Los jefes de Estado y de Gobierno de la UE se plantean aprobar una propuesta de reparto de los fondos comunitarios para la recuperación de la crisis del coronavirus que mantiene el montante total muy cercano a los 750.000 millones de euros previstos, pero con un reparto distinto: las ayudas directas y no reembolsables serán de 390.000 millones, 110.000 menos de lo previsto hace tres días, una diferencia que irá a parar a los créditos, que estarán en el orden de los 360.000 millones. Según fuentes cercanas a la negociación, la propuesta agrada al primer ministro holandés, Mark Rutte, lo que acerca la posibilidad de que las partes alcancen un acuerdo esta misma noche.
Con ese escenario sobre la mesa, el optimismo se apoderó de la Cumbre Europea del Fondo de Recuperación después de tres días de negociaciones a todas las bandas posibles entre los líderes de los 27 estados miembros de la UE. El presidente del Consejo Europeo, Charles Michel, entraba al pleno con todas las esperanzas de alcanzar un pacto global y sortear de una vez el bloqueo de los llamados países ‘frugales’ (Austria, Holanda, Dinamarca y Suecia), que exigieron un recorte de las ayudas directas y un mayor control de los planes de reforma que deben presentar los socios.
El presidente del Consejo europeo, Charles Michel, ha señalado que esta propuesta final es el fruto de mucho "trabajo colectivo con todos los líderes y sus delegaciones". "Sé que los últimos pasos son siempre los más difíciles, pero incluso con las dificultades y aunque sea importante seguir trabajando, creo y confío en que es posible" lograr un acuerdo, ha expresado el exprimer ministro belga en una declaración sin preguntas antes de remitir el documento a los Estados miembros.
Fuentes gubernamentales españolas se mostraban optimistas sobre la posibilidad del acuerdo, a pesar de que el recorte las transferencias supondrá que a España llegue menos dinero de los 140.000 millones que se habían estimado en un principio. Los responsables de la delegación de Sánchez y los del italiano Conthe se mostraban conformes con el recorte a 390.000 millones en esa partida, siempre y cuando se eliminase la opción de veto sobre sus planes de reformas por parte del resto de los países de la UE.
Ya desde el primer día se estableció la opción de crear el llamado “freno de emergencia”, que supone que el Ecofin (Consejo de Ministros de Economía y Finanzas de la UE) puede ser el órgano encargado de revisar los proyectos sobre las reformas pendientes que los países envíen a Bruselas, siempre que en un plazo de tres días desde el envío algún otro socio ponga en duda su credibilidad o considere que el alcance no es el más deseable. Eso sí, el Ecofin decidirá pero no por unanimidad, lo que acaba con los posibles vetos que planteaba el holandés Mark Rutte. En la práctica, ese proceso puede suponer un retraso en la aprobación de los planes, y con ello en la adjudicación de las ayudas, que se puede aguantar o paliar con procesos administrativos más ágiles.
El español Pedro Sánchez se mostró muy esperanzado al inicio del pleno de este lunes sobre la opción de un acuerdo final que lance un mensaje de optimismo a los mercados y a los ciudadanos, y permita desbloquear la elaboración de las cuentas públicas de muchos países que, como España, dependen en gran medida de ese caudal de millones que le debe llegar de la UE.
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