El precio del billete de avión coge impulso y despega frente a la explosión de demanda de viajeros en verano. El turismo ha llegado a alcanzar niveles de demanda realmente altos ante el final del estío y ha llegado a recuperar las cifras previas a la pandemia. Este sector no solo engloba a las hostelerías y al resto de servicios, sino también a la principal área que hace posible el movimiento internacional: las líneas aéreas. Las compañías 'low cost' han aprovechado una situación en la que el sector de los viajes toma velocidad y los turistas disfrutan de las vacaciones a las que han tenido que abstenerse durante dos años de restricciones. Unido a la subida del precio del carburante, estas empresas aéreas han visto una oportunidad para subir las tarifas de los billetes y compensar los nuevos costes.
Durante los meses más golpeados por el coronavirus, las entidades de bajo coste se vieron presionadas a 'tirar los precios' de los billetes para propiciar su compra. Ahora que las limitaciones por la crisis sanitaria -como la obligatoriedad del uso de la mascarilla, el control de temperatura o la distancia de seguridad- ya no están presentes en los aeropuertos, se han vuelto a encarecer los precios de los pasajes de avión. Concretamente, han llegado a aumentar un 8,5% (último dato disponible).
Muchas aerolíneas han abandonado su política de precios y han puesto fin a una estrategia comercial que acaparaba a millones de turistas, causa por la que las compañías 'low cost' obtenían una importante ventaja competitiva frente a las regulares. El impulso de la demanda de viajeros durante el tercer trimestre del año ha obligado a estas entidades a incrementar el precio de sus billetes. Pese a que muchas aerolíneas sufran las huelgas convocadas por sus tripulantes de cabina (TCP), como es el caso de Ryanair, han asegurado que los paros no están afectando a los vuelos y a las previsiones que había del aumento de las solicitudes. La compañía irlandesa prevé recuperar su tráfico en marzo de 2023.
El director de Recursos Humanos de Ryanair, Darrell Hughes, ha asegurado en un comunicado a Efe que "estamos viendo mucha demanda en todos los aeropuertos y seguimos creciendo en el número de pasajeros". La aerolínea va a dirigir una nueva estrategia de precios ante el aumento de llegada de viajeros y la subida de precios del combustible, subiendo un 25% el coste de los billetes. Pasará de valer 40 euros de media a los 50 que espera alcanzar dentro de cinco años. ¿Se podría denominar entonces como el comienzo del fin de la etapa de las 'low cost'?
Por otro lado, la aerolínea noruega de bajo coste Norwegian, ha informado que la víspera de verano ha propiciado la demanda de viajes. Tan solo en el mes de junio, casi dos millones de pasajeros volaron con la compañía, lo que supone un aumento del 19% de las ventas de billetes respecto al pasado mes. El CEO de la báltica, Geir Karlsen, se ha reafirmado en su satisfacción por operar casi el 100% de los entre 400 y 450 vuelos diarios programados para el mes de julio. Ha asegurado que "estamos experimentando una gran demanda este verano, pero todavía hay plazas disponibles para muchos destinos en Europa".
De cara a un futuro a largo plazo, el incremento de precio en los billetes 'low cost' podría perjudicar a estas compañías aéreas, en un momento en el que la demanda de viajes se estabilice o incluso recaiga tras el pico de la época veraniega. En el caso de producirse esta situación, los viajeros, al tener que elegir entre dos precios verdaderamente similares, acabarán escogiendo el de la aerolínea que más ventajas -preferencias de asiento, política de cancelación, facturación de equipaje...- le pueda aportar.
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