"Trabajamos en madrigueras"

"De héroes a villanos": Las agresiones crecen en los centros de salud de Madrid

Centro de Atención primaria Madrid
Centro de Atención primaria Madrid
EFE

Los balcones han dejado de aplaudir a los héroes de la pandemia y la crispación ha vuelto a las consultas madrileñas. "Hemos pasado de héroes a villanos". La fotografía que presenta Alicia Martín, presidenta de Atención Primaria del sindicato AMYTS, es demoledora. La doctora asegura que las agresiones a los sanitarios de los centros de salud se han incrementado en los últimos días. A la sensación de que ya ha pasado lo peor se llegó con la vuelta de los paseos sin hora y los cafés en las terrazas. "Los pacientes llegan al centro y exigen que se los atienda como antes", comparte Alicia con La Información, "Se encuentran con un 'no' en la puerta, la tensión se desata y los sanitarios estamos solos".

Si el pico exaltó a los efectivos de las UCI, la desescalada llegó para encumbrar a los de Atención Primaria (AP). Hay unanimidad: su papel será crucial para evitar un rebrote. A pie de camilla, la situación es otra. los refuerzos no llegan, parte de la plantilla sigue inactiva y la presión asistencial aumenta."Esta semana hemos tenido constancia de una agresión en Torrelodones", cuenta Javier Huerta Dante, médico de Familia en un centro de Delicias, "No se llegó a la agresión física, pero hubo un episodio de violencia verbal muy fuerte". El confinamiento prolongado sumado a ese mensaje de normalidad no ayuda. 

"Empiezan a llegar personas  que exigen atención inmediata para problemas que no son prioritarios, al menos, no en estos momentos", apunta Javier. En el caso de Torrelodones, "se trataba de  un paciente con tos crónica, que intentó saltarse el triaje y pedía que se le atendiera de inmediato, a pesar de que su caso ya lo  había valorada previamente un especialista". El profesional asegura que, en general, la población "está siendo sensata", pero, el aislamiento ha agravado la agresividad de las personas con menos autocontrol. Cuando la violencia se dispara, los médicos están solos.

"No somos un muro de contención, somos las legiones"

"No podemos entender cómo en otras instituciones públicas sí se contrata personal de seguridad, pero no hay protección en los centros de salud", denuncia Alicia. El refuerzo de la seguridad es una de las reivindicaciones históricas de los sanitarios. Nunca ha obtenido respuesta. "Te sientes desprotegido pero, sobre todo, pone en riesgo todo el proceso asistencial", matiza Javier, "Somos un punto de riesgo y estos episodios a veces se resuelven bien, pero otras se descontrolan". Cuando esto ocurre, el profesional no tiene recursos.

La frustración de los pacientes se suma a la debilidad de una plantilla diezmada a la que no llegan los refuerzos anunciados. "Hablan de la Atención Primaria como un muro de contención, no somos eso, somos las legiones que avanzan en primera línea", ilustra Eduardo Díaz, médico de  Familia en un centro de Leganés. Las mismas tropas que, a todas luces, tienen en su mano gran parte del éxito de la desescalada, siguen sin recibir ese aumento de plantilla. "Desde la consejería se ha hablado de nuevas plazas, lo que no hemos visto son contratos", asevera el especialista. La AP es más que una barrera: "Un muro solo retrasa el problema, nuestra misión es encargarnos de todos los casos posibles para que a los hospitales solo lleguen los crísticos". 

"En Madrid hace años que falta personal", comentan los tres sanitarios consultados por este diario. "Cerca de 200 pediatras y de 600 médicos", coinciden. El presidente del Colegio de Médicos de Madrid (ICOMEM), Miguel Ángel Sánchez Chillón, respalda su petición: "Nos inquieta especialmente que los profesionales médicos tengamos que hacer frente a esta situación con gran parte del personal dedicado en exclusiva al abordaje de la epidemia; y que por tanto el sistema sanitario madrileño no pueda asumir un nuevo rebrote".

"Trabajamos en madrigueras, entras limpio y sales con bicho"

Establecer circuitos diferenciados para los pacientes con Covid y el resto. La tarea que les encargó Salud Pública choca cuando se baja del protocolo a la la consulta. "Trabajamos en verdaderas madrigueras... aquí entras limpio y sales con el bicho", comenta Alicia en conversaciones con este diario. Eduardo descuelga el teléfono poco después: la metáfora es la misma. Los profesionales explican que muchos de los centros de salud de la región solo tienen una entrada y que "muchos se ubican en sótanos". "Por muy cuidadosos que seamos es imposible separar la ruta 'sucia' de la limpia", explica Alicia. Incluso para los propios profesionales. 

Al contrario de lo que ha ocurrido en los hospitales, según los médicos consultados, la plantilla de Atención Privada no tiene permiso para teletrabajar. La razón que les ofrecieron las autoridades fue la protección de datos del paciente. "Digo yo que en los hospitales también tendrán que tener cuidado con estas cosas", ironiza el doctor.

El teléfono suena incansable en la sala reservada al grupo de sanitarias embarazadas en un centro de salud cualquiera de algún punto de Madrid. La habitación se ha convertido en su lugar de trabajo, en un escenario de guerra donde ellas son, a la vez, tropa y paloma blanca. La Atención Primaria no puede prescindir de ningún par de manos. "Lo mismo ocurre con los sanitarios con patologías", afirma Alicia. Mientras el Consejo Interterritorial debate sobre el acelerón hacia la telemedicina, ellas se arriesgan a pillar el bicho con cada visita al baño. 

El eco de los aplausos se desvanece, como las promesas de esos efectivos que nunca llegaron. Los test y los equipos siguen desvaneciéndose en ese Triángulo de las Bermudas que se ha establecido entre Barajas y las consultas. "Lanzan globos sonda sobre aviones cargados de material que se pierden en un agujero negro", denuncia Eduardo. Las últimas batas que han llegado a la consulta del especialista no tras, asegura, son como "una sábana bajera que, según dicen se puede reutilizar, pero al segundo lavado el plástico se ha deshecho". Para muestra un botón. Alicia tuvo que pagar más de 60 euros en un centro privado para someterse a la prueba de la Covid. Son las legiones que nos librarán del rebrote y siguen avanzando sin escudo.

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