Invierno en la inversión

Los grandes unicornios estiran la caja para evitar duros recortes de valoración

La fintech Klarna negocia una ronda con una valoración que representa un tercio de la fijada en 2021. Las startups buscan 'extensiones' y notas convertibles y esquivan la Bolsa para evitar el examen sobre precios.

El consejero delegado de Klarna, Sebastian Siemiatkowski.
El consejero delegado de Klarna, Sebastian Siemiatkowski.
Klarna

El gigante fintech sueco Klarna salió al mercado al final del primer trimestre para levantar más capital. Era un momento que empezaba a ser delicado. Ya se planteó un ajuste de más de 10.000 millones de dólares en su valoración. La ronda no se ha cerrado. Ahora, las cifras que se manejan es que el recorte sea de hasta 30.000 millones, impulsado también por el golpe de la llegada de Apple a su negocio con Apple Pay Later. El caso de la plataforma que ofrece pagos diferidos de compras en internet (conocido por sus siglas en ingles BNPL) es paradigmático del estado de la inversión en fases avanzadas y en grandes unicornios. Para esquivar una situación similar, los grandes unicornios tecnológicos buscan estirar la caja para no tener que salir fuera y poner a prueba los mercados bursátiles o a los fondos de inversión.

Durante años esos unicornios se ‘refugiaron’ en los mercados privados frente a la Bolsa debido precisamente a la fluidez del capital y la posibilidad de mantener valoraciones ambiciosas, por encima de los múltiplos de pares cotizados. Esa comodidad ha desaparecido en estas fases con ‘cotizaciones’ privadas de decenas de miles de millones. Sigue habiendo grandes cantidades de capital, pero mucho más cauteloso. El examen en una ronda ya no es tan sencillo y es lo que está haciendo que muchas de estas compañías alarguen al máximo su capacidad financiera con diferentes vías: desde una ronda interna, en la que la valoración no tiene por qué recortarse, a notas convertibles en acciones, que no obligan a fijar hoy ese precio por acción.

Hay compañías, como es el caso de Klarna, que verán recortadas sus valoraciones de manera ‘obligada’ para alcanzar un acuerdo con inversores que ahora aportan el dinero con una incertidumbre mucho más elevada que hace seis meses. El de los suecos no es el único. Hay otras transacciones recientes. La plataforma de préstamos ‘cripto’ BlockFi ultima, según medios especializados, una ampliación con una valoración de 1.000 millones de dólares, un tercio de la fijada hace algo más de un año y cinco veces menos que lo que se estaba barajando en la segunda parte de 2021 en otra operación.

Otras startups toman la decisión de ajustarse el cinturón ‘motu proprio’. Es lo que le sucedió el pasado mes de marzo a Instacart, la startup estadounidense de entrega de comida fresca a domicilio. En esa fecha, en pleno desplome de las empresas del sector en los mercados cotizados, decidió recortar el precio de sus acciones hasta situar su ‘capitalización’ en 24.000 millones de dólares, casi un 40% menos que la fijada el año pasado. Lo hizo con más de 1.000 millones de dinero en efectivo en el banco, pero con el objetivo de ‘sanearse’ de cara a futuras transacciones.

Existe una incertidumbre clara respecto a las valoraciones y al terreno en el que ahora se interna el sector. “Esto es un músculo que no ha sido flexionado por los inversores en mucho tiempo; parte de lo que estamos viendo es la falta de comodidad en ambos lados cuando hay que hacer una ‘recapitalización’”, explica Lauren Kolodny, cofundadora de la firma de capital riesgo Acrew Capital, con sede en San Francisco y con grandes unicornios en su portfolio como BlockFi, Chime o Plaid. Eso también está alargando las decisiones. Los inversores actuales buscan pasar esta travesía a la espera de ver qué sucede en los próximos meses sin tener que bajar las ‘cotizaciones’ (y las plusvalías no realizadas de su portfolio).

Hay grandes unicornios, como la plataforma de entrega de comida Instacart, que deciden recortar su valoración voluntariamente ante el 'invierno' del capital en fases avanzadas

En este contexto de dudas sobre valoraciones, hay grandes gestoras de fondos que están tomando la delantera. Son firmas que tienen la obligación de actualizar las valoraciones de sus carteras de inversión, frente a sus homólogos en el capital riesgo. Fidelity, como sucediera entre los años 2014 y 2016 -cuando hubo un cierto ajuste de precios-, sacó la tijera el pasado mes de abril y recortó precios a las acciones que ostenta en grandes unicornios internacionales como Stripe (-13%) o TikTok. Otro ‘hegde fund’ gigante como T. Rowe Price ha rebajado casi un 20% a Canva -con una 'capitalización' de 40.000 millones-.

Una de las armas que más se está utilizando es lo que se conoce en inglés como ‘extension round’. Se trata de ampliaciones de capital nuevo, con inversores existentes o nuevos, cuyos términos son muy similares a la última ronda cerrada. Esto permite ganar más tiempo y dejar la valoración plana sin grandes ajustes. Es, por ejemplo, lo que hizo la estadounidense Gusto, centrada en el área de recursos humanos, el pasado mes de mayo. Firmó una extensión de su ’Serie E’ con un ‘precio’ muy similar: 10.000 millones de dólares. Otras compañías, con unos datos de rentabilidad mejores, optan por líneas de financiación bancaria.

En Europa se están dando estos ajustes de valoraciones que, según advierten muchos de los grandes inversores internacionales, han venido para quedarse. En España no se ha producido aún ningún caso de este tipo, debido a que las valoraciones han sido, salvo algunas excepciones, más controladas que mercados más maduros o con mayor tamaño. Sí que se han dado dos situaciones diferentes. Una es la de Glovo, vendida en diciembre de 2021 con un precio sobre el papel de 2.300 millones -y que hoy apenas se acerca a los 1.000-. Y la otra es la advertencia de inversores cotizados como el nórdico Kinnevik que los comparables cotizados de unicornios españoles como Jobandtalent o Travelperk han visto seriamente golpeadas sus capitalizaciones.

Esta pugna en los grandes unicornios para alargar al máximo su caja hace que la cifra de rondas con bajadas de valoración aún no estén creciendo de manera importante. Según datos de la consultora Pitchbook, hasta junio apenas se han firmado 70 transacciones de este tipo frente a las casi 1.250 con subidas. Y una de las señales hay que encontrarla en los mercados secundarios organizados de acciones de compañías no cotizadas como los unicornios. La estadounidense Forge es una de ellas. Crecen de manera relevante las transacciones ahí, según sus propias cifras. Jeff Richards, socio general de GGV Capital (gestora presente en compañías tan relevantes como Alibaba o Peloton), aseguraba hace unos días en su cuenta de Twitter que se han disparado esas ofertas en secundario. “Un aumento es generalmente una señal negativa; la gente generalmente no quiere vender cuando las cosas van bien o creen que hay una ventaja”, apuntaba.

Como decía a finales de marzo Doug Leone, ‘jefe’ del histórico fondo de capital riesgo estadounidense Sequoia Capital, las gestoras “han pasado de decir a sus participadas ‘corre, corre, corre’ a ‘para, para, para’”. La rentabilidad, o al menos un camino claro para llegar a ella, empieza a premiar en buena parte de las transacciones. Los grandes unicornios buscan sostener estos complejos equilibrios mientras se estabiliza el mercado. Y la caja se ha convertido en la 'reina'.

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