Repsol y Cepsa miran a México y Nigeria para cubrir el hueco del petróleo saudí

  • España ha moderado la importación de crudo este año pero mantiene una dependencia energética muy por encima de la media de los países de la UE.
Gráfico petróleo Cores.
Gráfico petróleo Cores.

De los 100 millones de barriles de petróleo que el mundo consume cada día -barril arriba, barril abajo-, un millón corresponde a España. De ese millón, 120.000 barriles aproximadamente vienen de Arabia Saudí, según datos de la Corporación de Reservas Estratégicas (Cores). Eso quiere decir que si la manguera saudí se estrecha, el panorama energético se complica mucho. España compra todo el crudo que consume y apenas cubre un cuarto de la energía primaria que necesita a base de renovables y nucleares. Las petroleras -Repsol y Cepsa controlan un 80% del mercado- están obligadas a tapar el hueco que puede dejar el petróleo saudí en la cadena de suministro. Miran hacia México y Nigeria.

Las fuentes empresariales consultadas coinciden en que hay cierta inquietud por la situación creada tras los ataques a las refinerías de Arabia Saudí. Pero no hay situación de crisis. Al menos, no todavía. Repsol, con cinco refinerías en operación en España -Coruña, Bilbao, Tarragona, Puertollano y  Cartagena- siempre ha presumido de su capacidad para procesar y transformar en productos de calidad no sólo los tipos de crudo más fáciles de tratar -los ligeros de Oriente Medio-, sino también los más pesados. Es decir, si fallara el suministro de Oriente Medio, se podría sustituir sin problemas por crudos más pesados.

Las compras están diversificadas. Según Cores, durante el año 2018, un ejercicio que rompió los récords de importaciones, se compraron 86 tipos de crudos originarios de 26 países, de los cuales el 58,8% procedían de países miembros de la OPEP. La diversificación es una ventaja para cubrir la tendencia que se impuso en 2018, cuando las importaciones de crudo de Arabia Saudí aumentaron un 17,4%.

Suministro y guardia

Tanto Repsol como Cepsa -BP prefiere no hacer declaraciones sobre la situación actual del mercado- tienen muy diversificado su suministro. Pero no pueden bajar la guardia. En el caso de Cepsa, recibe tanto petróleo del área Oriente Medio (38% de las compras) como  de África Occidental (otro 38%). Repsol  por su parte, tiene su gran fuente de aprovisionamiento en América -42%- mientras que en Oriente Medio y África Occidental compra el 16% y el 10% respectivamente. Si la situación se complica, tendrán que equilibrar. México y Nigeria son las mejores opciones, según las fuentes consultadas.

El espasmo en los mercados sorprende a España en un momento económico todavía dulce. El crecimiento de entorno al 3% de los últimos años se ha moderado y también se ha moderado el consumo. Entre enero y julio, las importaciones de crudo han caído un 1,4% y no se van a batir las marcas de 2018. El pasado ejercicio, las importaciones de crudo aumentaron un 2,5%. Alcanzaron 67.586 kilotoneladas, la cifra más alta desde que se dispone de datos. Traducido en euros: 33.728 millones, un 3% del producto interior bruto (PIB).

El flanco más débil

Las importaciones se moderan y las empresas están relativamente tranquilas porque tienen el suministro diversificado. Pero la dependencia energética y del petróleo del país sigue siendo el flanco más débil y desprotegido de una economía basada en los servicios. España supera en más de 20 puntos la tasa de dependencia energética de la UE. El porcentaje se sitúa en el 76%, según el Estudio del Impacto Macroeconómico de las Energías Renovables en España 2017 mientras que la media de la UE ronda el 53%.

Con esa realidad asentada, una subida brusca de los precios puede ser un mazazo difícil de superar para empresas y hogares. La cuenta a vuela pluma estremece: 20 dólares de subida en el barril suponen 10.000 millones de impacto en la economía, con efectos negativos en el consumo de los hogares, en el déficit público y en la deuda.

Lo peor es que el panorama no se ha corregido desde el año 1973, con la gran crisis del petróleo. Desde 2008, las importaciones no han dejado de crecer. Aunque España ratificó el Acuerdo de París en 2016, la estrategia frente al cambio climático en la última década ha sido confusa, cuando no contradictoria. Sí y no a las medidas frente al cambio climático y a las emisiones de gases de efecto invernadero. Un ejemplo. En el año 2012, siendo ministro de Industria y Energía José Manuel Soria (PP), España se opuso a la directiva de eficiencia energética al considerar que penalizaba la economía y en concreto, al sector de la construcción.

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