Hay ofertas para hacerlo viable

Urrechu, Subijana, Álvarez… recta final en la carrera para recuperar Zalacaín

El histórico cocinero donostiarra de Akelarre, que llegó a trabajar en el restaurante madrileño en 1973,  cuenta con el apoyo de su socio, José Ramón Urtasun (Sidercom), para sacar adelante el proyecto.

Zalacaín
Subijana, Álvarez, Urrechu… recta final en la carreta para reflotar Zalacaín.
EFE

Una vez cerrado el viernes pasado el plazo para presentar los proyectos para levantar el concurso del mítico restaurante Zalacaín y sacarlo adelante con un plan viable, varias son las ofertas que hay sobre la mesa con la suficiente solvencia y ‘expertise’ como para llevarlo a cabo. El grupo Urrechu fue uno de los primeros en lanzarse en esa carrera, pero tras él se han incorporado algunos fondos de empresarios emblemáticos de la capital, como el accionista de El Corte Inglés César Álvarez y, últimamente, se ha postulado con fuerza la opción de que coja las riendas el histórico cocinero donostiarra Pedro Subijana, del hotel restaurante Akelarre, de la mano de su socio José Ramón Urtasun, dueño de la ‘boutique’ inmobiliaria Sidercom.

Da la casualidad de que Pedro Subijana llegó a trabajar en Zalacaín en los inicios de su carrera como cocinero, en el año 1973, si bien es cierto que por esos fogones pasaron algunos de los grandes cocineros españoles de la actualidad. Subijana dirige el restaurante Akelarre, en el Monte Igueldo de San Sebastián, que cuenta con tres estrellas Michelin y que se renovó por completo en el año 2017 con Urtasun como socio, para añadirle un hotel de lujo en el que se ubica el nuevo Espacio Oteiza, otro templo gastronómico con alguna de las mejores vistas sobre el Cantábrico. Ambos socios gestionan el exclusivo complejo solo apto para un público de alto poder adquisitivo, que nunca les ha faltado hasta la llegada de la pandemia.

El socio de Subijana y dueño de Sidercom es el casero en Madrid de algunas de las firmas de moda y lujo más conocidas, sobre todo ubicadas en el barrio de Salamanca, y cuenta con otro hotel de alto ‘standing’ en Menorca, entre otros activos. De salir su oferta como ganadora en este proceso, Subijana deberá fajarse a sus 72 años con los fogones de Zalacaín, además de dirigir Akelarre y controlar Espacio Oteiza, un reto a la altura de muy pocos cocineros de su generación.

Pero no solo son estas las opciones. Las fuentes consultadas aseguran que hay más fondos y grupos hosteleros interesados en hacerse con Zalacaín, incluso alguno de fuera de España. a la vista de que los restaurantes de alto nivel, donde dominan los espacios amplios en los que se pueden guardar con garantías los espacios y las medida de seguridad frente a la Covid, están funcionando a buen rendimiento en la capital, dentro de lo que deja el toque de queda.

Ofertas en busca de un acuerdo

A los administradores concursales de FTI & Partners les toca ahora analizar todas las ofertas y realizar las negociaciones y comprobaciones que sean necesarias para corroborar su validez y, en lo posible, cerrar acuerdos con el objetivo primordial de evitar la liquidación y volver a poner al día el que fuera el primer restaurante de tres estrellas Michelin de España. Una vez que terminen su trabajo, elevaran su informe a la juez que lleva el concurso con los pros y contras de todas las opciones, para que tome la decisión final. Si no se logra un acuerdo entre los ofertantes y los administradores, todos los activos irían a subasta, si bien fuentes empresariales conocedoras del proceso aseguran que existen proyectos suficientes como para que eso no ocurra.

Los administradores concursales dividieron los activos en tres unidades productivas, que se pueden adjudicar o subastar juntas o por separado. Junto al restaurante está el negocio de catering y eventos, ubicado en La Finca, y en tercer lugar se encuentra la cafetería de Club de Golf Somosaguas. La familia propietaria, los García Cereceda, del Grupo La Finca, se quieren desprender del negocio de la restauración por completo para centrarse en el inmobiliario de lujo, que es su actividad principal. El proceso parte con una deuda adquirida con la propia familia de unos 9 millones de euros, de los que algo más de uno se gastó en la renovación total de las instalaciones hace apenas tres años.

Los García Cereceda son los dueños de los locales, de forma que cualquier proyecto de los que se analicen deberá contar con ellos como caseros, u optar a la compra de los inmuebles, si bien fuentes empresariales conocedoras de este tipo de negocio aseguran que un desembolso tan alto sería complicado de recuperar a medio plazo. Se ha puesto en marcha un expediente de regulación de empleo de los 58 trabajadores que tenía Zalacaín, de forma que los nuevo planes partirán de una plantilla renovada y, a poder ser, con menos costes de los que hasta ahora tenía, que llegaban a ser más de la mitad de su facturación, recortada en gran medida por la pandemia.

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