La sombra de la desaceleración

El consumo de luz baja un 3% en 2022 para registrar su peor dato en once años

La caída de la demanda eléctrica no es un buen indicio para la economía del país, ya que refleja un desplome de la actividad de la industria y del resto de empresas por los precios disparados de la energía.

Vista de las cuatro torres de Madrid sin iluminación.
Vista de las cuatro torres de Madrid sin iluminación.
Alejandro Martínez Vélez / Europa Press

El consumo de luz caerá este año a su nivel más bajo en los últimos 11 años como consecuencia de los altos precios. La demanda de electricidad es uno de los termómetros para medir la actividad económica y con este fuerte descenso llega el escenario de un bajo o nulo crecimiento de la economía.

En concreto, los datos de Red Eléctrica consultados por este medio muestran un retroceso de la demanda eléctrica nacional del 3% en comparación con el ejercicio precedente, hasta 249.400 gigavatios hora (GWh). La cifra es incluso inferior al año de la pandemia (250.051 GWh), con la mayoría de la actividad económica parada para frenar la propagación de la covid-19. 

Destaca también que octubre de este año se gastó menos luz que en junio de 2020, cuando se empezaba a recuperar poco a poco la normalidad tras el estallido de la pandemia. Una caída de este tipo en el consumo eléctrico revela los parones de las fábricas o su disminución de la producción y también el mayor ahorro por parte de los hogares. El retroceso empezó a notarse cada vez más una vez iban pasando los meses desde el inicio de la invasión de Rusia a Ucrania en febrero.

De hecho, a principios de este año y antes de que las tropas rusas atacaran el país, la Asociación de Empresas con Gran Consumo de Energía (Aege) ya hizo una dura advertencia. Hablaba de "peligro de supervivencia" tras pagar por la luz más del doble que en Francia. En concreto, las empresas asociadas a la patronal, que suponen más del 10% del consumo eléctrico nacional, cerraron el año pasado con un sobrecoste de suministro que superó los 1.500 millones de euros frente a sus competidores europeos.

Vuelta a los ERTE

Este año la situación ha ido un paso más allá y empresas como ArcelorMittal se han visto obligadas a acudir de nuevo a los Expedientes de Regulación Temporal de Empleo (ERTE). La industria acostumbraba a producir por la noche, cuando los precios eran más baratos, pero con el tope al gas a la generación eléctrica se le ha dado la vuelta a los hábitos de consumo y ha tenido que reducir turnos.

En concreto, durante el día se produce una mayor generación con renovables, sobre todo solar y eólica, lo que hace que el precio de la electricidad baje, mientras que por la noche sube al aumentar la producción con los ciclos combinados -las centrales que usan gas-. Desde Aege denuncian así que esta nueva coyuntura ha alterado los turnos de producción de sectores como el siderúrgico, "muy modulantes", y que antes desplazaban consumo de las horas de punta del día para trabajar más en las horas valle de la noche.

"Las expectativas de precio para el 2023 son aún peores que las de este año"

"Las expectativas de precio para el 2023 son aún peores que las de este año. Si sumamos el sobrecoste del mecanismo de compensación la factura estará por encima de la de este año. Solo en coste de mercado hablamos de precios que pueden superar los 250 euros el megavatio hora (MWh) en algunos trimestres", señala a La Información el director general de Aege, Pedro González. 

González va más allá  y lanza un duro aviso. "El próximo año se presenta extremadamente difícil para mantener la actividad industrial si no se adoptan medidas que equiparen las condiciones de precios de nuestros consumidores electrointensivos a las de sus competidores europeos. La incertidumbre continúa siendo elevada y esto hace que las expectativas no sean buenas", subraya.

Bajo este contexto de elevada incertidumbre a nivel global, la economía española se frenó algo más de lo previsto en el tercer trimestre del año. El PIB se estancó con un crecimiento de apenas el 0,1% entre julio y septiembre en relación al trimestre previo, frente al 0,2% que se había calculado inicialmente y muy por debajo del 1,5% que llegó a avanzar entre abril y junio. 

Además del bajón productivo, también han influido las medidas de ahorro energético impulsadas por el Gobierno en verano y que se vienen aplicando en comercios y edificios públicos, como el límite de la temperatura del aire acondicionado y el apagado de escaparates. Desde el 10 de agosto, edificios públicos y comercios tienen que cumplir con límites de temperatura y apagar sus luces por la noche.

En concreto, mediante el Plan de choque de ahorro y gestión energética en climatización elaborado por el Ministerio para la Transición Ecológica, se limita a 27 grados el uso del aire acondicionado en verano y a 19 grados la calefacción en invierno en edificios públicos, espacios comerciales y grandes almacenes, infraestructuras de transporte (aeropuertos y estaciones de tren y autobús), espacios culturales y hoteles, mientras que a partir de las 22:00 horas se deben apagar las luces de escaparates y edificios públicos. Todas estas medidas estarán en vigor hasta el 1 de noviembre de 2023.

Pero no solo ha bajado el consumo de luz en España, sino también el del gas. La demanda convencional de gas natural, destinada al consumo de hogares, comercios e industrias, ha descendido un 21,4% este año en comparación con el anterior, con 226.400 GWh, según datos publicados por Enagás. Por el contrario, la demanda de gas del sector eléctrico ha terminado el ejercicio totalmente disparada por la generación de electricidad a través de los ciclos combinados. Ha crecido un 52,6%interanual, hasta los 138.000 GWh, lo que supone el valor más elevado desde 2010.

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