes de Sanidad han argumentado a La Información que la cifra de profesionales infectados se publica de forma separada por la urgencia de conocer la situación de los que combaten el virus a pie de cama pero, más allá, la cartera de Illa pasa la pelota a las CCAA. Y es que desde el Ministerio aseguran que la responsabilidad de que los casos de sanitarios queden reflejados en los totales recae en las autoridades regionales. Así, cada comunidad es la que debe integrar en sus actualizaciones a aquellos especialistas que han dado positivo en la PCR. El Ejecutivo afirma que su función es recopilar y difundir estos baremos, no sumarlos. Así, apunta  que solo recibe dos cantidades: el total de casos que han sido identificados mediante esta prueba en el conjunto de la población de cada región y el grueso de sanitarios contagiados, sin distinguir si el profesional se ha diagnosticado a través de un tipo de prueba u otro.

Esto significa que el Ejecutivo, según el propio Ministerio, no llega a tener en su poder el dato desagregado del tipo de prueba empleado para diagnosticar a cada uno de los sanitarios de las distintas autonomías. El resultado es una falta de unidad que se traduce en un corte en la circulación informativa, que puede generar baches a la hora de mantener limpia esa serie histórica que los expertos han intentado salvaguardar. Además, esto podría restar nitidez a la fotografía con la que cuenta el Ejecutivo sobre el comportamiento del virus, así como generar posibles desviaciones en los reportes sobre la incidencia -aumento de casos por 100.000 habitantes- que podría ser mayor de la notificada. Además, esta falta de precisión restaría validez a las cifras que condicionan otro dato definitorio para la desescalada: el desahogo de los hospitales. Los números apuntan a que los sanitarios ya suponen el 20% del total de infectados del país... y cada día son más. La situación se agrava si se tienen en cuenta las conclusiones de estudios como el que han realizado conjuntamente el ISGlobal y el hospital Clínic de Barcelona, donde se estima que el 40% de los sanitarios que han pasado la Covid-19 no fueron diagnosticadas antes de pasar superar la enfermedad. 

El caos de cifras viene de atrás. El aumento de casos en sanitarios que Sanidad reportó el pasado viernes fue de 1.252, cuando el del total de la población fue de 1.309; el sábado, la suma de profesionales infectados bajó a 546 nuevos, mientras que la del total de ciudadanos se redujo  a 1.175; el domingo se registraron 326 nuevos sanitarios afectados y la cifra total de españoles infectados bajó a 838. El contraste se ha mantenido este lunes, cuando los cuadros detectados entre los sanitarios se han disparado hasta los 1.214 en 24 horas, mientras que el total de ciudadanos infectados desde la jornada anterior se ha rebajado a 356. El incremento de pruebas realizadas en los hospitales puede haber hinchado aún más estas magnitudes -así lo apuntó Fernando Simón, el director del Centro de Alertas y Emergencias Sanitarias-. Pero los test no despejan las dudas sobre la manera en que, hasta ahora, la cartera ha ido 'colocando' los contagiados. La falta de unidad sobre el conteo de las autonomías, desde el principio de la crisis hasta el momento, alimentan aún más una falta de concreción que no se puede permitir un país que aspira a recorrer las diferentes fases de la desescalada.

La polémica en torno al pasado, presente y futuro de la evolución de la pandemia en el país tiene más aristas. Los ingresados en hospitales y UCI, los fallecidos contabilizados en residencias (relegados al total y no a las cifras diarias), o los recuperados notificados con "retraso". El libre albedrío de las comunidades autónomas ha logrado enrevesar el registro y restado validez a las cifras sobre las que se apoyan las autoridades para tomar decisiones. En este caos estadístico, los sanitarios son los grandes damnificados.

