"La Covid no avisa, eclosiona"

Cataluña, al límite: "Si se escapan más casos habrá otros focos como Lleida"

El brote en El Segrià tiene en vilo a unos servicios de Salud Pública históricamente debilitados que alertan de que, en cuestión de días, la situación podría descontrolarse.

Una persona camina por una calle del centro de Lleida este lunes
Una persona camina por una calle del centro de Lleida este lunes
EFE

La Generalitat izó la bandera verde este martes: "Contamos con suficientes  rastreadores para ir cortando la mayoría de brotes que vemos". Los equipos catalanes de Salud Pública, históricamente debilitados, no lo tienen igual de claro. "Los servicios de vigilancia se han visto deteriorados por la sensación de seguridad que se había instalado en nuestra sociedad. Esta brotaba de la idea de que las enfermedades infecciosas ya no suponían ninguna amenaza". El que habla es Joan A. Caylà exjefe del servicio de Epidemiología de la agencia de Salud Pública de Barcelona y actual presidente de la Unidad de Investigación en Tuberculosis de Barcelona (UITB). Es consciente del peso que recae sobre los hombros de los especialistas como él: "Si no lo hacemos bien, si no llegamos a tiempo, el caso de Lleida no será el único".

El Gobierno central y el de Torra llevan semanas sin levantar la vista de Lleida... mientras miran de reojo a otras zonas como Barcelona. La capital ha sufrido un incremento de casos que han llegado a triplicarse en apenas siete días. La ciudad condal ya cuenta con 24 brotes, la mayoría en familias o círculos de amistades, pequeños y controlados. Aunque el panorama barcelonés no es equiparable al escenario que ensombrece el día a día en la comarca de El Segrià la alcaldesa, Ada Colau, admitió la tarde de ayer que, para cortar la transmisión, por cada 150 nuevos positivos, serían necesarios medio centenar de rastreadores adicionales. Solo el brote de L'Hospitalet de Llobregat acumuló 300 contagios este martes. 

Es en esta zona, donde el Govern ha endurecido más las precauciones. La consellera de Salud, Alba Vergès, instó -en pleno embrollo judicial- a los vecinos de tres de sus barrios -los más afectados y con mayor densidad de población- a quedarse en sus casas, salvo motivos estrictamente necesarios, y a huir de reuniones de más de diez personas (dentro y fuera de los domicilios). Aislamiento perimetral, sí; refuerzo en la red de control, no.

"El volumen de contagios podría volver a ser inasumible"

La desidia de la agenda política por los servicios de epidemiología no es solo una falta catalana. Toda España cojea del mismo pie. Hasta ahora, los efectivos del ramo han logrado monitorizar el sarampión, la hepatitis, el VIH... hasta los mosquitos. "El problema de la Covid es que no avisa, la situación parece en calma y, de golpe y porrazo, eclosionan centenares de casos", analiza Caylà en una llamada con La Información. En verano las plantillas de los hospitales quedan bajo mínimos y la situación es aún peor en los centros de salud. "El personal necesita descansar. Acumulan meses de mucha presión". Ahora más que nunca, resulta imprescindible que estos huecos se repongan con los profesionales adecuados. 

"Si perdemos la pista a un puñado de positivos, en pocos días, lo que ha ocurrido en Lleida dejará de ser un caso aislado". El especialista explica que, cada nuevo afectado puede contagiar a otros tres en menos de una semana. Estos tres, a su vez, harán lo propio con otros nueve. "Nos encontramos en un momento crítico. Si nos retrasamos en el diagnóstico, el volumen volverá a ser inasumilble". Caylà compara la evolución del nuevo coronavirus con otro 'enemigo' que conoce bien. "El ritmo de contagio de la tuberculosis es mucho más lento. La diferencia con el SARS-CoV-2 es que es fácil que los nuevos casos pasen desapercibidos... después aparecen por centenas". Para la primera enfermedad, la tasa de éxito de tratamiento es del 95%. Para la Covid aún no existe ninguno. 

De julio a agosto se espera un incremento de los flujos entre CCAA, así como una reactivación del turismo (incluido el internacional). La detección precoz será la clave para evitar un confinamiento masivo que dé al traste con una actividad económica esencial para sortear la ruina de miles de españoles. "Si las cosas se descontrolan antes de tiempo, no habrá temporada estival". La red de vigilancia será el seguro que libre al país del descalabro anticipado. "La comunicación entre Salud Pública y Atención Primaria debe ser fluida. Al final, son los médicos de cabecera los que mejor conocen el terreno en el que se mueve el virus. Son los consultorios los que deben estrechar el cerco sobre los convivientes de los nuevos contagios". De los no convivientes se  encarga Salud Pública. Los huecos que deja el verano en las plantillas de la Primaria podrían resquebrajar todo el sistema de diagnóstico precoz. 

"En el país ya hay áreas que no están llegando a tiempo. Las políticas de prevención siempre van un paso por detrás del virus". Esto ocurre en Cataluña, en el resto de España y más allá de los Pirineos. "Hay que ser más rápidos en materia de diagnóstico, no se nos puede escapar un solo positivo, porque el estudio de los contactos debe iniciarse lo antes posible", insiste el epidemiólogo. 

Hay mucho en juego, pero sigue habiendo grupos que se saltan las medidas de precaución. Mascarilla, distancia social y lavado de manos. Las reglas son tan claras como los peligros de no cumplirlas. "La gran mayoría de la población está respondiendo bien a las indicaciones, pero existe cerca de un 5% que se las salta". Caylà matiza que la edad de los casos más recientes se ha desplomado. Esto indica que el contagio ha crecido entre los jóvenes. ¿Es posible que los estragos causados por este 'pequeño' grupo vuelva a sumir al país en el caos de las peores semanas? Caylà no titubea: "Sí".  

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