El reinado de Felipe VI: tirón económico con salarios y empleo como retos a batir

  • El PIB pasa del estancamiento a crecer más del 3%, con una fuerte caída del déficit, aunque los trabajadores siguen sin notarlo en el bolsillo
El reinado de Felipe VI en lo económico
El reinado de Felipe VI en lo económico
El reinado de Felipe VI en lo económico
    

La llegada al trono de Felipe VI, en junio de 2014, coincide en el tiempo con el inicio del proceso de recuperación de la economía española tras los duros años de crisis económica. Los vientos de cola que han supuesto en este periodo la política de estímulos del Banco Central Europeo (BCE) o el petróleo barato han permitido a España recuperar los niveles de crecimiento y renta previos a 2008. Sin embargo no sucede lo mismo en términos de empleo, salarios, de innovación o de inversión pública, por poner algunos ejemplos.

En estos tres años y medio el cambio ha sido notable a nivel de crecimiento. En ese periodo hemos pasado del estancamiento, a una economía que acumula ya diez trimestres avanzando por encima del 3% (al 3,1% lo hizo entre julio y septiembre pasados), algo que llevaba recientemente al presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, a asegurar ante los principales empresarios de este país que España podía hallarse ante el periodo de expansión más largo de su historia.

En opinión de Daniel Fuentes, responsable de análisis macro de Analistas Financieros Internacionales (Afi), desde el punto de vista de la coyuntura económica, los últimos cuatro años han confirmado la recuperación de la economía española. "El cuadro macro-económico de España arroja en 2018 una fotografía bien diferente a la de años atrás", apunta.

El PIB no es el único indicador que avala esta tesis, puesto que el país ha sido capaz de reducir el desequilibrio en sus cuentas públicas desde el 5,97% al que despedía 2014, hasta el 3% en el que previsiblemente cerraremos este ejercicio. Será el primero en casi una década en que nuestro país es capaz de cumplir las metas pactadas con Bruselas, y nos permitirá abandonar los próximos meses el Protocolo de Déficit Excesivo en el que nos hallamos inmersos desde 2009.

Sin embargo, no podemos olvidar que una parte importante de la reducción del déficit se ha realizado a costa de elevar la deuda pública. Las comunidades autónomas han hecho un importante proceso de ajuste, pero también se han visto beneficiadas por los mecanismos extraordinarios que ha puesto a su disposición el Gobierno, y que han obligado al Estado a elevar su nivel de pasivo para poder prestarles esa liquidez que no encontraban en los mercados.

Menos paro, pero más desigualdades

El periodo de reinado de Felipe VI coincide, además, con una importante reducción del nivel de desempleo que, sin embargo, sigue sin ser suficiente. Es cierto que la tasa de paro ha caído en casi ocho puntos hasta el 16,55% y que el número de desempleados se ha reducido en más de 1,8 millones de personas. Sin embargo seguimos teniendo prácticamente el doble de parados que al inicio de la crisis (3,77 millones, según la última Encuesta de Población Activa) y hay 1,7 millones de ocupados menos.

Sin embargo, en lo que al empleo respecta, el problema no solo está en las grandes cifras, sino en los bolsillos de los trabajadores. El economista José Carlos Díez señala, de hecho, que en este tiempo estamos viviendo un hecho inédito que no se produjo antes en Democracia durante el reinado de Juan Carlos I, y es el problema de los salarios, de la pérdida de poder adquisitivo de los hogares y del aumento de la desigualdad en un momento de recuperación "tan intensa" de la economía, el empleo y con un BCE que se está mostrando tan activo en su política de estímulos. "Eso es algo inédito y le ha tocado vivirlo al actual Rey", apunta.

Fuentes coincide en que en términos de stock la tarea pendiente sigue siendo importante (tasa de paro, posición de inversión internacional y deuda pública, principalmente), pero los flujos evolucionan en el sentido y con la intensidad adecuada (creación de empleo, balanza por cuenta corriente y ajuste fiscal, respectivamente).

"Prueba de ello es que la economía española ha vuelto a recuperar la renta per cápita previa a la crisis de 2008, tras haber experimentado una pérdida acumulada del 10% aproximadamente en 2013", explica. Al mismo tiempo, añade, "los indicadores de desigualdad apuntan a que el crecimiento no está siendo todo lo inclusivo que sería deseable, síntoma de que algunas de las heridas abiertas por la crisis siguen pendientes de cicatrizar".

la bolsa

El Ibex 35 se pone en la pista de despegue

2014 fue un año en que el Ibex 35, cerró en verde (+3,7%) con el empuje de las empresas energéticas y de comunicaciones, aunque en el marco del por entonces frenazo económico en Europa, con Grecia como protagonista. Victoria Torre, de Self Bank recuerda que los dos años siguientes no fueron positivos para el selectivo español. En 2015 cerró en 9.544,2 puntos, con un descenso superior al 7%. China realizó la mayor devaluación del yen en 20 años y como principal consumidor de materias primas arrastró a las divisas de otros países emergentes, también productores. En España, las tensiones independentistas ya se hacían más visibles. En 2016, el selectivo continuó con las pérdidas, cayendo un 2%, ante asuntos como el Brexit, la volatilidad del petróleo y la incertidumbre política nacional. Sin embargo, el año pasado el Ibex subió un 7% por encima de los 10.000 puntos, rompiendo así la tendencia negativa de años previos (quedó algo rezagado con respecto a las principales plazas europeas). Este año, el índice parece dar continuidad a ese avance. 

Desde AFI consideran que habría que ser cautos a la hora de establecer vínculos de causalidad directa entre el ciclo político (o institucional) y el ciclo económico, especialmente en un periodo que se ha caracterizado por la adopción de medidas de política económica no convencionales por parte del BCE (Quantitative Easing). "En todo caso, no cabe duda que la estabilidad institucional es una de las condiciones necesarias para el progreso económico", matiza Daniel Fuentes.

Así, Javier Santacruz, economista e investigador en la Universidad de Essex, considera que la mejora institucional que ha traído a la Corona el reinado de Felipe VI tiene un impacto económico positivo, "ya que en última instancia el Rey es una seguridad de que las cosas a medio plazo van a volver a su cauce, especialmente en el tema catalán".

No es el único ámbito en el que la figura del monarca añade un plus de estabilidad. Son muchos los empresarios que destacan la importancia de la figura de Felipe VII como embajador de la marca España y de la imagen de nuestro país en el exterior. Su presencia en foros económicos internacionales, como el celebrado la pasada semana en Davos, supone un acicate para los negocios de nuestras empresas en el exterior. 

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