Crónica desde la primera línea

La oleada desde la UCI: "De una guardia a otra hemos cuadruplicado las camas"

La plantilla del Hospital Clínic de Barcelona asegura que el tsunami de contagiados no les ha pillado por sorpresa, pero el agotamiento y los fantasmas de la primavera pesan sobre sus sanitarios.

UCI del Hospital Clínic durante la pandemia de la COVID-19
La ola desde la UCI: "De una guardia a otra hemos cuadruplicado las camas"
Hospital Clínic de Barcelona (Francisco Avia)

"La segunda ola no nos pilla por sorpresa". Como quien atisba el relámpago y espera al trueno que lo sigue, la curva puso sobre aviso a los sanitarios del Hospital Clínic de Barcelona. "El aumento de los ingresos era cuestión de tiempo". Juan Ambrosioni, infectólogo en la unidad VIH del  hospital, pone voz a la batalla que se libra intramuros. Apenas diez días separan sus dos últimas guardias.  "De una a otra, se doblaron las plantas con contagiados... y las UCI reservadas a la Covid se cuadruplicaron". Con alguna duda menos y varias secuelas de más, los sanitarios vuelven a arremangarse para atajar el tsunami. "Ahora hay espacio... dentro de unos días ya veremos".

El especialista lleva siete años en el Clínic. "Nunca había visto una crisis sanitaria de esta magnitud. En comparación con esto, lo que ocurrió con la gripe A fue un chiste". Cataluña, como el resto de España, vuelve a estar al límite. La sensación en plantilla es que, si la curva sigue creciendo a este ritmo, pronto habrá problemas para mantener el resto de actividad de uno de los hospitales españoles de referencia. 

La pasada primavera, la región catalana y la Comunidad de Madrid fueron el epicentro de la pandemia. Tras un breve respiro, la Generalitat subió la guardia. Era julio y todas las miradas se posaban sobre Barcelona, donde una veintena de brotes activos recordaban que el enemigo aún paseaba por sus avenidas. Ya entonces, se apuntó a que  buena parte de estos focos se habían originado en reuniones familiares. "Brotes pequeños y controlados", tranquilizó el Govern. Pero que ponían en jaque una nueva normalidad recién estrenada. Esta semana, las autoridades catalanas han registrado 1.384 brotes activos. La mitad vinculados a encuentros privados.

Cada peldaño en la curva es un reto. "Hay ingresados desde los treinta hasta los 90 años". Las reglas cambian constantemente. El médico contesta al teléfono de La Información dos días seguidos. Primera llamada: "Aún no se han anulado otros servicios". Al día siguiente: "La dirección del hospital ha avisado de que, si los ingresos siguen a este ritmo, se anularán las cirugías programadas". La progresión de los contagios indica que España aún no ha alcanzado el pico de su segunda oleada. "El aumento de la presión asistencial es enorme. Vemos el reflejo de las estadísticas a pie de camilla". La idea de volver a suspender servicios preocupa-"Y mucho"- en el hospital. El virus no solo mata cuando infecta.

Juan alude a la otra cara de la pandemia. La de aquellos que no pudieron recibir la atención precisa cuando la necesitaron. La de los que pospusieron sus citas por miedo a contagiarse en el hospital. "En muchos casos no llegamos a tiempo". Juan explica que, de ese exceso de mortalidad del que hablan las estadísticas, una parte importante se corresponde a pacientes de otras patologías a los que recibieron atención demasiado tarde cuando el virus lo acaparó todo. ¿Hay peligro de que el sistema colapse otra vez? "No estamos como entonces, pero se empieza a parecer", sentencia.

El  informe del Ministerio de Sanidad del viernes 23 disparó la ocupación en las UCI catalanas por encima del 31%. El 12 de octubre, el termómetro de la cartera registró un 16,84%. En estos diez días, los enfermos en las unidades de críticos catalanas han pasado de 189 a 384. La circular sobre una posible suspensión de servicios en el Clínic solo es aplicable al hospital. "No es una directriz desde las autoridades sanitarias, sino de la dirección del centro". El especialista habla de ese escenario -"Lo que había que evitar a toda costa"- en tiempo condicional. "Si la cosa sigue así", repite. Lo que observa en las calles tampoco tranquiliza.  

"Hay mucha gente que comprende la magnitud de lo que se vivió". Juan apenas se detiene a valorar la actitud de los 'negacionistas' -"Eso sí que me resulta inexplicable"-, y prefiere detenerse en el 'sí pero no' en el que se mueve la mayoría de la población. "Escucho con frecuencia, también en mi círculo más cercano, a gente que reconoce la gravedad de la situación, pero dice que no puede dejar de seguir con su vida", lamenta el infectólogo, "Entiendo que la balanza entre economía y salud es complicada, pero es crucial que la gente se involucre y salga lo menos posible". 

El coronavirus avanza desbocado en Cataluña. Por primera vez desde que comenzó la crisis sanitaria, la Generalitat informó hace unos días de más de  5.000 infectados en un día. "Caminamos hacia la ocupación de entonces", traduce Juan. Primero crecen los contagios, después los ingresos.  "Eso es lo que se teme, que el retraso en el desarrollo de síntomas, multiplique la saturación de aquí a cinco, siete o nueve días". El Clínic se prepara para lo que viene. "Aún tenemos espacios y recursos para asistir a los infectados... pero hay previsiones de escalada". La cuestión es clara: si la progresión de contagios se mantiene, el país se arriesga a la vuelta del triaje más estricto. "Fue muy duro decidir cada día quién entraba en la UCI y quién no". El SOS de los sanitarios resuena: "Necesitamos que las autoridades actúen... pero necesitamos aún más a la gente".  

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