Mejor que la previsión gubernamental

El PIB rebotó un 16,7% tras el estado de alarma y en puertas de un nuevo parón

El arreón de la campaña de verano sirvió para modular el desplome de la economía respecto al año pasado del 21,5% hasta el 8,7%. La previsión oficial de cierre de 2020 augura un último trimestre adverso.

Calles peatonales en Madrid - plan de desescalada
El PIB registra un aumento del 16,7% en el tercer trimestre y España sale de la recesión.
Efe

El paréntesis veraniego con los avances hacia lo que se denominó la 'nueva normalidad' y el levantamiento de las restricciones a la movilidad para alentar algo que pudiera parecerse a una 'campaña turística' permitió a la economía reanimarse un tanto entre julio y septiembre y marcar un crecimiento del 16,7% respecto al desastroso trimestre anterior en el que había experimentado un desplome del 17,8%. Para medir lo que esto significa en realidad hay que ampliar un poco el foco e irse al dato que compara el rendimiento de la economía española en 2020 respecto al año anterior. Y lo que revela es que entre enero y septiembre el PIB cayó un 8,7% respecto al mismo periodo de 2019, lo que muestra un panorama bastante más alentador del que enseñaba la caída del 20,5% acumulada durante la primera mitad del año - periodo en el que se produjo la devastadora hibernación de toda la actividad económica no esencial para detener la propagación del virus en su primera oleada-, pero también anuncia un último trimestre del año muy duro si nos atenemos a que la previsión oficial del Ejecutivo y de la mayoría de los analistas es que la caída del producto interior bruto se profundizará hasta el 11,2%.

No faltan las posibles lecturas positivas del dato. El crecimiento del PIB del 16,7% entre julio y septiembre supone el mayor avance trimestral en la serie histórica que maneja el Instituto Nacional de Estadística (INE) y que arranca en 1970. Hasta ahora, el mayor repunte trimestral del PIB correspondía al tercer trimestre de 1972, cuando subió un 2,2%. Además, si se confirma este dato - se trata de un avance - la economía se habría comportado durante el tercer trimestre significativamente mejor de lo que esperaba el Gobierno, que en su escenario base descontaba un crecimiento del 13% en el tercer trimestre y un dato interanual del -11,1% a estas alturas. La fotografía al cierre de septiembre podría augurar incluso un dato a final de año mejor de ese -11,2% de la estimación oficial.

El arreón estival vino alimentado por un lado por un fuerte repunte del consumo de los hogares al compás del levantamiento de las restricciones a las actividades de ocio y del periodo vacacional, pero también por las expectativas de reactivación económica de las empresas tras tres meses de parón casi total que llevaron a muchas de ellas al límite de su capacidad de aguante. En el tercer trimestre del año y con la expectativa de un progresivo avance hacia la normalidad, las empresas avivaron sus planes de inversión y capitalización, lo que contribuyó a crecimientos del 37,4% en la inversión en maquinaria y bienes de equipo o del 28,4% en las importaciones.

El sector del comercio, transporte y hostelería creció un 42,5% en el periodo respecto al trimestre anterior, la industria manufacturera un 33% y la construcción un 22,5%. Las cifras revelan la urgencia del tejido empresarial doméstico por recuperar el terreno perdido durante la primera mitad del año. La realidad es que el intento no permitió cerrar la profunda cicatriz dejada por el confinamiento de primavera. Al cierre de septiembre, el sector hostelero había perdido el 22% de su producción respecto al mismo periodo del año anterior, la construcción se situaba un 11% por debajo y la industria manufacturera, cuyo comportamiento siempre es más estable, un 4%.

Al contrario de lo que sucediera en anteriores crisis, esta vez el golpe de la crisis lo están soportando más las empresas que los trabajadores, al menos según los datos de avance del PIB publicados este viernes por el INE. Mientras la remuneración de los asalariados presenta una caída del 4,8% respecto al año pasado, en buena medida por los mecanismos de protección de rentas habilitados desde el Gobierno, los resultados de explotación de las empresas experimentan en el mismo periodo una caída del 7%. Aunque el subsector que está encajando el golpe más duro son las Administraciones Públicas, que han visto como sus ingresos por impuestos están cayendo un 26%, según la métrica de la Contabilidad Nacional.

Los datos del INE revelan que en los tres primeros trimestres del año el número de horas trabajadas cayó un 6,2%, siendo esta caída especialmente intensa en el sector del comercio, transporte y hostelería, con un desplome del 12,4%; y en el subsector de actividades inmobiliarias, con un 16,4%. Por contra, los sectores donde menos se ha notado la crisis en términos de mercado laboral han sido los de actividades financieras, agricultura y administraciones públicas.

Se dispara el consumo en hogares

Los datos trimestrales muestran una subida histórica del consumo de los hogares del 20,7%, en contraste con el desplome, también histórico, que registró este indicador en el segundo trimestre (-20,4%). Por su parte, el gasto público aumentó entre julio y septiembre un 1,1%, ocho décimas más que en el segundo trimestre, mientras que el gasto en consumo de las instituciones sin fines de lucro y al servicio de los hogares retrocedió un 0,4%, frente al aumento del 0,2% del trimestre previo.

La inversión, por su lado, registró en el tercer trimestre un avance histórico del 19,9% (-22,1% en el segundo trimestre), con un incremento récord del 34,7% en el caso de la inversión en maquinaria y bienes de equipo. La inversión en vivienda, por su parte, creció un 16,6%, frente al retroceso del 22,6% del segundo trimestre.

El INE señala que la situación provocada por el coronavirus hace que ciertas variables, como las horas efectivamente trabajadas, sean más relevantes en los momentos actuales a la hora de medir la evolución del empleo. "Se considera que esta variable, frente a los puestos de trabajo equivalentes a tiempo completo, es la que refleja de manera más clara los efectos inducidos en el empleo por la pandemia y las sucesivas medidas adoptadas para combatir sus efectos", apunta.

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