Decisivo para el 4-M

La guerra entre Ayuso y Gabilondo por dominar el 'cinturón naranja' de Madrid

El voto de Montecarmelo, Las Tablas, Sanchinarro o Valdebebas, donde miles de familias jóvenes de clase media, que votaron masivamente a Cs en las pasadas autonómicas, serán decisivos en el resultado del 4-M.

EFE
La guerra entre Ayuso y Gabilondo por dominar el 'cinturón naranja' de Madrid
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Jueves 15 de abril. Faltan menos de 72 horas para el inicio oficial de la campaña del 4-M y en la Avenida del Camino de Santiago hay una carpa de Unidas Podemos que reparte propaganda de la coalición. Poca gente se detiene a recogerla, aunque la zona tampoco está muy concurrida. Pasean por aquí personas de entre 30 y 40 años, muchas con niños, en una extraña mezcla estética de chándales y los trajes de quienes llegan a su barrio después de la jornada laboral. "Aquí hasta hace nada todos eran de Ciudadanos y ahora parece que ganará Ayuso. Gabilondo también cosechará un buen puñado de votos, algunos pocos nuestros 'hermanos' de Más Madrid y otros pocos Vox y nosotros", confiesa un miembro de la carpa de Unidas Podemos.

Estamos en Las Tablas, uno de los nuevos barrios 'centristas', PAUs del norte de Madrid en los que Ciudadanos arrasó en las autonómicas de 2019 y en los que se prevé un descalabro naranja en los comicios del 4-M que puede ser capitalizado por el PP, en buena medida, y por el PSOE. "Ciudadanos nos ha dejado solos y creo que casi nadie les volverá a votar", dice una mujer que pasea por la Avenida de San Millán de la Cogolla, una de las principales de Las Tablas, que desemboca en la M-40 y el distrito Telefónica.

Porque Madrid, además de un 'cinturón rojo' (los barrios y municipios del sur) y un 'núcleo azul’' (los barrios del centro de la capital) también tiene -o al menos tenía- un 'cinturón naranja', que en 2019 votó masivamente al partido que entonces dirigía por Albert Rivera. Aquí Cs cimentó una buena parte de los 625.039 sufragios, el 19,42% de los votos, que auparon a la formación hasta el tercer puesto de la Comunidad.

Ciudadanos cosechó la victoria en 2019, con porcentajes de voto cercanos al 30%, en los distritos de Hortaleza y Barajas, y prácticamente igualó, con un 25%, a PP y PSOE en Fuencarral-El Pardo. En estos distritos es donde se encuentran estos nuevos barrios de apenas 20 años de existencia: Montecarmelo, Valdebebas, Las Tablas o Sanchinarro. Barrios donde Ciudadanos llegó a obtener entre el 35% y el 45% de los votos. Pocos meses después, en la repetición de las elecciones generales en noviembre de ese mismo año, el partido encajó un notable descenso de apoyos, en beneficio de PP, sobre todo, y del PSOE. No es casualidad que Pabo Casado eligiera Las Tablas para presentar el 31 de marzo la candidatura de Isabel Díaz Ayuso acompañada del mediático Toni Cantó, proveniente de Ciudadanos y cuya presencia en las listas 'populares' ha sido declarada nula por el Tribunal Constitucional. Tampoco lo es que el candidato del PSOE, Ángel Gabilondo, “soso, serio y formal”, insista una y otra vez en su perfil moderado y alejado de Unidas Podemos. Ambos buscan el voto del centro, el voto del ‘cinturón naranja’.

Uno de estos barrios creados a finales del siglo pasado -y que hoy en día todavía carecen de infraestructuras como colegios, tiendas, bares o un buen transporte público- es Las Tablas, con unos 40.000 habitantes censados. Por el día, el PAU -ya se ha inventado el término de "pauers" para definir a los habitantes del barrio- parece una ciudad fantasma. Apenas hay nadie en sus calles. Decenas de bloques cerrados, con piscina en su interior la mayoría, uno tras otro, todos iguales o muy parecidos, en medio de inmensas avenidas interrumpidas por infinidad de rotondas, aceras kilométricas, muchas zonas verdes... Un barrio flanqueado por la ciudad de la Comunicación de Telefónica y la del BBVA con su edificio 'vela', con la M-40 a un lado y separado de su 'gemelo' Sanchinarro por un centro comercial de El Corte Inglés.

