El nodo logístico de La Llagosta, situado al norte de Barcelona, ya tiene gestor para las próximas décadas. Las compañías Hupac Ibérica y TPNova Rail & Logistic Services se han adjudicado este nuevo 'hub' llamado a consolidar el transporte de mercancías por ferrocarril. La instalación podrá recibir trenes de mercancías de 750 metros de longitud procedentes de Europa y ha sido transformada por Adif con una inversión superior a los 97 millones de euros para adaptarla a los estándares europeos de mercancías.
Ambas compañías, aliadas con compromiso de conformar una unión temporal de empresas (UTE) operarán la terminal a partir del segundo trimestre de 2025. Lo harán por un período mínimo de 20 años —ampliable otros 20— tras adjudicarse el contrato de arrendamiento por 19,2 millones y prometer otros 12 millones en inversiones de mejora.
La suiza Hupac es uno de los grandes operadores ferroviarios europeos, que ya cuenta con tráficos regulares desde el continente hasta Barcelona y que ha incrementado sustancialmente su presencia en los últimos años, hasta el punto de reclamar mejores infraestructuras para poder seguir atrayendo mercancías por tren. De su lado, TPNova, con sede en Madrid, es un operador logístico con presencia en más de medio centenar de terminales ferroviarias de los principales países de la Europa occidental.
Una terminal estratégica por su ubicación
Esta nueva terminal tiene un carácter estratégico dado que se sitúa en un punto clave del llamado 'Corredor Mediterráneo', y que supondrá la puerta de entrada hacia Francia y la llegada de mercancías europeas a España. Situada a 15 kilómetros de la ciudad condal, La Llagosta se configura como un nodo interoperable de alta capacidad, sostenible y eficiente, conectado en ancho estándar (europeo) a la red de alta velocidad entre Barcelona y Francia, y en ancho mixto (ibérico y estándar) a la línea El Papiol-Mollet, en ambos casos desde la Bifurcación de Mollet.
Con más de 105.000 metros cuadrados, la terminal de La Llagosta permitirá destinar 85.200 m2 a la carga intermodal, facilitando el traspaso de mercancías de gran volumen al ferrocarril. La instalación cuenta con nueve vías de 740 metros, cuatro de ellas de carga, manipulación de UTI y otros servicios ligados a la logística de Mercancías. Los restantes 19.800 m2 se dedican a oficinas y otros usos. Además, Adif pone a disposición del adjudicatario otra superficie de 59.000 m2, una vía de 750 metros y varios viales de acceso a la zona.
La configuración definitiva de la terminal permitirá disponer de una playa de vías de recepción y expedición con más de 750 metros de longitud, montadas en ancho mixto y electrificadas a 3.000 voltios. En el futuro se remodelarán los accesos por tren a la terminal con una nueva conexión en ancho estándar a la línea de alta velocidad o la conexión sur con la red de Cercanías.
Entre las compañías que se presentaron al concurso se encontraba Renfe, que concurrió al concurso de esta nueva terminal de la mano de la operadora estatal alemana Deutsche Bahn (a través de su filial Kombiverkehr) y Duisport, la gestora del puerto interior más grande del mundo, el de Duisburgo. El acuerdo contemplaba la constitución de una unión temporal de empresas (UTE) donde Renfe ostentaría el 50% del capital, y las otras dos compañías el 25% cada una, sin que hayan resultado elegidas.
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