El debate se calienta

Casado toca a rebato para erosionar a Sánchez en todos los frentes posibles

El Ejecutivo de coalición ha empezado su batalla interna como si quisiera darle un regalo a la oposición, especialmente al PP, el más beneficiado de esta disputa política, que ya rentabiliza en la campaña de CyL. 

Pablo Casado
Casado toca a rebato para erosionar a Sánchez en todos los frentes posibles. 
EFE

Hace apenas un par de semanas, los chuzos caían en la zona política del Partido Popular, en concreto en el área que va desde la calle Génova de Madrid a la Puerta del Sol. El motivo: el rifirrafe presidencial entre Pablo Casado e Isabel Díaz Ayuso por un quítame de ahí esas elecciones madrileñas. Sin embargo, el PP vio que estaba haciéndose el harakiri y cortó por lo sano, se acabaron ya las tonterías. Ahora, de repente, el lío brota en la otra esquina del hemiciclo, en el PSOE, por culpa de una barbacoa caliente que ha montado Alberto Garzón y que está enfrentando de manera cruel a los miembros del propio Gobierno de coalición. Empezando por Pedro Sánchez, víctima de los ataques de Unidas Podemos por no querer defender las declaraciones contra las macrogranjas españolas que lanzó y sigue lanzando cada día el ministro de consumo, Garzón.

El propio Ejecutivo ha empezado su guerra interna como si quisiera darle un regalo de Reyes a los partidos de la oposición, especialmente al PP que es el que sale más beneficiado en esta refriega política. Sobre todo, porque en menos de un mes -el 13 de febrero- hay elecciones autonómicas en Castilla y León, tierra especialmente ganadera, y el candidato popular se está frotando las manos con las encuestas que le dan casi mayoría absoluta, y gracias al empecinamiento del joven Garzón que sigue empeñado en anunciar que en España la carne es mala por culpa de la macrogranjas, como si en el resto de Europa todas las zonas de ganado fueran paraísos tropicales. Garzón, que nada tiene que ver con el de Agricultura y Alimentación, Luis Planas, encargado realmente de estos problemas, sigue empeñado en dar la batalla allí donde le llamen, incluso en Castilla y León, donde su partido ha decidido convertirle ahora en un mártir activo y potente para defender su campaña en contra de las explotaciones intensivas. Veremos si los ganaderos de la zona entienden la jugada y el plan del ministro de meterse en territorios que no son de su competencia.

Hasta Pablo Iglesias ha dejado sus juegos mediáticos para entrar en la batalla y defender de manera radical la postura de Garzón, acusando a Sánchez casi de traidor y a Yolanda Díaz de poco protectora. Este jaleo de orgullos vanos y falsos vaqueros sin espuela se les está yendo de las manos al PSOE y a UP; aunque podría tener un interés político si ambos apostaran por una cierta concordia y un mismo objetivo, pero la pelea está siendo demasiado cruel para que surja algo útil de cara a la precampaña autonómica del 13 de febrero. El campo de batalla de estas elecciones solo es uno, el que desean PP y Podemos, y que además lo están rentabilizando en detrimento de los socialistas que siguen fuera de juego, especialmente su candidato Luis Tudanca.

Pero la guerra continúa y no sólo por tierras de Castilla y León. Pablo Casado quiere aprovechar la ocasión y presionar aún más a Pedro Sánchez y a su Gobierno en todas las medidas que surjan contra ellos. El miércoles pasado fue la Comunidad de Madrid, seguida por la de Galicia, la que abrió fuego contra el Gobierno, reclamando explicaciones directas contra el presidente Sánchez. A fecha de hoy ya se han apuntado todos los presidentes populares, además de Ayuso y Feijóo: Andalucía con Juanma Moreno, Murcia con López Miras, Castilla y León con Mañueco. Aunque ellos prefieren agotar las “vías políticas” antes de enzarzarse en una batalla judicial. El mismo Núñez Feijóo prefirió templar gaitas y enviar un requerimiento a Moncloa para que anule ese decreto por “favorecer injustamente” a esas autonomías en detrimento de las demás.

