“Estabilidad y unión europea”

El principal legado económico de Angela Merkel para 2022 es unir a los europeos

Su salida del Gobierno ha sido el gran acontecimiento en Alemania de 2021. En una época en la que se habla del poder masculino, resulta que la persona más poderosa de Europa desde 2005 ha sido una mujer.

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El principal legado económico de Angela Merkel para 2022 es unir a los europeos.
EFE

Un reportero español estaba haciendo cola en el cajero del super en Berlín y de repente se volvió por casualidad y se encontró una cara conocida. No podía ser. Volvió a mirarla y sí: era esa señora rubia, muy rellenita, con cara redonda y ojos azules. Angela Merkel. Empujaba su carrito y hacía la compra. Al reportero le extrañó que nadie se le acercase pero le explicaron más tarde que allí se solía respetar mucho la vida privada de los alemanes, y más aún la de Angela Merkel, una persona que llegaron a llamar su “mutti”, su mami. (de Mütter, madre)

Los dos grandes acontecimientos en Alemania en 2021 han sido las riadas que se llevaron a más de cien vidas, y la salida de Merkel del gobierno. Merkel, o “la Merkel”, como gusta decir a los españoles, ha estado gobernando Alemania con su partido de centro derecha, CDU, unida en eterna coalición con los conservadores bávaros de la CSU, y de vez en cuando con los socialdemócratas del PDS. Si se pudiera añadir una estrofa al himno de Alemania que decía “sobre todo en el mundo” (über alles) habría que decir que “estabilidad y unión europea, sobre todo”.

Merkel ha sobrevivido a tres presidentes de España, cuatro presidentes estadounidenses, cuatro presidentes franceses, cinco primeros ministros británicos y ocho primeros ministros italianos. Todos ellos hombres. El matriarcado al poder. En una época en la que se habla del poder masculino, resulta que la persona más poderosa de Europa desde 2005 ha sido una mujer. Por si fuera poco, la presidenta actual de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, es protegida de Merkel: fue ministra de Familia, Trabajo y luego de Defensa con Merkel (la primera ministra de Defensa de Europa).

¿Cuál es el legado económico de Merkel para la Europa de 2022?

1. Europa y el euro “über alles”. La idea que los europeos tenían de Alemania era que los teutones ponían en primer lugar sus intereses, y hacían las reglas de la UE para su propio beneficio. Puede ser, pero es que da la casualidad que Alemania se convirtió en el país más poderoso de Europa y le tocaba liderar la unión de diferentes países, la ampliación al este, el mercado único y el lanzamiento del euro. Merkel ha hecho todo lo posible por mantener unida a Europa y no expulsar a ningún país del euro. Es uno de sus principales legados porque la fortaleza económica de la UE está en su mercado único y en el euro, una de las monedas más poderosas del mundo. “Es cierto que, al final, ella fue la responsable de mantener unida a la eurozona porque si Grecia hubiera salido no creo que hubiera sido posible mantenerla unida”, dijo a una periodista de la BBC el que fue el ministro de Finanzas de Grecia, Yannis Varoufakis. Al ministro de Economía de Francia, Bruno Le Maire (verdadero padre de los fondos Covid) no le costó mucho convencer a Merkel que los países ricos tenían que ayudar a los más pobres de Europa con dinero para que superasen la crisis económica producida por la pandemia. Merkel entendió pronto que era una forma de crear unidad europea. ”Ella demostró ser capaz de tomar decisiones en contra de la forma de pensar actual en Alemania, y a favor de una mejor integración y una mejor eficiencia del continente europeo”, dijo Le Maire a la periodista de la BBC. Merkel entendió en la crisis del coronavirus que si España e Italia se ahogaban económicamente, el futuro del mercado único de la UE se desmoronaría. Un mensaje que han entendido los países más golpeados por la pandemia.

