Elecciones en Galicia

Feijóo la rara avis gallega que arrasa y sigue volando con mayoría absoluta

El presidente de Galicia triunfa en las urnas en un parlamento del que desaparecen Podemos y las Mareas y crece el BNG. El PSdG se mantiene.

Alberto Núñez Feijóo
Alberto Núñez Feijóo.
Europa Press

En Galicia, llueva o haga sol, el Partido Popular es una apisonadora electoral y, desde el 18 de abril de 2009, Alberto Núñez Feijóo (Ourense, 1961) es su conductor. La reválida en los comicios de este domingo a la Presidencia de la Xunta le otorga una mayoría absoluta superior a la precedente y coloca al líder popular gallego a tiro de piedra de los tres lustros que el histórico Manuel Fraga ocupó el sillón de mando en, ya es una casualidad, el Palacio de Rajoy de Santiago de Compostela.

Ha sido un triunfo salpicado inicialmente de angustia. Las primeras encuestas a pie de urna auspiciaban un inesperado desastre electoral para los populares: ser la fuerza más votada, pero perder la mayoría absoluta, lo que habría dado el Gobierno a un BNG fortísimo y en crecimiento, con el apoyo del PsdG, que mantiene el tipo frente a su electorado. Los primeros porcentajes del recuento real trajeron la tranquilidad al que hoy ya es una rara avis del escenario político nacional.

El triunfo de Feijóo le vuelve a convertir en el hombre fuerte de su Galicia natal y continúa siendo un firme candidato a liderar el Partido Popular, por mucho que él trate de pasar de ese cáliz cada vez que se le pregunta por un desembarco en Génova. Mientras Feijóo suma y sigue, su jefe de filas nacional, Pablo Casado, se ha dejado por el camino de las urnas 49 escaños de la herencia de Mariano Rajoy, y eso gracias a que la casi desintegración de Ciudadanos inyectó votos en las listas populares... y también de Vox. En Génova, el líder gallego es visto con cierto recelo y su triunfo este domingo provoca una sensación agridulce en Madrid, por mucho que Casado haya tratado de capitalizar la victoria de su compañero de formación.

Lo ocurrido en el País Vasco ayuda a entender la situación de los populares en otros escenarios complejos: en Euskadi el PP se desinfla en las urnas capitaneado por Carlos Iturgaiz pese a haber concurrido unificando listas con Ciudadanos, que casi besó las mieles en el Congreso de los Diputados hace no tanto tiempo y que se ha disuelto ahora como un azucarillo.

Feijóo ha sabido mantener el tipo en una situación difícil, circunscrita a un escenario económico malo y a un crecimiento del desempleo desconocido en crisis anteriores. Los gallegos han confiado en él una vez más pero han mandado un aviso a navegantes con el colosal tirón del Bloque, la cierta estabilidad del PsdG y la desaparición de Podemos del arco parlamentario, que asesta un duro golpe a Pablo Iglesias. La formación morada tendrá que hacer un profundo análisis de los resultados que han llevado a sus candidatos a no obtener escaños.

El coronavirus, con un foco activo en A Mariña, ha amenazado hasta el final la celebración de los comicios dado que ha sido la palanca que las fuerzas de izquierdas han accionado para tratar de deslegitimar de algún modo el triunfo que anunciaban los estudios demoscópicos. La experiencia de Feijóo ha sido en estos comicios un grado diferenciador en una comunidad autónoma en la que las posiciones conservadoras son un clásico desde el arranque de la etapa democrática, donde solo los socialistas González Laxe y Pérez Touriño han podido ejercer el Gobierno regional.

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