El Gobierno ha empeorado dos puntos su previsión de PIB para este año desde la que formulara en primavera, justo después de lo más duro del confinamiento, y ha llevado su expectativa de caída de la economía desde el 9,2% de entonces a un desplome bastante más profundo del 11,2%. La vicepresidenta de Asuntos Económicos, Nadia Calviño, ha atribuido esta revisión a que el crecimiento se comportó peor de lo esperado por el Gobierno durante el segundo trimestre del año, en el que las medidas de confinamiento provocaron un parón económico que bloqueó la economía durante semanas y otorgó a España el dudoso honor de ser la economía desarrollada que más ha sufrido el efecto de la crisis sanitaria.
La vicepresidenta ha querido recalcar como contraste que según sus datos el crecimiento se ha acelerado de manera significativa durante el tercer trimestre del año (en torno a un 13% intertrimestral), pese al fiasco de la campaña turística, y que las medidas puestas en marcha por el Gobierno han impedido un desplome mucho mayor de hasta el 25% en la economía y la destrucción de tres millones de puestos de trabajo.
También ha dejado un 'recadito' a la Comunidad de Madrid. Calviño ha asegurado que el impacto económico de los rebrotes ha sido puntual y limitado en las comunidades autónomas que han conseguido ponerlos bajo control, y que el comportamiento de la economía en los próximos meses dependerá de manera crítica de que la crisis sanitaria sea controlada.
La previsión del Gobierno se alinea con las previsiones publicadas hace unas semanas por el Banco de España, que previó una caída del PIB en un rango de entre el 10,5% y el 12,6% en función de la capacidad del país para controlar los rebrotes de esta segunda oleada de la Covid-19, y se sitúa en la banda más optimista del consenso de los analistas, que en conjunto auguran una caída del 12% dentro de una banda que va del 10% al 14%.
De cara al próximo año, los analistas del Gobierno han 'pintado' una expectativa de crecimiento del 9,8%, descontando que serán capaces de ejecutar hasta 25.000 millones de euros de los fondos europeos y filtrar sus benefactores efectos sobre el tejido productivo. Un presupuesto optimista que parte de una base realista, que el PIB sin este impulso crecería un 7,2%, en línea también tanto con la opinión del Banco de España como con lo que constituye el consenso de los analistas, en una prueba de que el Ejecutivo ha decidido acomodar sus previsiones a la opinión mayoritaria. Al menos, en lo que a las expectativas de crecimiento se refiere porque el barniz de optimismo que siempre suele impregnar las previsiones gubernamentales sobre el comportamiento de la economía en los momentos de crisis existe y se ha volcado esta vez sobre las expectativas del mercado de trabajo y de evolución de la tasa de paro.
El Gobierno estima que el máximo de la tasa de paro en España se alcanzará este año 2020 con un pico del 17,1% y que el año que viene empezará ya a caer ligeramente hasta el 16,9%. Las expectativas del Ejecutivo chocan en este caso de frente con las previsiones de los analistas que prevén para este año una tasa de paro más próxima al 18% e incluso un repunte durante el año que viene en el momento en que el Gobierno levante la red de protección de los ERTE, que hace apenas una semana se prorrogó hasta el próximo 31 de enero. Los escenarios de los analistas llevan la tasa de paro hasta el 20%.
La diferencia entre el planteamiento del Gobierno y el consenso de los analistas e instituciones internacionales se deriva de su posición respecto a los ERTE. Mientras el Gobierno mantiene la expectativa de que buena parte de las plantillas 'hibernadas' gracias a este instrumento acabarán incorporándose al empleo en cuanto pase lo peor de la crisis, analistas e instituciones internacionales dan por descontado de la gran mayoría de ellos acabarán en el desempleo. Es más, entienden que una parte no pequeña de los trabajadores y trabajadoras que se han reincorporado a la actividad de manera parcial o total acabarán también en el paro en el momento en que pierdan su efectividad las medidas punitivas establecidas por el Gobierno al principio de la crisis para evitar despidos.
De hecho, la principal discrepancia entre las previsiones presentadas este martes por el Gobierno, que darán sostén a su proyecto de Presupuestos para 2021, y las del grueso de los analistas se concentran sobre todo en el comportamiento del mercado de trabajo. El Ejecutivo espera que el año que viene el número de empleos equivalentes a una jornada a tiempo completo en España crezca el 5,6%, una evolución que solo comparten dos de los 20 analistas que vuelcan sus previsiones en el panel de Funcas. El consenso de éstos es que el crecimiento del empleo será mucho más modesto, del 3,5%, y hay analistas que incluso esperan que no haya mejora en 2021.
La vicepresidenta sustenta su confianza en estas previsiones en varios factores. Calviño ha incidido este martes en que los indicadores de frecuencia diaria que manejan indican que los rebrotes solo tienen un impacto muy relativo sobre la economía cuando se toman las medidas adecuadas para contenerlos y que, por tanto, no tienen por qué convertirse en un factor que ensombrezca las expectativas de crecimiento del país. También en el impacto positivo de los fondos europeos, con cuyo efecto aspira no solo a mejorar la recuperación de la economía en 2021 sino también a generar en torno a 400.000 puestos de trabajo el próximo año. Y, además, en la evidencia de que hay comunidades autónomas que ya han recuperado el 90% de la actividad perdida por la crisis, entre las que ha mencionado de manera expresa a Cantabria, Navarra o la Región de Murcia.
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