Aunque la más directa en estos asuntos como casi siempre, ha sido Díaz Ayuso que impugnó ante el propio Tribunal Supremo esta partida de fondos de nueve millones de euros para la promoción del empleo en la Comunidad Valenciana, Extremadura, Navarra y País Vasco. Ayuso denuncia que se han seguido “criterios sectarios y partidistas” porque en las cuatro regiones el PSOE participa en todos sus gobiernos, presidiéndolos o en coalición. No parece que haya duda, de que de un modo u otro los presidentes del PP se han apuntado a esta lucha porque consideran un reparto “partidista” la discriminación a la que les somete el Gobierno de Sánchez. Hasta el presidente murciano, López Miras, recordó esta semana sus temores a un trato de favor “discrecional” desde que se enteraron de que los fondos europeos iban a estar teledirigidos por Iván Redondo, “ejecutando un reparto partidista en función de los intereses de Sánchez”.

A pesar de ello, miembros socialistas creen que todo esto es un simple 'tour de force' de los populares para hacer ruido y presionar al gobierno, ya que las cantidades de las que se está hablando no superan los nueve millones de euros, calderilla según algunos para lo que ha de llegar. Sin embargo, tanto Casado como sus presidentes autonómicos, sin olvidar a los 138 alcaldes del PP que están dispuestos también a movilizarse, se plantean muy en serio esta batalla política porque puede ser la manera de frenar nuevos abusos en los futuros fondos europeos, que irán llegando en las próximas fechas. El propio Casado quiere implicarse junto a sus barones y alcaldes, y esta misma semana recordó en televisión algunas palabras algo contundentes: “El Gobierno está repartiendo a dedo las ayudas para lo que el PP propuso transparencia y una agencia independiente. Lo que intenta hacer el PSOE es clientelismo y puede llevar a la corrupción”. La fórmula idónea es la italiana, no sólo por tener un político de la talla de Draghi, sino por crear una agencia independiente que vele por los intereses de todas las regiones.

Pero claro, donde las dan las toman. La vicepresidenta primera y ministra de Economía, Nadia Calviño, aprovechó la ocasión para revolverse contra el PP y le acusó de querer “boicotear” los fondos europeos, y de poner en duda la distribución entre las autonomías: “Lamento que la oposición se haya instalado en el 'no' y en la destrucción”. De todos modos, el viernes la Unión Europea se metió de soslayo en la cuestión, y aunque no valora la denuncia del PP, sí recuerda que los fondos del Gobierno deben ser equitativos y transparentes. Un ligero tirón de orejas para que no se juegue con las cosas de comer.

En esta batidora política dispuesta contra Sánchez, el líder del PP ha recuperado el estilo Ayuso para seguir vendiendo libertad: “Más ganadería, menos comunismo”. Un toque de arrebato en favor de las vacas del pueblo. El eslogan con el que el PP quiere triunfar en Castilla y León, convencido de que Sánchez no logrará unos buenos resultados, veremos si lo consigue. Pero la eclosión y el resurgimiento de los populares no se detiene, además de la carne, los fondos y el CGPJ, continua la negativa de Casado a firmar la paz con la “reformita" laboral de Yolanda Díaz y Sánchez.

Muchos creen que es un exceso porque de este modo se podría asegurar que el gobierno de Sánchez no ha “derogado” la reforma de Rajoy de 2012, como se cansó de prometer el Gobierno, y que lo que hay realmente es una ligera reforma que hasta su autora, Fátima Báñez, aprueba con cierto triunfalismo. Pero no, Pablo Casado está empeñado en no perder sus oportunidades de ‘machacar’ a Pedro Sánchez siempre que pueda. Veremos si esa estrategia funciona.

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