El IPC ya está en el 4%

El BCE estrecha la vigilancia a España por el alza descontrolada de la inflación

Temor en Frankfurt a que la persistencia de las tensiones en los precios energéticos termine filtrándose al conjunto de la economía vía salarios y márgenes empresariales y atenace la recuperación española.

Christine Lagarde augura un euro digital antes de 2025.
La presidenta del BCE, Christine Lagarde.
ECB / Archivo

La evolución de la inflación en los últimos meses ha vuelto a poner a España en el punto de mira. El Banco Central Europeo (BCE) está empezando a monitorizar con especial preocupación la dinámica de los precios en el país después de que la tasa interanual del IPC escalara el pasado mes de septiembre  hasta el 4% - su nivel más alto en 13 años - y a la luz de un histórico que presenta a España como un territorio con una especial propensión a convertir los 'shocks' coyunturales de precios en inflación estructural, según advierten fuentes de la institución con sede en Frankfurt.

Pese al repunte de la inflación en la eurozona hasta el 3,4% - más de un punto por encima de ese nivel del 2% cuya preservación constituye el principal mandato del BCE -, la presidenta de la entidad, Christine Lagarde, ha querido enviar esta semana un mensaje de calma a los mercados bajo el argumento de que se trata de un episodio de naturaleza coyuntural ante el que resulta clave no sobrerreaccionar, especialmente por la incertidumbre que la actual situación genera respecto al horizonte esperable durante el que se matendrá la actual política monetaria. De puertas para adentro, sin embargo, preocupa que la persistencia en el tiempo de estas tensiones sobre los precios - que las fuentes consultadas admiten que ya se están prolongando por más tiempo del esperado - haga que aparezcan los temidos efectos de segunda ronda y que se filtren al conjunto de la economía ya sea vía demandas salariales o vía adaptación de los precios de los productos a los mayores costes derivados por ejemplo de la factura energética.

"Vemos un riesgo de que esas tensiones temporales se hagan permanentes y ese riesgo es mayor en España", aseguran estas fuentes, en referencia a esos célebres efectos de segunda ronda que el hoy vicepresidente del BCE, Luis de Guindos, trató de desactivar en su día con la Ley de Desindexación de la Economía, cuyo principal objetivo fue desenganchar de la referencia del IPC un largo inventario de precios, referencias y tasas públicas. Los datos no indican por el momento que el repunte de la inflación se haya trasladado a la evolución de los salarios pactados en convenio, pero los sindicatos ya han comenzado a meter presión sobre las futuras revisiones salariales a cuenta de la evolucion del IPC, a partir del año que viene la evolución de las pensiones va a volver a depender por ley del IPC y los sindicatos también están negociando una subida salarial para los funcionarios sobre la base de la absorcion del impacto del IPC y el mantenimiento del poder adquisitivo. Señales que hacen temer un traslado a corto plazo de las tensiones inflacionistas hasta ahora limitadas a las rúbricas energéticas a la economía.

El IPC ha empezado a mostrar señales inquietantes en ese sentido. Hasta hace apenas un par de meses y a pesar de que el índice general de precios se había disparado en términos anuales desde el 0% en que estaba en febrero hasta el 4% del último dato del pasado mes de septiembre, la inflación subyacente había venido mostrando un perfil plano, que contribuía a analizar el episodio como algo limitado. Sin embargo, desde el pasado mes de julio el IPC subyacente, que muestra la evolución de la parte más estable de la cesta de la compra, se ha acelerado desde el 0,2% hasta el 1% anual, su nivel más alto en un año.

Varios de los analistas consultados para la elaboración de esta información observan este repunte de la inflación subyacente más como la reacción natural de los precios a un contexto de recuperación económica que como un indicio de la aparición de los primeros efectos de segunda ronda, y sin embargo no desprecian el riesgo de que esas tensiones acaben filtrándose a la economía. El Banco de España ya advirtió en su último informe trimestral sobre la economía española de que "no puede descartarse una mayor persistencia en función del grado de traslación por parte de las empresas de los aumentos de costes a sus precios finales y por parte de los trabajadores de estos incrementos de precios a sus demandas salariales". Gregorio Izquierdo, director general del Instituto de Estudios Económicos, ya señala la inflación como uno de los factores que puede actuar de freno sobre el vigor de la recuperación económica en la última parte del año. No es el único.

El riesgo de las expectativas sobre la evolución de la inflación

Uno de los elementos que más preocupan en Frankfurt es que el drenaje de las tensiones de precios en los mercados energéticos y de materias primas sobre el conjunto de la economía acabe alterando las expectativas sobre la evolución futura del IPC. Hasta la fecha, el BCE ha venido trabajando sobre la base de una tasa de evolución de los precios en las economías del euro a cinco años vista del 1,8%. A día de hoy, el IPC se ha disparado en España hasta el 4%; en Alemania, hasta el 4,1%; en Francia, al 2,7%; y en Italia, hsta el 3%. Si estas tasas se consolidan en el tiempo, advierten desde el BCE, la presión sobre el banco central para que dé un giro a las políticas monetarias que se vienen aplicando desde el año 2014 y empiece a subir los tipos interés serán insoportables... y las consecuencias para países sobreendeudados como España no serían irrelevantes.

El principal problema, advierte uno de los expertos consultados, es que los defensores de las ortodoxia  aprovechen este episodio para exigir una aceleración en la 'normalización' de la política monetaria y ésta se active antes de tiempo o de una forma más rápida respecto a lo que sería aconsejable. La hoja de ruta actual del BCE no augura una subida de los tipos de interés hasta el entorno de 2024, pero nadie duda de que un repunte inesperado de la inflación obligaría a Frankfurt a variar su hoja de ruta.

Y ahí aparecerían los riesgos. Riesgos por el exceso de deuda en el mercado, que obligaría a los agentes a discriminar entre los títulos de unos y otros países de una forma mucho más evidente que ahora; riesgos por la probable reducción del valor de los activos que acarrearía, lo que impactaría directamente sobre el balance de las entidades financieras; y como consecuencia de ello riesgos para el normal flujo de financiación desde la banca hacia la economía, en un momento, además, en que los balances de las entidades arrastran aún el duro castigo de la fase pandémica. Una sucesión de acontecimientos que tendría tintes de pesadilla.

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