Los alimentos registraron en febrero la menor subida desde enero de 2022, justo antes de que Putin iniciase la guerra de Ucrania, el conflicto que más impacto ha tenido en la evolución de los precios de estos bienes. Los alimentos y las bebidas no alcohólicas registraron un incremento del 5,3% en el último mes, lo que supone una moderación relevante respecto a la tasa del 7,4% interanual anotada al inicio de 2024. Este comportamiento ha llevado al Índice de Precios al Consumo (IPC) al 2,8%, el que se sitúa por debajo del 3% por primera vez en medio año, gracias al comportamiento de los alimentos y a la caída de los precios de la electricidad.
El Instituto Nacional de Estadística (INE) apunta a que la estabilización de los precios de los alimentos se debe, fundamentalmente, a la caída del coste de las legumbres, las hortalizas y la carne -las cuales aumentaron el mismo mes de 2023- y a que el alza del precio de la fruta, el pan, los cereales, el agua mineral, los refrescos, zumos de frutas y vegetales han sido inferiores a los registrados en el periodo de referencia. Algunos de estos productos mantienen la rebaja del IVA puesta en marcha por el Gobierno para responder a las tensiones generadas por la invasión rusa de Ucrania, una medida que el equipo de Pedro Sánchez ha decidido mantener hasta junio.
Por el contrario, el Gobierno de coalición decidió retirar las rebajas a la factura de la electricidad, lo que se puso de manifiesto en la escalada de los precios de este bien anotada en enero. Si bien en el último mes ha sido uno de los elementos que han contribuido a moderar la tasa de inflación, como destaca el Ministerio de Economía, Comercio y Empresa. "En este importante descenso ha sido clave también la bajada del precio de la electricidad" destaca el departamento que dirige Carlos Cuerpo. En cambio, crecieron los precios de los carburantes y lubricantes para vehículos un 2,4% así como los precios del transporte combinado de pasajeros; los dos evolucionaron a la baja en febrero de 2023.
La tasa de variación de la inflación subyacente, la que excluye del cálculo la evolución de los alimentos frescos y los productos energéticos por ser los más volátiles, se situó en el 3,5% en febrero. Este es su nivel más bajo en casi dos años, a pesar de anotar un leve incremento respecto al dato adelantado por Estadística el pasado 29 de febrero, en el que se apuntaba a un crecimiento del 3,4%. No obstante, mantiene su tendencia hacia la moderación iniciada en enero (3,6%) y registra su tasa más baja desde marzo de 2022, siendo este indicador el que toma el Banco Central Europeo (BCE) como guía para diseñar su política monetaria, es decir, para poder bajar los tipos de interés.
Mientras que el Índice de Precios al Consumo Armonizado (IPCA) se sitúa en el 2,9%, esto es, seis décimas por debajo de la del mes de enero. Esta es la referencia que toma Eurostat para llevar a cabo la comparativa entre los países de la Unión Europea. En enero, España había perdido competitividad frente a otras economías al dar cuenta de un incremento del IPCA al inicio de 2024, una tendencia que se invierte. La unión monetaria se situó en el 2,6% de media, según los datos provisionales de febrero.
La comparativa intermensual -febrero respecto a enero- arroja un incremento del IPC del 0,4%, una décima más que lo apuntado por el INE en el avance de febrero. El indicador se ha visto aupado por el aumento de los precios de los carburantes, de los servicios de alojamiento, de la restauración y los paquetes turísticos. Al tiempo que el IPCA ha registrado una variación semejante, del 0,4%. "Esta reducción sostenida de la inflación, está permitiendo mejorar el poder adquisitivo de las familias y la competitividad de las empresas españolas" ha celebrado Economía, un día después de dar por perdidos los Presupuestos Generales del Estado de 2024 y con el tablero político agitado.
