CEOE convenció al PDeCat frente al PNV para frustrar la contrarreforma laboral

  • El vicepresidente de Relaciones con Las Cortes de la patronal, Josep Sánchez Llibre, ha sido clave en las negociaciones con los grupos nacionalistas.
Josep Sánchez Llibre, tras ser elegido nuevo presidente de Foment del Treball, la principal patronal catalana. EFE/Toni Albir
Josep Sánchez Llibre, tras ser elegido nuevo presidente de Foment del Treball, la principal patronal catalana. EFE/Toni Albir

La CEOE se movió entre bambalinas en intensas negociaciones con el PDeCAT y el PNV para evitar que la Diputación Permanente del Congreso de los Diputados respaldase el preacuerdo alcanzado entre el Gobierno y los sindicatos que derogaba la reforma laboral de 2012. La ‘operación de zapa’ fue dirigida por el presidente de la patronal catalana Foment y vicepresidente de la propia CEOE, Josep Sánchez-Llibre, quien se ha convertido en el dirigente de la organización empresarial con mayor capacidad de influencia dentro del grupo que preside Antonio Garamendi.

La ministra de Trabajo, Magadalena Valerio, tiró definitivamente la toalla de la pretendida contrarreforma del mercado de trabajo el pasado viernes después de comprobar que la formación independentista catalana no estaba dispuesta a secundar el proyecto en Las Cortes. La negativa del PDeCAT ha resultado finalmente decisiva porque la posición del PNV era bastante proclive, sin embargo, a pactar cuando menos una ‘solución light’ que salvara la cara del Gobierno ante los sindicatos mediante la involución de algunos de los aspectos básicos de la normativa aprobada por la exministra del PP, Fátima Báñez.

El PNV defendía la recuperación de la ultraactividad de los convenios que implicaba devolver la negociación colectiva al ámbito de poder de los dos principales sindicatos de clase, UGT y CCOO. Los nacionalistas vascos estaban por la labor de recuperar la prórroga automática de los convenios vencidos, lo que facilitaba la posición negociadora de las centrales sindicales con sus respectivas organizaciones patronales. Para la CEOE la vuelta a la ultraactividad suponía un revés difícil de encajar y hubiera supuesto una derrota en toda regla para la nueva dirección de la primera organización empresarial del país.

Consciente del conflicto interno que podría declararse en el seno de la CEOE el vicepresidente encargado de las Relaciones con Las Cortes ha desplegado sus mejores oficios en una ronda de contactos políticos orientados a bloquear cualquier iniciativa parlamentaria por parte del Gobierno. Sánchez-Llibre llevaba tiempo preparando el terreno sabedor de su ascendente como antiguo portavoz de CiU en el Congreso de los Diputados y consciente además de que la CEOE jamás  participará en una negociación de diálogo social en la que los empresarios no tienen nada que ganar.

La convocatoria electoral de Ximo Puig

De hecho el Gobierno abordó la contrarreforma laboral con los sindicatos a espaldas de la CEOE, legitimando a la patronal para reorientar su estrategia y tirar claramente por elevación en el plano político, toda vez que el decreto-ley que estaba siendo preparado  por el Ministerio de Trabajo debería ser convalidado posteriormente por el Congreso de los Diputados. Pedro Sánchez necesitaba una mayoría de 33 miembros de los 65 que componen la Diputación Permanente, el órgano de guardia parlamentario que actúa en situaciones como la actual, cuando Las Cortes han quedado disueltas.

La manifiesta fragmentación del arco parlamentaria acotaba el margen de maniobra del Gobierno socialista que estaba obligado a sumar el apoyo de los dos representantes del PDeCAT y del PNV, Carles Campuzano y Aitor Esteban, respectivamente. El grupo catalán rechazó de plano el planteamiento oficial haciendo valer los argumentos de la CEOE y poniendo también de relieve la inconveniencia de desmontar la principal normativa laboral en España durante un periodo de transición parlamentaria y con unas elecciones legislativas a la vuelta de la esquina.

Los objetivos empresariales catalanes han prevalecido esta vez sobre los intereses de conveniencia que posibilitaron el vuelco gubernamental tras la moción de censura de finales de mayo del pasado año. Ni las circunstancias ni las ambiciones políticas corren ahora en el mismo sentido de entonces y Sánchez LLibre ha sabido aprovechar la situación para privar al Gobierno de uno de sus teóricos grandes aliados. El otro, el PNV, se movía en un escenario mucho más ambiguo, tratando de asegurar contrapartidas políticas que finalmente tampoco se han hecho efectivas.

En cualquier caso y para prevenir una potencial mayoría de la Diputación Permanente a favor de la contrarreforma, el vicepresidente de la CEOE hizo valer también su ascendente sobre el representante de Compromís, Joan Baldoví. La repentina decisión del presidente valenciano, Ximo Puig, anticipando las elecciones en la comunidad autónoma sin contar con sus socios de gobierno implicó automáticamente el rechazo de la coalición nacionalista al proyecto que con tanto afán ha estado perfilando estos meses atrás el Ministerio de Trabajo en colaboración con las dos grandes centrales sindicales.

La contraarreforma laboral servirá ahora de bandera en el programa electoral del PSOE, por lo que la CEOE sigue alerta y a la expectativa del nuevo equilibrio de fuerzas que pueda surgir tras el 28-A. Como señalan en el seno de la organización empresarial, "la primera batalla se ha ganado, pero la guerra aún no ha terminado". Eso sí, Sánchez Llibre se ha apuntado un nuevo triunfo en el seno de la comisión ejecutiva de la CEOE refrendando el valor y la importancia que tiene el anclaje del empresariado catalán dentro de la actual estructura de mando de la cúpula patronal española.

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