Medidas correctoras o decisiones contundentes

Argentina, rugby, Maradona y racismo: el debate sobre las medidas ejemplares

La Unión Argentina de Rugby (UAR) optó por la vía rápida y la dureza a la hora sancionar de un modo contundente a tres jugadores que acababan de hacer historia después de derrotar a los All Blacks. 

El ex capitán de Los Pumas. Pablo Matera, pidió disculpas públicas por sus tuits racistas.
El ex capitán de Los Pumas. Pablo Matera, pidió disculpas públicas por sus tuits racistas.
La Información

No es muy conocido para el gran público porque sus resoluciones no tienen efectos mediáticos ni consecuencias políticas. Aun así, las sentencias del juez de menores Emilio Calatayud tienen su espacio reservado muchas veces en las páginas de los periódicos. Y también en los libros, como en "La última trinchera", de los periodistas Luis Fernando Rodríguez y Javier Álvarez. El magistrado entiende, como cualquier otro jurista, que el Derecho es el único elemento con el que cuenta un juez para impartir justicia. Pese a ello, en sus fallos apela más al sentido común que a la aplicación estricta de la ley. Elude castigar con mayor o menor dureza a los jóvenes delincuentes. Su metodología se basa en imponer medidas correctoras con el objetivo de que sirvan de escarmiento al menor para no reincidir. 

Sin miramientos, la Unión Argentina de Rugby (UAR) optó por la vía rápida y la dureza a la hora sancionar de un modo ejemplar a tres jugadores que acababan de hacer historia después de derrotar por primera vez a los All Blacks. Pablo Matera, hasta hace dos meses el capitán argentino, Guido Petti y Santiago Socino se convirtieron en los chivos expiatorios de una especie de complot por no haber rendido pleitesía a Maradona antes del ya histórico partido contra Nueva Zelanda. Pero lo que subyacía bajo esa condena eran los tuits racistas que ellos mismos lanzaron hace años en un lamentable error de juventud.

Con ese mismo nivel de autoexigencia, a lo mejor ese mismo futbolista no hubiera pasado un casting de valores para fichar por un club serio que se precie. Porque en su biografía figuran episodios muy chuscos que alguien pretende borrar con tipex para que sólo venga a la memoria del aficionado aquello de "barrilete cósmico, ¿de qué planeta viniste?" con su gol a Inglaterra. Cuando salieron a la luz los tuits escritos por los tres jugadores de rugby argentinos que no quisieron rendir pleitesía a Maradona, algunos de ellos de hace nueve años, la reacción en cadena fue fulgurante. Cualquier tiempo pasado fue anterior, que dirían los cómicos argentinos Les Luthiers. 

Nadie duda del carácter xenófobo o racista de las expresiones vertidas por el trío en las redes sociales apenas cumplida la mayoría de edad. Nadie duda tampoco de que ese tipo de reflexiones sean merecedoras de un castigo que sirva de ejemplo a futuras generaciones con ideas supremacistas metidas en la cabeza. Ahora bien, tras el rapapolvo federativo, resultó un tanto extraño que una de las primeras cosas que se vio obligado a hacer Matera y el resto el grupo fue reparar en público su error de no homenajear a Maradona como Dios manda o, mejor dicho, como mandan los responsables del rugby argentino. De la noche a la mañana se vio desposeído de la capitanía y fue tratado como un apestado

Nadie reparo en qué en aquella época Matera era un tipo rebelde, inmaduro y que acababa de perder a, su padre. La suma de estos factores da para hacer muchas tonterías a los 18 Años. El factor corrector del rugby hizo el resto y hoy en día es padre de familia y un tipo respetado

Los jueces suelen decir que una justicia lenta nunca es justa, pero tan acelerada, y sin tener en cuenta los atenuantes, da bastante vértigo. Aquellos que lo idolatraron, días después le arrojaron a los leones. No le tembló el pulso a la UAR para exhibir al mundo entero su falta de tacto cuando mostró su pulgar hacia abajo. Fue un juicio sumarísimo. Ni siquiera el arrepentimiento espontáneo, tal vez sin la contundencia que la ocasión lo requería, o el perdón se consideraron atenuantes. Se cumplía así otra de las profecías de Les Luthiers: "Tener la conciencia limpia es síntoma de mala memoria"

Ese aparente lavado de imagen que quiso hacer Matera quedó en entredicho cuando se enfundó de nuevo la elástica de Los Pumas. Y es que tirar del pelo por la espalda a un rival está muy lejos de encarnar los valores de respeto que exigió contra Nueva Zelanda cuando vio cómo pegaban a un compañero. Nadie dijo nada de esa acción tan sucia. Los valores no son de quita y pon. No se alude a ellos solo ante la adversidad. Se ponen de manifiesto ante cualquier circunstancia. O se respetan, o un jugador no puede ensuciar su boca al reclamar algo en lo que demuestra no creer fehacientemente. "Errar es humano -como dijeron también los cómicos argentinos-, pero echar la culpa a otros es mucho más humano". 

