Ante un corte con Rusia

Von der Leyen exige a Sánchez que cuide el gas de Argelia pese al reto renovable

La subidas del gas y el petróleo han dado un vuelco a los planes de Teresa Ribera y la situación exige ahora mantener las mejores relaciones con las autoridades argelinas para suministrar a las centrales españolas.

La presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, se reúne con el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, en La Moncloa, a 5 de marzo de 2022, en Madrid (España). La visita de Von der Leyen se produce en plena crisis por la invasión de Ucrania por parte de Rusia. La Unión Europea ha adoptado ya tres rondas de sanciones contra Moscú y España anunció además el envío de armamento a Ucrania para poder defenderse de las fuerzas rusas. El encuentro se produce unos días antes de la cumbre informal de líderes de la UE en París, en la que se iba a hablar sobre crecimiento económico y desarrollo de la industria europea pero que inevitablemente se verá copada por las tensiones con Rusia y las consecuencias para la Unión Europea. Ricardo Rubio / Europa Press 05/3/2022
Von der Leyen exige a Sánchez que cuide el gas de Argelia pese al reto renovable.
Europa Press

La entrada de gas argelino a Europa a través de la conexión con España del gasoducto Medgaz se ha convertido una de las claves estratégicas para el cambio rápido que la UE debe dar a su estructura de aprovisionamiento de combustibles fósiles ante un inminente corte del suministro de gas y petróleo de Rusia tras la invasión de Ucrania. Ese fue uno de los temas clave de la reunión que mantuvieron este fin de semana la presidenta de la Comisión Europea, Úrsula von der Leyen, y el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, a quién pidió que asegure con Argelia ese suministro e incluso se plantee aumentarlo, a pesar de que ello vaya en contra de los postulados de la transición energética y la descarbonización en que está inmerso nuestro país y que dirige la vicepresidenta tercera, Teresa Ribera.

Fuentes conocedoras del encuentro aseguran que la UE mantiene como pieza clave de su discurso el apoyo a la transición energética y el desarrollo de las energías renovables, pero la necesidad de actuar con rapidez contra Rusia ha hecho saltar por los aires todos los calendarios previstos y exige un nuevo planteamiento con el gas y el petróleo a corto plazo. Con ese nuevo escenario, mantener en buen estado las relaciones diplomáticas y comerciales con el Gobierno argelino es una de las claves que tiene que tener España, pese a que su titular de Transición Ecológica nunca haya sido una las grandes partidarias de apostar más de lo debido por el gas. "Rusia necesita que le aseguren las compras a medio y largo plazo, y eso es algo que Ribera no ha visto nunca con buenos ojos", señalan desde el sector energético.

Tanto Ribera como la vicepresidenta económica, Nadia Calviño, estuvieron junto a Sánchez en la reunión con la presidenta de la Comisión, para hacer hincapié en su cruzada por modificar el sistema de formación de precios de la electricidad a nivel europeo y evitar que la tremenda subida del gas ahogue a los hogares españoles, que ven como se duplica y triplica su factura de la luz, cuando se supone que España no es un país que dependa de las importaciones de Rusia gracias a la conexión de Argelia.

En ese toma y daca por el precio del gas, fuentes empresariales cercanas a ese mercado aseguran que el gran problema con el que se enfrenta ahora España es que todo el planteamiento de Ribera para pasar a un modelo basado en las generación con energías renovables se ha venido abajo, por el momento, con la escalada de los precios y el conflicto ruso. Si se alarga la contienda en Ucrania, como todos los analistas predicen, desde el sector energético advierten un “desmoronamiento” de la transición ecológica de Ribera tal y como está planteada para dar más protagonismo, de forma coyuntural. a otras fuentes de generación energética más baratas, que permitan reducir el recibo de forma rápida, aunque sean algo más contaminantes y conlleven costes de derechos de emisión de CO2, como es el caso del carbón.

Vuelta al petróleo… ¿de Venezuela?

El otro gran problema acuciante para el bolsillo de los españoles junto a la escalada del gas es el precio del petróleo, igualmente disparado en los mercados internacionales ante un eventual cierre del suministro de Rusia a Occidente. España compró 2,56 millones de toneladas de crudo ruso el año pasado, una cantidad que no se alcanzaba desde 2017 y que daba un cambio a la tendencia a la baja marcada en los últimos cinco ejercicios, según los datos de la Corporación de Reservas Estratégicas Cores. Esa cantidad es apenas el 4,5% de todo el petróleo que se importa y del que nuestro país es dependiente del exterior, de forma que las empresas de refino y el Gobierno están analizando en la actualidad a qué otros mercados acudir para sustituir esa cantidad. 

El problema que se presenta es que una gran parte del mercado mundial de petróleo está bajo sanciones duras que no permiten a las empresas españolas acudir a su oferta. Es el caso de Irán o de Venezuela, sobre todo de este último país suramericano, que junto con México, siempre ha sido el proveedor natural de petróleo para España, con cantidades que suponían hasta un 10% del total (más de 5 millones de toneladas). España no compra gas a Venezuela desde octubre de 2020 y el Gobierno no se plantea, por el momento, una revisión de las sanciones pactadas con EEUU para volver a ese mercado y hacer el juego a Maduro, a la postre, uno de los grandes aliados internacionales de Putin, aunque solo sea en el seno de la OPEP y a nivel mediático. 

Si bien desde el sector no se descarta estudiar la vía venezolana para sustituir al gas ruso, la alternativa que queda es comprar el petróleo a Estados Unidos y Canadá, a unos precios que no van a bajar mucho de los máximos que están alcanzando en la actualidad. Mientras esta encrucijada se debate en Europa, Putin sabe que puede vender todo el petróleo que no le compre Europa a China y el Sudeste de Asía, para paliar el golpe en sus arcas y seguir financiando la guerra en Ucrania. 

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