Irán tiende la mano a los disidentes exiliados tras la Marea Verde

  • El Gobierno de Hasán Rohaní ha tendido la mano a los disidentes de la Marea Verde que abandonaron Irán tras la represión de las protestas por la polémica reelección de Mahmud Ahmadineyad en 2009 y que no las tienen todas consigo para volver.

Ana Cárdenes

Teherán, 12 dic.- El Gobierno de Hasán Rohaní ha tendido la mano a los disidentes de la Marea Verde que abandonaron Irán tras la represión de las protestas por la polémica reelección de Mahmud Ahmadineyad en 2009 y que no las tienen todas consigo para volver.

El presidente dio instrucciones recientemente para que se forme un comité que "facilite" el regreso de los miles de iraníes que huyeron del país tras unos comicios que la oposición, encabezada por los encarcelados Husein Musavi y Mehdi Karrubi, consideró un fraude.

Decenas de personas murieron en choques entre los manifestantes y las Fuerzas de Seguridad y milicias que se prolongaron durante meses, mientras los equipos de campaña de los líderes reformistas fueron detenidos, acusados de traición, y miles de jóvenes represaliados, por lo que muchos optaron por abandonar Irán.

El ministro de Inteligencia, Mahmud Alavi, aseguró el mes pasado que aquellos que no hayan sido acusados de cometer "violación" alguna pueden regresar, informó el digital Al Monitor.

El encargado del Gabinete de Rohaní, Mohamad Nahavandian, dijo que "el deseo de esta Administración es que el derecho de los iraníes a viajar a su país y su patria pueda realizarse", mientras según el viceministro de Exteriores, Hasan Ghashghavi, Irán "no teme le regreso de los iraníes" y "muchos de los miedos son infundados".

Según el Alto Comisionado de la ONU para los Refugiados (ACNUR), entre 2009 y 2011 más de 45.000 iraníes presentaron demandas de asilo en 44 países, la mayoría en Turquía y en el Kurdistán iraquí.

Además, decenas de personas fueron condenadas a penas de cárcel y latigazos y muchos estudiantes, expulsados de sus universidades.

Tras la toma de poder de Rohaní en agosto, el ministro de Educación Superior interino, Jafar Tofighi, pidió a los estudiantes cuyos expedientes se marcaron que solicitaran el regreso y en octubre pasado dijo que unos 400 habían podido regresar a las aulas.

Pero la cuestión del retorno no depende enteramente del Gobierno, sino, sobre todo, de la Justicia, aún mayoritariamente en manos de los más conservadores. No se trata solo de que se les permita entrar al país, sino que se les deje llevar una vida normal.

Pese a sus conciliadoras palabras, el Gobierno no ha dado ninguna garantía de que no se actuará contra quienes regresen y, de hecho, el portavoz del Ministerio de Justicia, Mohsen Ejei, ha advertido que "los que hayan cometido crímenes" serán perseguidos.

Además de que se les condene a penas de prisión por delitos como espionaje o traición, se arriesgan a que confisquen sus pasaportes a su llegada o se les prohíba estudiar o ejercer una profesión.

Amin, un joven iraní exiliado en Alemania que pidió ocultar su apellido, dijo a Efe por correo que, pese a que salió del país legalmente en una decisión de "autoexilio", tiene "algunos problemas para volver", porque escribió varios artículos para BBC, prohibida por Irán, y webs iraníes críticas con las autoridades.

"Me gustaría ir a ver a mis seres queridos, pero mi familia tiene miedo de que el Gobierno me quite el pasaporte y no me deje volver a salir para proseguir mis estudios", señaló.

Otro disidente refugiado en un país europeo, Iman, explicó a Efe que hay distintos casos entre la diáspora forzosa, empezando por los reformistas activos o los que trabajan con el Comité del Movimiento Verde en el Exilio, algunos de los cuales han tratado de volver, pero no lo han conseguido "por distintos motivos".

Otro grupo está formado por los que recibieron penas de prisión y pertenecían a distintos movimientos, la mayoría de los cuales "ni siquiera piensan en volver a Irán", y el último, los que abandonaron el país de forma legal y, una vez fuera, participaron en actividades "consideradas peligrosas y no adecuadas", que también temen volver.

Otro joven exiliado en Alemania que pidió anonimato indicó a Efe que "la mayoría de los que estuvieron activamente involucrados en la Marea Verde más que querer volver lo que están haciendo es buscar fórmulas para traer a sus familias a Europa".

Por su parte, Mirza, un joven instalado en Francia y que salió del país en 2010 tras dos meses y medio de prisión y una sentencia para cinco años más, cree que los exiliados se dividen "entre los pesimistas y los optimistas".

"Yo tengo esperanzas con la elección de Rohaní. Siempre hay dudas, porque con Irán nunca se puede estar seguro, pero creo que las posibilidades han mejorado", dice por teléfono.

Reconoce, sin embargo, que este no es el clima general entre los expatriados, ya que "muchos creen que no hay esperanza, dicen que las cosas siguen igual: Musavi y Karrubi detenidos, arrestados cientos de disidentes y no se respetan los derechos humanos".

"De hecho, el Ministerio de Justicia ha dicho que si alguien vuelve será detenido de inmediato. Pese a eso, algunos están empezando a volver", afirma.

Él, de momento, no piensa hacerlo por temor a las represalias, pese a sentir que para alguien como él, "involucrado en la participación política, estar exiliado significa perderlo todo".

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