Australia, por ejemplo, cortó de raíz los mensajes homófobos de su estrella Israel Folau apartándolo de su selección. Eso sí, con un matiz. El jugador nunca se excusó por su actitud, e incluso emprendió acciones legales contra la Federación. El rugby, por desgracia, no es ajeno a los mensajes xenófobos o racistas. Aquí entra la labor educativa de base. No se trata de llamar a las puertas de los colegios para captar futuros jugadores, sino de exportar e implantar un modelo de conducta que, con algunos borrones, perdure en el tiempo. Parece más acertada la vía pedagógica adoptada a posteriori por la UAR, siempre que se aplique a todos por igual. Si aprovechan esta segunda oportunidad y quieren volver a enfundarse la albiceleste, a los tres jugadores se les ha puesto como condición la realización de varias tareas que se asemejan mucho a las sentencias del juez Calatayud. 

Se trata, en síntesis, de participar en cursos de seis horas con el objetivo de tomar conciencias de dónde surgen los prejuicios y las consecuencias que tienen en las relaciones personales. Como añadido, dentro del programa Rugby 2030, tendrán que grabar un vídeo con contenido formativo. A nadie se le escapa el daño que provocó para la imagen del rugby argentino la muerte hace justo ahora un año del joven Fernando Báez Sosa tras una disputa en la que mediaron puñetazos y patadas a la salida de una discoteca. El caso aún no ha sido juzgado. En el banquillo de los acusados se sentarán diez jóvenes con edades comprendidas entre los 18 y los 20 años, esto es, la misma que tenían los tres jugadores expedientados cuando escribieron sus tuis xenófobos. 

Todos eran jugadores de rugby. La mayoría militaba en el Club Náutico Arsenal Zárate, salvo uno de ellos, el considerado líder del grupo, que lo hacía en el Club Atlético de San Isidro (CASI), uno de los equipos punteros en Argentina. Habrá que ver la ejemplaridad que quieran dar los jueces al asunto, pero alguno de ellos puede ser condenado a cadena perpetua. Las grabaciones de las cámaras de seguridad del local les dejan en muy mal lugar para defenderse. 

Casualmente, la persona que dirige el proyecto Rugby 2030 promovido por la UAR es alguien que no tiene nada que ver con este deporte. Se trata del abogado español especializado en violencia juvenil Raúl Calvo Soler que, según su perfil en Linkedin, es profesor en la facultad de Derecho en la Universidad de Girona. En una entrevista en Infobae sostiene que el foco hay que ponerlo en la pedagogía que se aplica en el rugby. Así, de cara a evitar episodios como los de los ya famosos tuits, su plan incluye la difusión a niños de entre diez y doce años de programas de identificación de estereotipos discriminadores. "Les vamos a enseñar a observar y a observarse para hacer frente a esos estereotipos o a no caer en ellos", explica Calvo Soler pretende también eliminar la costumbre que aún rige en muchos clubes de destinar los últimos quince minutos del entrenamiento a hablar de valores. 

En su opinión, esa práctica "ni vale ni va a servir" a una generación porque son valores "de hace quince años, y lo que necesitamos es hablar más de competencias que de valores". Es en ese momento de la entrevista cuando se refiere a lo ocurrido con el ex capitán de Los Pumas y a su ya célebre charla con el árbitro ante Nueva Zelanda. "Cuando Matera le dice `acá falta el respeto, y yo pongo el respeto´, y todo eso. Y el árbitro le dice `Pablo, yo te necesito como capitán liderando a tu equipo, no pegándote con el equipo contrario´. Esa es la expresión del gran cambio formativo que nosotros queremos poner sobre la mesa. Matera responde a la lógica del siglo pasado, la lógica de los valores, (…) ¿Y qué le pide el árbitro a Matera? Le pide una competencia, que es el liderazgo, y no el valor del respeto". 

Una reflexión bastante discutible. A vueltas con las comparativas con el mundo del fútbol, al jugador del Manchester United Edinson Cavani se le ocurrió hace unos días responder a un tuit de un fan que hacía halagos a su persona con la frase "gracias, negrito". La Federación Inglesa de Fútbol entendió que el mensaje era "insultante" por sus tintes racistas y le sancionó con tres partidos y una multa de 110.000 euros. De nada sirvió ni su arrepentimiento ni sus explicaciones. Cavani insistió en vano en el significado afectivo que tiene la palabra "negrito" en Uruguay, su país de origen. Ni siquiera convenció a nadie cuando acudió al diccionario de la Academia Nacional de las Letras de Argentina donde la acepción viene recogida como "tratamiento de confianza que reemplaza al nombre de pila, y que se usa para llamar, pedir atención o dirigir la palabra".

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