2. Mecanismos de salvamento del empleo. Merkel superó la crisis financiera de 2008 y su la economía alemana no se derrumbó porque Merkel puso en marcha un sistema parecido a los ERTEs españoles, que evitaron el desempleo en masa. Consistió en que parte del salario de los trabajadores los pagaba el estado alemán, con lo cual se sostuvo la maquinaria del país. Asimismo, en la crisis del 2008 prometió a los alemanes que sus bancos no caerían en la bancarrota y que asegurarían los ahorros. Es lo mismo que se ha hecho durante la crisis del coronavirus en Alemania y en el resto de Europa, cuando cientos de miles de empresas tuvieron que cerrar sus puertas, pero se han mantenido gracias al apoyo económico del Estado y de la UE. Las empresas mantenían los contratos, pero quien pagaba era el estado. Ese legado ejemplar demostró ser una fórmula eficiente para las próximas crisis y pandemias para todos los países de la UE. Ese es un legado que las familias medias europeas le agradecerán de por vida.

3. Fondos Next Generation y más presupuesto. La gran diferencia entre las crisis de 2008 y la de 2020-21 es que en aquella ocasión Alemania obligó a varios países a poner en marcha duras reformas económicas si querían recibir ayudas, y ahora ha facilitado los fondos sin exigir los mismos sacrificios. Por ejemplo, en el caso de España, obligó al presidente Rodríguez Zapatero en 2010 a recortar gastos y emprender una reforma laboral, pues en caso contrario España podría ser expulsada del euro. Y a Grecia le obligó a someterse a la visita de los llamados “hombres de negro” que supervisaron las reformas para que este país pudiera recibir ayudas. Ahora es diferente porque Merkel ha sido la primera en presionar al Banco Central Europeo y a la UE para ampliar el presupuesto común, y para aprobar nuevos presupuestos de la UE y además los fondos Next Generation. Objetivo: ayudar a los países a remontar el parón económico por culpa del confinamiento. Los fondos en general contarán con 1,2 billones de euros de presupuesto de la UE aportado por los países entre 2021 y 2027, y fondos Next Generation por valor de 806.000 millones de euros, que se cubrirán mediante un mecanismo de endeudamiento a pagar de aquí a 2058. En el caso de España, le han correspondido 140.000 millones de euros, de los cuales la mitad son subvenciones, es decir, no se tienen que devolver. Los países lo tendrán que invertir en digitalización, luchar contra el cambio climático, desarrollo rural, eficiencia energética, conectividad y trasmisiones, procesadores, formación de trabajadores…

4. Una liberal de izquierdas. Mucha gente define a Merkel como una cristianodemócrata que desea más estado de bienestar y que el salario mínimo siga subiendo. La prueba es que nombró como ministro de Trabajo en 2008 a Olaf Scholz, líder del Partido Socialdemócrata. En 2018 le nombró ministro de Finanzas y vicecanciller. Fue ganador de las últimas elecciones (hoy es el canciller). A diferencia de la coalición que gobierna España, la alianza Merkel con los socialdemócratas ha funcionado sin aparentes contradicciones ni discusiones desde 2008. En algunos momentos, se ha aplicado una política bastante liberal como cuando Alemania exigía a sus socios del sur más disciplina y hasta les amenazaba con expulsarlos del euro. Entonces, el ministro de Finanzas era el duro Wolfgang Schäuble, que estuvo en el cargo de 2009 a 2017. Pero durante la pandemia se aplicaron políticas keynesianas, con enormes ayudas públicas a todos los estados europeos, que coincidieron cuando el socialdemócrata Scholz era el ministro de Finanzas de Merkel. “Recuerdo haber hablado con ella en Bruselas en ese momento [2008]. En respuesta a la crisis, dijo que quería tanta economía de mercado como fuera posible, pero tanta intervención estatal como fuera necesaria”, afirmaba a la BBC Matt Qvortrup, profesor de ciencias políticas en la Universidad de Coventry y autor de “Angela Merkel: la líder más influyente de Europa”. Y cuando le dijeron a Merkel que esa definición (estado + liberalismo) ya la usaban los socialdemócratas, ella respondió. “No soy historiadora: soy práctica”.

5. Menos nuclear pero más gas y carbón. Poco después de que se desatara el desastre nuclear de Fukushima, en Japón en 2011, Ángela Merkel tomó la decisión de acelerar el cierre de sus centrales nucleares. Era una idea ecológica que satisfizo sobre todo a Los Verdes. A cambio, aumentaron el parque de aerogeneradores, de energía solar, y geotérmica. Pero como hay días de poco sol, o sin viento, han tenido que consumir más carbón y más gas para no cortar el suministro de energía eléctrica a 84 millones de alemanes. Hoy Alemania es el país más contaminante de Europa (8,8 toneladas de CO2 por habitante) gracias a esa decisión de Angela Merkel. Es como si Merkel no estuviera preparando a los alemanes para el golpe del cambio climático que tarde o temprano van a tener que asumir.