Los hospitales se cubren las espaldas con una segunda prueba

No fue hasta el lunes de la semana pasada cuando los hospitales sistematizaron el control por PCR de todos sus trabajadores. "Nos llega de todas partes que lo que apuntan las pruebas no tienen sentido, tanto en pacientes como en nuestros propios compañeros", asegura una sanitaria del hospital Infanta Leonor. Aún cuando esta prueba -que atiende al código genético del virus-, tiene un porcentaje de acierto cercano al 90%, según el Ministerio de Sanidad, al personal no le salen las cuentas. La enfermera relata el caso de una compañera que estuvo de baja cuando una primera PCR señaló que tenía la Covid, "ahora se ha sometido a la prueba de serología y le ha salido negativo en todo".

Con este escenario, las propias direcciones de los hospitales han optado por curarse en salud. "Con el objetivo de potenciar la sensibilidad de los test serológicos para la Covid-19 que se han comenzado a realizar en nuestro hospital, informamos que se va a realizar otra técnica como complemento a la utilizada, a partir de ahora". El mensaje llegaba a los móviles de los trabajadores del hospital Severo Ochoa este lunes, una semana después de que Salud Pública centralizase el control por PCR de su plantilla. En concreto, el centro informaba de que la prueba empezará a combinarse con un control de quimioluminiscencia -un método que emplea transmisión de luz para detectar anticuerpos y hormonas ya empleado con el VIH-.

Este nuevo seguro pone de manifiesto que la confianza de los hospitales en las PCR es débil, como lo es la fiabilidad del escenario que presentan. La segunda parte del mensaje dejaba la cuestión fuera de toda duda: "Las extracciones de sangre continuarán progresivamente a todo el personal, pero no se van a comunicar telefónicamente los resultados de las mismas hasta ser evaluados con ambas técnicas". Del mismo modo, los resultados que hayan recibido los sanitarios la semana pasada no se incorporarán a su historial clínico... por ahora.

Las PCR no llegan a todos los sanitarios 

El delegado de Satse en el Hospital del Henares y Adjunto de Salud Laboral, Jesús García Ramos, asegura que en su centro tampoco se hacían de forma sistematica PCR a los profesionales salvo síntomas... y no en todos los casos. Pero las pruebas tampoco llegan a toda la plantilla ahora. "Desde el lunes pasado se están realizando test rápidos de anticuerpos y, en función del resultado, se hace PCR posterior o no", subraya El detalle pone de manifiesto un verdadero coladero para las estadísticas que maneja el Ministerio de Sanidad. Las pruebas basadas en antígenos tienen un porcentaje de acierto promedio del 30%, o lo que es lo mismo, una criba que aparta del testeo oficial a numerosos casos potenciales dentro de los hospitales. En un escenario de desescalada, esto supone obviar un agravante que podría retrasar el salto de fase. 

Los falsos diagnósticos en plantilla tampoco ayudan a aclarar el caos de cifras, como tampoco a paliar la angustia de los profesionales. "Hay gente que la ha pasado y han estado muy malitos, y que ahora están saliendo negativos en todo. Y otros que ni han tosido salen positivos", asegura David, un especialista de las Urgencias del hospital madrileño Severo Ochoa. Aunque el alivio duró poco, al principio a los profesionales les tranquilizó ese control regularizado desde el propio hospital. La situación de la que venían dejaba mucho que desear. Antes del pasado lunes, los profesionales interpretaban sus propios test rápidos y los de sus compañeros: "Hay varios manuales sobre la interpretación de esos anticuerpos, que nos tenemos que estudiar para nuestros pacientes, así que nos sirven para nosotros mismos". No toda la plantilla sabía analizar estos resultados. 

"Si por el puesto que desarrollas no te has tenido que estudiar la teoría, alguien tenía que interpretarlo para ti". En estos casos, y ante la falta de medios, los sanitarios han tirado de compañerismo (y trabajo extra): "En teoría, las enfermeras, celadores y TCAEs deberían ir a medicina laboral para que interpreten sus pruebas, pero nosotros estaremos más cerca, lo hacemos como favor y porque no nos cuesta nada". El baile de cifras sigue en plena desescalada. Los hospitales tocan madera para que el repunte no llegue antes de saber cuántos profesionales infectados tiene en sus filas. 

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