El Consejo de la Unión Europea, en sintonía con el Parlamento Europeo, ha alcanzado este martes un acuerdo provisional acerca de la nueva reglamentación de diseño ecológico. Tiene como fin el lograr que los productos sean más duraderos y fáciles de reparar, actualizar y reciclar en el futuro. La normativa fija varios requisitos que estos productos han de cumplir para alcanzar una mayor sostenibilidad desde su concepción hasta su llegada al mercado.
Alguno de estos requisitos son la utilización de menos recursos de energías y aguas hasta su producción, la creación de un "pasaporte digital de producto" o la prohibición de destruir ropa y calzado no vendido, entre otros. "El primer elemento que hace que un producto sea ecológico es el cerebro que lo diseña". afirma en un comunicado el minisro español de Industria y Turismo, Jordi Hereu y Boher, en su papel como representante del Consejo de la Unión Europea.
"Con el acuerdo alcanzado hoy queremos asegurarnos de que todas las dimensiones sostenibles de la fabricación de productos se tengan en cuenta desde la primera etapa de su concepción", añade. El reglamento aún debe ser aprobado por el Consejo (los países que integran la UE) y la Eurocámara. Reemplazaría de esta manera una directiva de 2009, ampliando el alcance y la práctica de la legislación actual, que se encuentra limitada únicamente a productos relacionados con la energía. De esta manera, establecerá normas de rendimiento e información para todo tipo de bienes comercializados en el mercado de la UE, incluidos el acero, los textiles, los muebles o los productos químicos.
Fuera del alcance de la reglamentación quedan los vehículos de motor, al estar ya reulados por otras normativas. Lo mismo sucede con los productos que tengan un impacto en la defensa o la seguridad nacional. La normativa faculta a la Comisión para fijar, siempre que sea necesario, las condiciones para la destrucción de los bienes no comercializados y aclara los ámbitos de las sanciones. La normativa regulará a su vez los mercados en línea.
La industria europea dispondrá de 18 meses desde la adopción del acto para adaptarse a los nuevos requisitos, aunque en algunos casos propiamente justificados, Bruselas podrá fijar fechas de apliación interior.
El pasaporte digital del producto
El reglamento, aplicable a todo tipo de productos, establece un marco de requisitos a varios bienes específicos con el fin de hacerlos, además de eficientes desde el punto de vista energético y de recursos, más duraderos, reutilizables y reciclabes. El Ejecutivo podrá proponer nuevos requisitos mediante actos delegados cuando nuevos productos o tecnologías así lo requieran.
Para fomentar la circulación y la segunda vida de los productos en el mercado, el reglamento fija un nuevo "pasaporte digital del producto" que proporcionará información sobre la sostenibilidad del mismo. Según el acuerdo, la Comisión gestionará un portal web que permitirá a los consumidores buscar la información incluida en este pasaporte de producto.
Más novedades en varios mercados
El acuerdo establece criterios de armonización de las sanciones en caso de incumplimiento de los requisitos de "ecodiseño", pero corresponderá a las autoridades competentes de los Estados miembros determinar qué sanciones deberán imponerse en caso de infracción.
La regulación prohíbe destruir textiles y calzado, aunque las microempresas quedarán libres de esta norma y las medianas se beneficiarán de 6 años de exención. La prohibición será aplicable dos años después de la etrada en vigor del reglamento, y la Comisión podrá introducir nuevas prohibiciones de destrucción de otros productos no vendidos mediante actos delegados.
Asimismo, el pacto armoniza las obligaciones de los mercados en línea con la Ley de Servicios Digitales, en términos de cooperación con las autoridades de vigilancia del mercado de los Estados miembros para garantizar que se respete la legislación europea en los productos vendidos en línea.La directiva actual de ecodiseño establece requisitos de eficiencia energética que cubren 31 grupos de productos. Según los cálculos de la Comisión, esta directiva ahorró 120.000 millones de euros en gastos de energía.
