Tras permanecer tres meses prácticamente desiertos, los pasillos del Duty Free de los aeropuertos españoles vuelven a recibir turistas este domingo. Tal y como informan a este diario fuentes de Aena, la empresa encargada de gestionar las infraestructuras aeroportuarias de todo el país, durante el estado de alarma solo han permanecido abiertas tiendas relacionadas con las necesidades básicas, tales como farmacias, estancos y algunos puntos de restauración ante el desplome de un sector que cayó hasta en un 95% en abril y más de un 99% en mayo. En lo que refiere a restaurantes y bares, entre los dos principales aeropuertos del país (Madrid y Barcelona) solo han estado todo el tiempo abiertos tres establecimientos desde que se declarara el estado de alarma el 14 de marzo. Sin embargo, como confirma la compañía, ni uno solo de los locales de cualquier tipo ha anunciado su cierre definitivo.
Concretamente, en el aeropuerto Adolfo Suárez-Madrid Barajas han mantenido su actividad farmacias, estancos y dos puntos de restauración, además de una tienda de 'delicatesen'. Por su parte, en el Josep Tarradellas Barcelona-El Prat, además de los establecimientos de necesidades básicas, solo ha permanecido abierto un restaurante. A pesar de que este domingo es el primer día en el que se han abierto los aeropuertos al turismo (se prevé el aterrizaje en España de unos 100 vuelos), fuentes de Aena apuntan al lunes 21 de junio como la fecha de partida para que las tiendas "abran a medida que se vayan habilitando instalaciones con tal garantizar la oferta más variada posible".
Según los datos oficiales de la empresa, los aeropuertos de Madrid y Barcelona recibieron 275,2 millones de pasajeros en 2019. En cifras totales, el gestor aeroportuario generó el año pasado 4.503,3 millones de euros, de los cuales 1.252 correspondieron del negocio comercial; mientras que 2.901,1 millones emanaron directamente del aeronáutico. La compañía todavía no ha hecho públicos los resultados del segundo trimestre de este año, pero la magnitud de las cifras revela la gran importancia de que también el interior de los aeropuertos se vuelva a abrir al comercio, algo que solo es posible si el tráfico aéreo cobra relativa normalidad.
Exhaustivas medidas de seguridad
Durante la cumbre empresarial que organizó la CEOE la pasada semana, el presidente de Aena, Maurici Lucena, aseguró que ya se han diseñado "los nuevos procesos seguros" que se aplicarán en los aeropuertos a partir del próximo lunes. Incluirán, entre otros aspectos, una desinfección mucho más profunda y tomas de temperatura con cámaras termográficas sin que el pasajero lo perciba.
En los aeropuertos y desde la semana que viene la gestión de las colas ante los mostradores de facturación y de acceso al embarque de pasajeros serán distintas, con aforos máximos, marcas para las distancias, carriles marcados por cintas de mayor serpenteo y pantallas. Los pasajeros en vuelos internacionales deberán, asimismo, rellenar un formulario para que las autoridades tengan su "traza" en el caso de que sea necesario localizarlo si se produjese un contagio próximo. En los propios aviones se instalarán controles sanitarios, con las cámaras termográficas citadas para la toma de la temperatura corporal.
Pospuestas las obras en Barajas o El Prat
Como ya detalló este diario, el gestor aeroportuario ha planteado algunas medidas para abordar la recuperación tras el parón por la pandemia. La rebaja de las tasas a las aerolíneas es una de esas soluciones, que se aplicará con el objetivo de incrementar la presencia de aviones sin poner el foco en el número de pasajeros. Por otra parte, también se aseguró durante la cumbre empresarial que se pospondrán las obras de ampliación de instalaciones como la de Barajas o El Prat. En el lado opuesto, la compañía asegura que invertirá 1.200 millones de euros entre este año y el próximo.
Tras un 2019 récord en cuanto a la actividad, se prevé que el 2020 sea "muy malo", en palabras de Lucena durante el enclave. Las restricciones de movilidad, que "van a permanecer aunque sea de manera parcial"; la pérdida de poder adquisitivo de las familias; las dificultades de las compañías del sector turístico y el miedo son, para el empresario, factores que no auguran una reavivación pronta del sector. Sin embargo, a partir de hoy todos los actores implicados pondrán las primeras piedras para garantizar la seguridad de los viajeros y, así, comenzar a construir la recuperación.
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