Exigen que el INE asuma la gestión

Miguel Sebastián apoya una revuelta de expertos por el caos de datos de la Covid

Una decena de ex altos cargos del Gobierno y el INE difunde entre altos directivos del área económica una carta que exige la intervención del instituto estadístico "para poner orden en las cifras de la pandemia"

El exministro de Industria en la era Zapatero, Miguel Sebastián.
El exministro de Industria en la era Zapatero, Miguel Sebastián.
EFE

"No puede ser este desastre estadístico". Pocas personas han sido más críticas con la fotografía oficial sobre la evolución de la pandemia en España que día tras día y semana tras semana ha ido trasladando el Gobierno a la población a través de Fernando Simón y a partir de la información recopilada por el ya célebre MoMo del Instituto de Salud Carlos III que el economista del Instituto Complutense de Análisis Económico y exministro de Turismo en el Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero, Miguel Sebastián. El que fuera cerebro económico de la era Zapatero ha denunciado la falta de coherencia de las cifras, las lagunas en la recopilación de datos durante los fines de semana y las incomprensibles rupturas en las series que provocaron situaciones tan surrealistas como que cientos de fallecidos dejaran de contabilizarse de una semana para otra, hasta el punto de proclamar que las estadísticas oficiales sobre la pandemia no se correspondían a las de un país desarrollado.

Hace unos días anunció en un programa de televisión que un grupo de profesionales estadísticos estaba preparando un manifiesto para reclamar que fuera el INE el que se hiciera cargo de la gestión de los datos de la crisis sanitaria con el fin de profesionalizar su tratamiento metodológico y poner orden en las cifras de la pandemia. La Información ha tenido acceso a ese documento. Está firmado por diez prestigiosos miembros del cuerpo superior de estadísticos del Estado, actualmente jubilados pero que en su día ocuparon importantes cargos de responsabilidad tanto en el INE como en otras áreas del Gobierno, y según ha podido saber este medio el lunes le llegó al presidente del Instituto Nacional de Estadística, Juan Manuel Rodríguez Poo, y desde ese mismo día circula a toda velocidad por los despachos de los altos directivos del área económica del Gobierno.

El manifiesto expone la cuestión en un tono que solo puede calificarse como duro. Critica que durante todos estos meses "la ausencia de una metodología, primer paso en cualquier estadística, se ha dejado sentir en el caos de las cifras sobre la pandemia, la indefinición e incoherencia de lo que se estaba midiendo, la ruptura de las series, la falta de transparencia y el cuestionamiento constante de los datos por parte de los analistas".

El grupo de firmantes, formado por Mercedes Cabetas, Carmen de Miguel, Pedro Díaz, María Luisa García Núñez, Mayte Giráldez, Carmen Marcos, Adolfo Massieu, Isabel Muñoz, José Manuel Naredo y Begoña Sanz, considera que la fragilidad técnica de los datos ha podido nublar el diagnóstico sobre la crisis y afectar a la eficacia de las medidas puestas en marcha por las autoridades para paliar sus efectos sobre la sociedad. "Sin fiabilidad en los datos, la toma de decisiones se vuelve errática, lo que en una situación tan dramática como la que vivimos se nos antoja imperdonable", subraya el texto del manifiesto.

Los firmantes se declaran asimismo sorprendidos de que el INE, "organismo central en esta materia", no haya participado en las deliberaciones entre el Ministerio de Sanidad y las comunidades autónomas para implantar un grupo de indicadores básicos comunes para hacer un seguimiento y modular la respuesta a la evolución de la pandemia y reclaman un papel más central del instituto estadístico a la hora de definir y gestionar esos indicadores que determinarán la respuesta de las autoridades a la crisis. "Nunca es tarde para enmendar el desacierto en la gestión de los datos", aseguran. "Poner orden en las cifras es siempre ingrato y laborioso, pero la situación que estamos viviendo así lo impone", remata el documento.

El controvertido papel del INE en el seguimiento de la crisis

En el mismo programa de televisión en el que reveló la preparación de este manifiesto de estos expertos en estadística frente a la gestión de los datos de la crisis sanitaria, Miguel Sebastián deslizó que el presidente del INE estaba dispuesto a que el instituto estadístico estatal asumiera la tarea de recopilar y publicar los datos. Hasta la fecha, sin embargo, la implicación del INE en el asunto ha sido más bien mínima y se ha limitado a crear un espacio en su portal web para recopilar - de forma muy organizada, eso es cierto - la información sobre el particular elaborada desde otros organismos, y desde el pasado mes de junio a difundir una estadística experimental que realiza un seguimiento semanal del número de defunciones registradas en España y las pone en comparación con las registradas el año anterior para dar una referencia del impacto que ha podido tener la Covid-19 sobre la mortalidad, al estilo de lo que ya hace el Sistema de Monitorización de la Mortalidad Diaria, 'Momo', elaborado por el Instituto de Salud Carlos III y que se ha convertido en la referencia estadística oficial durante esta crisis sanitaria

El presidente del INE, Juan Manuel Rodríguez Poo, ha justificado esta aparente inacción por la dificultad técnica de acelerar el procedimiento de elaboración de la estadística de fallecimientos por causa de la defunción - cuyos datos Estadística acostumbra a publicar con un decalaje de un año - y por el bloqueo de los registros civiles, principal fuente de información de esta estadística, durante los meses más duros de la primera ola de la pandemia, allá por la pasada primavera.

Sus argumentos no han convencido a los profesionales del instituto. La organización representativa del Cuerpo Superior de Estadísticos del Estado (AESE), del que se nutre la plantilla y los cuadros directivos del INE, remitió el pasado mes de mayo una carta a Rodríguez Poo, afeando la falta de proactividad de la Dirección "en un asunto de indudable interés y preocupación para la sociedad española" y el contraste de su inacción con el trabajo desempeñado por las instituciones estadísticas de otros grandes países de Europa como Alemania, Francia, Italia o Reino Unido en la medición y difusión de información sobre el impacto del coronavirus.

El pronunciamiento de los profesionales estadísticos se produjo después de que la Dirección del INE determinara no incluir en el listado de estadísticas de elaboración prioritaria durante el estado de alarma y el confinamiento de la población las dos estadísticas que miden los fallecimientos en el país, al tiempo que sí se estimaban como prioritarias y de obligada elaboración otras de naturaleza económica como el IPC, la EPA o la Contabilidad Nacional, y se desencadenó después de ver como no era el INE sino el Instituto de Salud Carlos III el que proporcionaba las cifras sobre seguimiento de fallecidos durante la crisis de la pandemia.

Hace unos días, la Cadena SER reveló la intención del INE de digitalizar la gestión de todos los certificados de defunción, algunos de los cuales continuaban formalizándose en papel, para agilizar la recopilación de la información sobre defunciones según la causa de muerte y permitir conocer esa información prácticamente en tiempo real. El proyecto estaba bastante avanzado hasta el punto de que el instituto estadístico contaba con tenerlo en funcionamiento a principios del año 2021.

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