Santander presiona a Sánchez 'in situ' para aprobar la tasa Google de Macron

  • Rodrigo Echenique, hombre fuerte de Botín, carga contra el Gobierno socialista por su política fiscal y reclama el mismo trato para las tecnológicas.
Rodrigo Echenique ayer en Santander junto a Pedro Sánchez
Rodrigo Echenique ayer en Santander junto a Pedro Sánchez
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Ofensiva del Banco Santander para que España agilice la aprobación de un impuesto específico a los gigantes tecnológicos. La amenaza es aún más acuciante para la entidad presidida por Ana Botín, ya que los Google, Facebook, Microsoft, Amazon o Apple, por citar solo algunos, han entrado de lleno en el negocio bancario. Lo que pide Santander es claro: misma actividad, mismas reglas para todos. Ayer, Rodrigo Echenique, presidente de la compañía en España, le transmitió a Pedro Sánchez la postura de una de las principales empresas españolas. Y se lo dijo a apenas unos metros de distancia.

La implementación de la 'tasa Google' en España es para Santander una prioridad. Así se lo expresó Echenique directamente al presidente del Gobierno en el evento más importante del sector tecnológico, el Encuentro de la Economía Digital y las Telecomunicaciones celebrado en Santander. Este choque banco-Ejecutivo viene de lejos, pero se vuelve a producir en un momento importante: en plena negociación del PSOE con Unidas Podemos para desatascar la investidura en la que está en juego el modelo fiscal del futuro y en el que lo socialistas plantean que la banca pague un 18% de Sociedades

A Santander le gusta especialmente la 'tasa Google' que ha lanzado Emmanuel Macron en Francia. Más si cabe cuando el Gobierno galo acaba de llegar a un acuerdo en este sentido con la administración Trump en el último G7. En la sede del Boadilla del Monte consideran que, aunque la OCDE ya esté trabajando en un modelo global para 2020, es importante que países como España den un paso al frente

La 'tasa tech' de El Elíseo contiene algunas novedades que en Santander y otras entidades financieras valoran de forma positiva. Por ejemplo, el modelo español -actualmente en fase de tramitación en el Congreso y que la ministra de Economía, Nadia Calviño, ha dicho que se va a implementar sí o sí- propone gravar la intermediación online, la publicidad digital y la cesión de datos. Pero en Francia el impuesto sólo se aplica a los dos primeros casos.

Asimismo, Francia deja exentas de este impuesto a las empresas con una facturación en el país inferior a 25 millones, mientras que en España se reduce a 3 millones. Hay que recordar que la 'tasa tech' se aplicará únicamente a firmas con un volumen de negocios mundial superior a 750 millones, según los planes del Gobierno de Sánchez.

Por último, en Francia se excluyen las operaciones entre empresas de un mismo grupo, mientras que en España sólo se excluyen las operaciones entre empresas con una participación, directa o indirecta, del 100% del capital. Estas tres cuestiones agilizarían, opinan los bancos, la implementación del impuesto en nuestro país.

El problema adicional que observan en el sector financiero es que las tecnológicas están burlando actualmente el principio general de que las empresas deben tributar donde tienen su actividad y empleados. El motivo: la fiscalidad internacional no está de momento adaptada a la nueva era digital y no impiden el 'profit shifting' de las plataformas digitales. Así, estos gigantes, en lugar de pagar impuestos donde general valor, trasladan sus beneficios a jurisdicciones de baja tributación, consideran.

Las pérdidas de la ausencia de un impuesto tech

Los países en desarrollo pierden más de 200.000 millones de dólares al año en ingresos fiscales por el traslado de beneficios, según datos de la OCDE. En el caso Europeo, las pérdidas en el impuesto de Sociedades en la unión se estimaron en 50.000 - 70.000 millones de euros al año en 2015 y seguramente serían mayores en este momento.

Y un dato demoledor que manejan los bancos: las filiales españolas de las cuatro grandes tecnológicas (Google, Facebook, Microsoft y Apple) deberían haber pagado entre 200 y 500 millones de euros en impuestos en 2017.

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