Moncloa estudia fórmulas de diálogo con ERC similares a Pedralbes pero sin relator

Moncloa estudia fórmulas de diálogo con ERC similares a Pedralbes pero sin relator
Moncloa estudia fórmulas de diálogo con ERC similares a Pedralbes pero sin relator
Foment

Moncloa estudia cómo se podría retomar la 'operación diálogo' con Cataluña. En el equipo de Pedro Sánchez han asumido que es la única vía para que el Gobierno de coalición con Unidas Podemos pueda salir adelante y están abordando diferentes escenarios. Dos condiciones siempre encima de la mesa: que las conversaciones con la Generalitat se enmarquen siempre dentro de la ley (indispensable) y que el Govern renuncie a la figura del relator. Mientras las presiones de los poderes empresariales aumentan para que ambas partes se sienten.

Los empresarios exigen una solución a los políticos. CaixaBank y Foment del Treball son quienes más claro han hablado en las últimas horas. Incluso la patronal ha mencionado la existencia de un "conflicto político". Quieren que se retome una negociación como la que se inició hace ahora un año en Pedralbes y que fue un visto y no visto. Y Moncloa está dispuesto a atender esta demanda, tal y como dejó caer la ministra de Economía y futura vicepresidenta económica, Nadia Calviño, en la gala de los premios Ferrer Salat. Allí había más de 600 empresarios que representaban en torno al 70% del PIB de la comunidad.

El Gobierno transmitió en la gala de Foment a diferentes empresarios que existe posibilidad de volver a retomar lo que se frustró en Pedralbes. Fuentes cercanas al Ejecutivo explican que ofrecer una respuesta a la demanda de diálogo que proviene de la Generalitat exigiría, eso sí, que los independentistas renunciaran primero a la vía unilateral. También que Quim Torra cambiara de postura, rechazara la violencia y se acercara a los postulados más moderados, como los que defiende el vicepresident Pere Aragonès. Desde el entorno de Sánchez lamentaron que el president rechazar encontrarse con Calviño en la noche del lunes, ya que hubiera sido una buena primera toma de contacto.

Moncloa tampoco acepta buena parte de los 21 puntos que Torra entregó a Sánchez el 20 de diciembre de 2018 en Pedralbes. Algunos son exigencias que Madrid no va a aceptar. Por ejemplo, el punto 2: "Reconocer y hacer efectivo el derecho de autodeterminación del pueblo de Cataluña". O el punto 3: "Es necesaria una mediación internacional que tiene que facilitar una negociación en igualdad". No habrá relator, en definitiva.

Sánchez y ERC se están tentando la ropa. Ya se han lanzado señales y mensajes claros. Por ejemplo, desde el partido republicano dejan claros cuáles son los puntos que debería modificar el PSOE para conseguir su abstención. Hablan de olvidar, de una vez, la amenaza de aplicar el artículo 155 o de dejar a un lado la propuesta lanzada por Sánchez en el debate a cinco de recuperar en el Código Penal el delito de referéndum ilegal. Ferraz ha cogido el guante. 

Los socialistas, por su parte, no descuidan que la situación política en Cataluña podría dar un giro de 180 grados por el juicio de Torra. El president se enfrenta a su inhabilitación por negarse a quitar los lazos amarillos en las elecciones generales del 28-A y ese es un escenario que tanto ERC como el PSOE están manejando. ¿Qué ocurriría si Torra es inhabilitado? La situación sería inédita pero provocaría una crisis en el Govern. Pere Aragonès se convirtiera en president 'por accidente' y eso también podría llevar a un adelanto electoral

Sánchez liderar la estrategia con Cataluña

Sentarse a negociar con Cataluña supondría también un gesto hacia los empresarios. Es algo que no pasa por alto Moncloa. De hecho Sánchez ya ha logrado encauzar las negociaciones con Pablo Iglesias a su terreno, obligando a Unidas Podemos a renunciar al derecho a decidir que mantenían como promesa electoral hasta ahora. El mando del desafío de Cataluña, por tanto, va a estar en manos de Sánchez, al igual que va a estar la política económica con Calviño a la cabeza.

En el entorno de Sánchez tampoco olvidan la 'traición' que les propinaron los independentistas con motivo de los Presupuestos frustrados de 2018. Todo estaba encauzado pero el Govern de Torra y Aragonès insistió en la figura del observador. Moncloa no cedió y todo saltó por los aires. La reacción del sanchismo por aquel entonces fue: "Son poco serios y nos han demostrado que son gente de la que no hay que fiarse". Por eso los pasos están siendo lentos y silenciosos. Algún empresario presente en el encuentro Calviño-Aragonès no descarta, incluso, que la oferta de Sánchez al Govern llegue a última hora, una vez se haya fijado ya un debate y votación de investidura.

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