"No me parece muy acertada"

La ley para crear pymes a un euro nace marcada por los dos fracasos anteriores

Socios de los grandes despachos de abogados del país y catedráticos en Derecho Mercantil analizan la nueva ley de Economía, que elimina el requisito de contar con un capital mínimo de 3.000 euros.

La vicepresidenta de Asuntos Económicos, Nadia Calviño
La ley de Calviño de crear empresas a 1€: 'plagiada' y sin apoyo de mercantilistas.
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¡Una gran noticia! Exclamaron los economistas, en febrero de 2020, tras conocer que el ministerio de Nadia Calviño estudiaba una medida que iba a permitir la creación de empresas de responsabilidad limitada (SRL) por 1 euro (en la actualidad son necesarios 3.000 euros o depositar bienes por el mismo valor). La ministra, consciente de que este tipo de sociedad es la más empleada por los emprendedores (porque éstos se niegan a pagar los 60.000 euros mínimos que exige una sociedad anónima), pensó que, quizá, con esta propuesta pudiese 'revolucionar' el panorama mercantil y así impulsar la economía española. Sin embargo, esta idea no es nueva, se trata de una vieja aspiración de algunos de sus predecesores, que lo intentaron sin éxito en el pasado.

Así, en el último año del Gobierno de Aznar, su ministro de Economía, Rodrigo Rato, sacó adelante la Ley de sociedades limitadas nueva empresa, que permitía crear sociedades de forma telemática para acortar los plazos y facilitar la constitución. Sin embargo, ese objetivo no se alcanzó y en 2020, según el Anuario de Estadísticas Mercantil, se crearon solo 29 empresas siguiendo ese régimen. Un porcentaje muy reducido (0,036%) en comparación con las más de 79.000 empresas de responsabilidad limitada que surgieron ese año. Durante el Gobierno de Zapatero, con el fin de agilizar los trámites para constituir las SRL, se permitió su creación por medios telemáticos. Pero tampoco fue un gran éxito. En 2020, la media de duración de tramitación telemática de estas empresas ha sido de 41,47 días, y la media en la tramitación presencial de 61,67. 

Por último, durante el Gobierno de Rajoy, se crearon las SRL en régimen de formación sucesiva. Sin duda, la solución definitiva: permitía crear este tipo de empresas sin un capital mínimo (como lo que presenta ahora Calviño como una 'gran' novedad), sin embargo, en 2020 solo se fundaron 107 nuevas sociedades siguiendo este régimen, un número ridículo en comparación con las constituidas por el modelo tradicional.

Tras lanzar una consulta popular durante el año 2020, el Ministerio de Economía anunció -hace un par de semanas- que presentaba a audiencia pública el Anteproyecto de Ley 'Crea y Crece', que ha sido bautizado como una de las leyes más importantes del Plan de Recuperación, y que tiene como viejo objetivo "establecer la posibilidad de crear empresas de SRL con un capital social de tan solo 1 euro" y, además, introduce reformas para "facilitar la constitución de empresas de forma rápida, ágil y telemática". Según fuentes del ministerio, todavía se desconoce cuándo lo anunciarán como proyecto de ley (para que pueda ser aprobado en el Congreso) porque "a veces es necesario presentarlo por segunda vez a audiencia pública por si los agentes involucrados quieren aportar algo más a la futura ley". 

Eduardo Valpuesta, catedrático de Derecho Mercantil en la Universidad de Navarra, asegura que "la medida no me parece muy acertada" porque "ahora mismo no creo que una de las necesidades del mundo societario sea permitir constituciones telemáticas con un euro". Valpuesta considera que ya "tenemos regímenes parecidos y han sido muy poco exitosos" y añade, "seamos serios, pedirle 3.000 euros a una sociedad para empezar no es pasarnos de exigentes". Por último, el catedrático sentencia: "Este tipo de normas son como matar moscas a cañonazos. Los problemas reales no se solucionan sacándose de la manga soluciones llamativas que acaparen titulares". 

Unas afirmaciones acordes al desencanto con el que Cándido Paz Ares, socio del despacho de abogados Uría Menéndez y experto en el área mercantil, recibe la nueva propuesta de Economía: "Las medidas deben ser bienvenidas, aunque no puede esperarse mucho de ellas. No son en absoluto la panacea". Paz Ares cree que esta medida seguirá aportando inseguridad jurídica a los acreedores ya que no observa una diferencia sustancial "entre 1 euro y los 3.000". 

"El mundo se ha acelerado, y el de los negocios más. Son continuas las quejas a la lentitud que nuestro sistema documental traslada al ciudadano, que se basa en una doble calificación: notarial y registral", afirma Luis Alba, socio de Cuatrecasas, que prosigue, "sin embargo, este sistema nos ha dado una gran seguridad jurídica en el tráfico mercantil". Así, según relata Alba, el que "comercia" con una sociedad limitada o anónima tiene la seguridad de que la empresa está mínimamente capitalizada para responder a sus deudas". 

El socio de Cuatrecasas advierte que puede ser un problema la constitución de una sociedad con capital de un euro si "no se establecen mecanismos para que la sociedad quede capitalizada en un plazo razonablemente corto de tiempo" desde su creación. Hay que tener en cuenta que, en caso de que la empresa no engordara su activo en los primeros días, se podrían generar desequilibrios patrimoniales que pondrían en compromiso a los administradores (llegado el caso, los encargados de disolver la compañía) porque la disolución de las sociedades por pérdidas ocurren cuando el patrimonio neto es inferior a la mitad del capital social. 

Por último, Alba asegura que "sin seguridad económica en las transacciones, el proyecto se quedará en un experimento de cocina". Además, añade que "el cuerpo notarial y registral está realizando grandes esfuerzos para su digitalización y será interesante ver cómo plantea el gobierno esta solución". Sin embargo, a esta medida de la ministra Calviño todavía le queda un largo viaje por emprender. Primero, debe ser aprobado en el Congreso por mayoría simple y, después, tiene que encajar con la rigidez de las normas mercantiles y ofrecer suficientes garantías jurídicas al mercado para que éste lo acepte como herramienta para la constitución de sociedades. Un reto, que nadie ha conseguido hasta ahora, y que lo afronta presentando una ley sin grandes modificaciones con respecto a sus predecesores.

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