Y es que en estos barrios, que comenzaron a diseñar las administraciones socialistas de los 80 y desarrollaron definitivamente los 'populares' con su plan del 97, no hay casi tiendas de barrio pero proliferan las entidades bancarias (la hipoteca es la hipoteca), y en los que sus habitantes, mayormente de entre 30 y 50 años, de clase media-alta y buen poder adquisitivo, son 'cochedependientes' pese a algunas líneas de autobús y el metro ligero. La pequeña ciudad parece desperezarse cuando cae la tarde. Es entonces las calles cobran vida: la gente, muchos niños, salen a pasear, hacer deporte en los parques, sacan al perro o toman una cerveza en alguna de las pocas terrazas existentes.

Luisa, de 39 años, anda por el barrio con una de sus hijas, "dando un paseo" después de su jornada laboral. "Trabajo aquí al lado, en una empresa de telecomunicaciones", dice con cierta ironía sin querer 'desvelar' el nombre de la compañía. "Aquí, la verdad es que no hacemos mucha vida vecinal, casi ni los conoces. Únicamente en verano, en la piscina, y con los de tu urbanización...", dice sobre un barrio donde "el extracto social es similar. Clase media, con estudios superiores, con buenos trabajos, con uno o dos hijos...". ¿Y desde el punto de visto político? "El de aquí es un voto urbano, centrista, liberal. Gente que quiere vivir tranquila, pagar su hipoteca sin problemas y sin que la frían a impuestos... Lo que queremos es gobiernos eficaces".

Luisa confirma que "Ciudadanos tuvo un montón de votos hace dos años. Mi marido y yo les votamos, era un proyecto liberal y de centro que nos gustaba, pero nos han decepcionado. No ayudaron a formar un gobierno moderado con Pedro Sánchez tras las elecciones generales de abril de 2019 y luego, en la Comunidad, han torpedeado el gobierno de coalición con el PP de Ayuso. Creo que ahora les votará poca gente. Aquí ganará el PP y el PSOE quedará segundo. En este barrio, los extremismos de Vox y Podemos no tienen mucho que hacer", reflexiona.

El diagnóstico de Lorenzo Álvarez, presidente de la Asociación Vecinal Las Tablas, es parecido al de Luisa, aunque de sus afirmaciones se desprende otro sesgo, quizás algo más escorado hacia la izquierda. "Las Tablas es un barrio con muchas carencias, algo impropio en cualquier ciudad con 37.000 residentes censados y otros 40.000 trabajadores de las empresas ubicadas en el barrio. La responsabilidad es única y exclusivamente de las distintas administraciones públicas que, en los más de 18 años de vida de este barrio, han mirado para otro lado: Comunidad y Ayuntamiento de Madrid”.

Cuando la tarde de este gris día primaveral se funde poco a poco con la noche bastantes personas todavía pasean por la calle, aunque apenas hay grupos ni se escucha el bullicio habitual de las terrazas. Casi no hay. Reina un imponente silencio y se respira un cierto aire individualista, alejado de la habitual vida en común de los barrios tradicionales. Los vecinos, generalmente, no quieren hablar. "Tengo prisa"; "El voto es algo personal" o "No quiero decir nada de política", son las respuestas más comunes.

Juan Pablo sí se detiene. Conoce bien el barrio, en el que reside desde 2005. Se mudó aquí con su mujer y sus dos hijos desde el corazón de la ciudad, al lado de la calle Mayor. "Se vive bien, todo es más impersonal y anónimo, pero bien. Es una vida más tranquila", dice. Destaca también que "ya en las europeas de 2014 UPyD tuvo un excelente resultado. La gente estaba desencantada con los grandes partidos por la corrupción, etcétera, y luego se pasó de UPyD a Ciudadanos. Ahora Ciudadanos se va a dar un batacazo y creo que aquí ganará probablemente Díaz Ayuso o quizás, aunque lo dudo, Gabilondo". 

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