Una empresa china de Inteligencia Artificial (IA), SenseTime, ha caído este lunes casi un 12% en la Bolsa de Hong Kong. La causa, la muerte de uno de sus cofundadores y mayor accionista, Tang Xioa'ou, ha caído como un jarro de agua fría a la empresa. El cofundador era considerado un "pionero" del sector en el país asiático.
Las acciones de la empresa caían un 11,9% sobre las 11:30 hora local (5:30 GMT).
Tang era profesor de la Universidad China de Hong Kong, falleció en la noche del viernes a los 55 años tras una enfermedad que no ha sido revelada.
Doctorado en el MIT
Tang fundó SenseTime en el año 2014 junto a varios informáticos -entre ellos, algunos antiguos alumnos-. Contaba con más del 20% de las acciones de la compañía y con más de un 68% de los derechos de voto, lo que le confería una fortuna de más de 2.500 millones de dólares, situándole como la 33ª persona más rica de Hong Kong.
El también académico era doctorado por el Instituto de Tecnología de Massachusetts (MIT) y contaba con experiencia en destacadas firmas del sector como Microsoft, centró sus investigaciones en campos como la visión artificial, el reconocimiento de patrones y el procesamiento de vídeo.
La UE, primer organismo del mundo en legislar sobre IA
La regulación de la Inteligencia Artificial (IA) se ha convertido en motivo de debate de muchos países y la Unión Europea ha sido la que ha tomado la delantera. Así, durante la presidencia de España, se ha erigía como la primera institución en legislar la tecnología de la IA. Aspira a garantizar un acompañamiento supervisado de su desarrollo y que se prohíban sus usos de mayor riesgo.
La Ley Europea de IA pretende garantizar que los avances exponenciales de la tecnología vayan acompañados de seguimiento y supervisión, y que se prohíban sus usos de mayor riesgo. Las compañías que quieran operar en el mercado único deberán revelar sus datos a las autoridades y realizar pruebas rigurosas, sobre todo para aplicaciones de "alto riesgo" en productos como coches autónomos y equipos médicos. "El trabajo que hemos logrado es una inspiración para todos aquellos que buscan modelos", afirmó. "Hemos conseguido un equilibrio entre protección e innovación", aseguraba la pasada semana Dragos Tudorache, legislador rumano que codirige las negociaciones de la Ley
Vigilancia en tiempo real
Uno de los puntos más sensibles de las negociaciones ha sido el uso que las fuerzas del orden podrán hacer de las cámaras de identificación biométrica en espacios públicos para garantizar la seguridad nacional. Las cámaras se podrán utilizar con previa autorización judicial para prevenir una amenaza terrorista "genuina y previsible" o "genuina y presente", es decir, que se esté produciendo en ese momento.
También se podrán usar para localizar o identificar a una persona que haya cometido delitos de terrorismo, tráfico de personas, explotación sexual o, por ejemplo un crimen medioambiental y para buscar a las víctimas de estos delitos.
Prohibiciones sobre la IA
La normativa, además, prohíbe todos los sistemas de categorización biométrica por creencias políticas, religiosas, filosóficas o por su raza y orientación sexual. Tampoco se podrán utilizar los sistemas que puntúan a las personas en función de su comportamiento o características personales ni la inteligencia artificial capaz de manipular el comportamiento humano.
También estarán prohibidos los sistemas para expandir o crear bases de datos faciales captando datos de manera indiscriminada a través de internet o de grabaciones audiovisuales. Además, en los centros de trabajo o las escuelas también estarán prohibidos los sistemas de inteligencia artificial que pueden reconocer las emociones.
