Santander y Sabadell (a medias) dejan solo a BBVA en su apuesta por Italia

  • Los vaivenes políticos italianos castigan con más dureza a BBVA que a sus competidores, al ser la más expuesta con 7.600 millones.
Ana Botín y Francisco González
Ana Botín y Francisco González

La conformación del nuevo Gobierno italiano, liderado por un partido populista, prometía a la prensa grandes titulares. También, a su vez, aseguraba importantes quebraderos de cabeza para los inversores. Meses después, el ejecutivo romano ha cumplido con creces ambos augurios. Banco Santander y Banco Sabadell, en un principio los bancos españoles más expuestos, pueden dar buena fe de ello, aunque aprendieron la lección, algo que no ha terminado de hacer BBVA.

El primer choque, además muy duro, de Santander y Sabadell con la realidad italiana se produjo a finales de mayo. En una sola sesión, la firma presidida por Ana Botin se derrumbaba un 5,43%, mientras que la dirigida por Josep Oliu lo hacía un 6,82%. Esto es, que en una solo día ambas entidades habían visto volatilizarse más de 5.000 millones de euros, una tercera parte de toda la inversión en bonos italianos que mantenían en balance.

Aquel fatídico día, que venía precedido de más caídas por el efecto de la inestabilidad previa, desató un sentimiento de venta en ambas entidades. De este modo, Santander ha sido la entidad que ha actuado de manera más contundente al vender todas sus posiciones en el país transalpino. Según detalla en su presentación a los inversores de sus valores en renta fija (Fixed Income), en el segundo trimestre del año la entidad había liquidado los 6.100 millones en bonos italianos que mantenía. Además, también ha reducido su inversión en deuda española y la ha aumentado en Reino Unido, Polonia y levemente en Brasil.

En esta línea, el impacto en Sabadell obligó a la entidad a actuar respecto a su cartera de renta fija, con lo que redujo con fuerza su exposición a Italia. En el primer impacto italiano, la firma era la más expuesta de toda la banca española con 9.700 millones, después de que en el verano de 2017 llegara a atesorar hasta 10.500. Ahora, los últimos datos que ha reportado el banco es que la cantidad de deuda italiana ha caído hasta los 5.900 millones, lo que supone una caída del 40% respecto al trimestre anterior y hasta del 44% respecto a hace un año.

En el caso de BBVA, la entidad se ha quedado en solitario como la más expuesta a los vaivenes italianos. En la actualidad, posee 7.600 millones de euros en bonos transalpinos, según ha confirmado el banco. La cifra, aunque es un 20% inferior a la registrada hace un trimestre, supera en un 30% a la que mantiene Sabadell y es muy superior a las más residuales que mantienen Caixabank, Bankia o Bankinter. El problema en Italia para BBVA se le suma otros 8.000 millones en bonos turcos, un país que tiene también problemas evidentes.

Lo anterior tiene su reflejo en la evolución de la cotización de las entidades en la sesión de este martes, y probablemente en cada choque del Gobierno italiano con Bruselas. BBVA fue la firma bancaria más penalizada con una caída del 2,65%, seguido por Sabadell que cayó un 2,3% y muy lejos del resto del sector, con especial relevancia de Banco Santander que solo cedió un 0,15%.

La importancia de la renta fija en la banca

Las entidades bancarias guardan los bonos que compra de deuda pública, renta fija, en la denominada cartera ALCO. Pese a que una de las principales misiones de dicha cartera es la de apoyar a la cuenta de resultados, a través de engordar el resultado de operaciones financieras, no se puede olvidar que también debe garantizar la cobertura de riesgos. De hecho, hay muchos inversores que ponen por delante la parte de cubrir esos riesgos frente a la rentabilidad.

La evolución de dicha cartera en la banca ha tenido altibajos en los últimos años. En el momento álgido de la crisis de deuda supuso un importante lastre para las entidades, al poner en duda su propia solvencia. Aunque posteriormente, se convirtió en una pieza esencial en su cuenta de resultados gracias a la operación denominada ‘carry trade’, por la que las entidades tomaban dinero muy barato -pagaban un interés cerca al 0%- y lo prestaban a los estados a un tipo de interés muy superior. Además, la lenta caída de la rentabilidad de la deuda pública ayudo a elevar todavía más el valor de los bonos que atesoraban.

Por ello, las entidades suelen establecer su cartera ALCO en función de los países donde tienen activos, y en aquellos donde la rentabilidad es alta sin ser el riesgo excesivo. Italia ofrecía eso mismo a las entidades, una rentabilidad superior a otros países de la zona euro, y la seguridad de estar bajo la mano del BCE. Aunque de nuevo, se ha vuelto de poner de relieve que riesgo y rentabilidad van siempre de la mano.

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