6. Demografía compensada con refugiados. La crisis de refugiados, sobre todo sirios debido a la guerra civil en se país desde 2011, se solucionó cuando Alemania abrió sus puertas y dejó entrar a más de un millón de refugiados en 2015. Se vaticinaba un caos en la integración, pero hubo un plan milimetrado para que no sucediera eso, a pesar de algunos hechos graves cometidos por algunos refugiados. Al final, el problema parece resuelto. Merkel se negó a aceptar que aquello fuera una crisis porque “las personas son personas”. Como dijo un experto a Euronews: “Tenía más de un millón de refugiados sirios jóvenes, en su mayoría hombres musulmanes, y los iba a integrar en pocos años en una sociedad que es abrumadoramente cristiana y más antigua. Y al final, funcionó”, dijo a la agencia europea Euronews Matthias Matthijs, profesor asociado de economía política internacional en la Universidad Johns Hopkins. Además, desde hacía varios años, Alemania sufría un problema de baja natalidad y de envejecimiento de la población. En un país con una economía funcionando a pleno pulmón, ese agujero creaba una enorme necesidad de mano de obra. Eso se solucionó en parte con la inmigración masiva en 2015. ¿Será esa la solución para otros países como España? La consecuencia de esa medida humanitaria, fue un alivio laboral, y ha aumentado la presencia de la extrema derecha en el Parlamento como nunca hasta ahora.

7. Malas relaciones con Rusia que pasan factura. Para los españoles, Rusia está muy lejos pero para los alemanes sus fronteras están más cerca que la distancia que separa Cádiz de Zaragoza. Alemania es uno de los mayores inversores en Rusia, pero también es uno de los principales clientes. Consume gas ruso y ahora va consumir más porque se ha construido un gasoducto desde Rusia a Alemania pasando por el mar Báltico: el Nordstream II. Eso se debe a que Merkel propuso un cierre anticipado de sus plantas nucleares. Pero para que los alemanes siguieran teniendo energía, hay que comprar gas ruso. Al mismo tiempo, Merkel ha reprendido a los rusos por amenazar las fronteras de Ucrania. Rusia se apoderó de la península ucraniana de Crimea en 2014 y respalda a los separatistas prorrusos del este de Ucrania, un conflicto que se ha cobrado más de 13.200 vidas desde abril de 2014. Merkel ha logrado que la UE imponga sanciones a Rusia: prohibición de exportar armas, congelación de activos, prohibición de conceder créditos, prohibición de exportar productos tecnológicos de doble uso… También ha impuesto las mismas sanciones a los bielorrusos, que son aliados de los rusos, por organizar elecciones fraudulentas en 2020. Los rusos han respondido poniendo trabas al suministro de gas, lo cual ha afectado a las economías de toda Europa, pues ha hecho subir la factura del gas, es decir, la de la luz.

8. China: amor y competencia. China es el mayor socio comercial de Alemania. Pero según las encuestas, los alemanes cada vez recelan más de China. Según la European Council of Foreign Relations, el 47% de los alemanes considera que China es un competidor comercial, y el 52% piensa que la UE debería adoptar una postura más enérgica contra las violaciones de los derechos humanos, la ausencia de democracia o la falta de derechos humanos en China. Merkel ha sido muy ambigua, pues ha dado más relevancia a la economía que a los valores. Es un tema espinoso porque cualquier iniciativa contra China supone vender menos coches alemanes en ese gigantesco mercado. “Las políticas de la era Merkel, centradas en mejorar y profundizar las relaciones comerciales con China, al tiempo que se esperaba que el país se adaptara lentamente y se integrara en el orden internacional, tenían sentido en aquel momento”, decía en un artículo Janka Oertel, analista de la European Council of Foreign Relations. “Pero, al igual que con la cancillería de Merkel, ese tiempo ya ha pasado. Sin embargo, Xi Jinping [presidente de China] y el Partido Comunista Chino están aquí para quedarse”.

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