Apenas hay empresas españolas

Hacer leña de los árboles caídos en los incendios: la madera vale el 25% menos

Los ayuntamientos se quedan con el 85% del dinero de la venta de los troncos quemados que se venden especialmente al mercado portugués e italiano en forma de biomasa para aprovechamiento energético.

Incendio Folgoso do Courel, Lugo
Hacer leña de los árboles caídos en los incendios: vale un 25% menos.
Carlos Castro / Europa Press

Las llamas ya han arrasado en lo que va de año más de 123.000 hectáreas, prácticamente la misma superficie que ardió en todo 2017 y solo 67.000 menos que en 2012, el peor año en las tres últimas décadas, según el Sistema Europeo de Información de Incendios Forestales (EFFIS). El saldo actual -a 18 de julio- supone ya que solo hasta mitad de año se han quemado el doble de hectáreas que la media anual desde 2006. Más de la mitad de estos incendios -un 53%- son intencionados, pero apenas el 9% de los causantes han sido identificados y un todavía más pequeño porcentaje cumple condena por su delito. 

Según datos del Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación, el patrón que más se repite en los incendios intencionados son los provocados por pastores y ganaderos para regenerar el pasto, sin embargo, solo el 0,3% tenía el propósito de modificar el uso del suelo, de estos, 60 de los detenidos han reconocido que su voluntad delictiva era bajar el precio de la madera. De hecho, el 60% de la madera que se quemó en la ola de incendios del 2018 en montes de titularidad pública de Ourense fue vendida en subasta a empresas portuguesas a precio de mercado. Las firmas lusas han demostrado en los últimos años que están más interesadas que las madereras españolas en obtener beneficios económicos de los incendios.

Retirar o no los restos del fuego es un debate que se reactiva cada verano. La venta de estos sobrantes en el mercado internacional de la madera quemada puede llegar a los 60 euros cada tonelada, mientras que las empresas españolas que trituran las astillas para aprovechamiento energético pagan 5 euros la tonelada. Las empresas compradoras de esta biomasa la adquieren para obtener derechos de consumo limpio ante sus elevadas tasas de emisión CO2

Más del 60% de la madera quemada se vende a Italia o Portugal y el restante 40% no encuentra compradores en nuestro país

Esta táctica contraproducente se ha repetido en el incendio que ha destruido la zona de Ateca, Zaragoza, donde la chispa que inició el fuego fue originada por una excavadora que trabajaba para una empresa de reforestación, plantan árboles para vender diplomas 'verdes' a las industrias que buscan rebajar su huella contaminante. La paradoja está en que estas empresas compradoras de biomasa no se encuentran en España, más del 60% de la madera quemada se vende a Italia o Portugal y el restante 40% no encuentra compradores en nuestro país. De las ganancias de esta subasta sacan lucro los ayuntamientos, quienes se quedan con el 85% del dinero de la venta de la madera quemada.

Este negocio es perfectamente legal, en ningún informe de la Fiscalía -de los años 2006 y 2017- se han encontrado indicios de intencionalidad deliberada. Lo cierto es que no hay tramas criminales complejas ni organizaciones que actúen de manera coordinada para quemar los montes y llevarse su beneficio, pero sí hay empresas que se "aprovechan", en cierta manera, de los residuos de los bosques quemados. Con la saca de madera, las ramas calcinadas se separan de las madera verde, a veces afeada u oscurecida, pero útil para los madereros, especialmente porque se vende a un precio hasta 25% inferior del valor que tienen la tala normal. El destino más frecuente suele ser el de convertirse en celulosa para la industria papelera.

La popularidad de esta madera salvada de las llamas en el país vecino no es por la proximidad con Galicia sino por un problema de oferta y demanda. Tal fue el volumen de madera quemada y vendida en la última década en Portugal que la industria de la leña no puede encontrar en su territorio materia prima. El país pasó por una burbuja del fuego: durante los veranos en los que se dispararon los incendios, la industria era altamente productiva pues los precios descendieron ante tanta oferta de madera recuperada entre las cenizas, pero es una gloria que no se prolonga en el tiempo pues, ahora, con la mayoría del territorio portugués quemado llega la escasez y las empresas portuguesas deben recurrir al mercado internacional durante los seis, diez o incluso veinte años que tardan los procesos de recuperación.

Partíamos de unas circunstancias de precio anormales e históricas en las que se doblaba especulativamente el precio de la madera quemada

Las subastas de madera casi quemada se organizan en colaboración con representantes del sector privado forestal como la Federación de Asociaciones de Forestales de Castilla y León que agrupan a los propietarios de las zonas quemadas en lotes para velar por que se cumplan los acuerdos entre los madereros y los propietarios. Roberto Bravo, director de la Federación, confirma que con las subastas del verano pasado se partía de unos precios de la madera muy elevados, pero con la cantidad de madera que se espera que acceda al mercado tras el incendio de Zamora -con la pérdida de 36.000 hectáreas se ha convertido en el incendio más grande de la historia de España y el del avance más rápido a nivel global, 10.000 hectáreas quemadas en solo 4 horas- la ingente oferta abaratará el precio del sector. Además se debe tener en cuenta que los precios también se disparan si la comunidad autónoma no es capaz de autoabastecerse y debe recurrir al material restante de los incendios de otras comunidades.

Este lucro no tiene una motivación maligna y exclusivamente económica, pues la madera debe ser sacada de la zona quemada para evitar un foco de plagas en los árboles debilitados y no muertos, como explica Sergio de Frutos, investigador forestal. La madera quemada, dependiendo de la severidad del incendio, puede usarse para la trituración o biomasa o, en los mejores casos, para destinos mucho más rentables como la industria de la construcción, en concreto, las especies ibéricas se prestan para este negocio más provechoso. 

Al único al que le podría interesar bajar el precio de la madera es a la industria de la trituración porque el precio de la madera en pie en España es un precio puntual

Así, un buen ejemplar de pino silvestre de entre 80 y 100 años puede dar hasta un metro cúbico de madera útil en la industria de la chapa y podría llegar a pagarse por 100 euros el metro. El pino también podría ser enviado a un aserrío donde el precio varía de los 40 a 50 euros el metro cúbico. Mientras que, la industria más frecuente en España, la de la trituración, solo ofrecería 10 o 20 euros por tonelada. 

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