Los puntos de discordia sobre el acuerdo entre Turquía y la UE

El acuerdo que intentarán cerrar la UE y Turquía se enfrenta a las dudas e incluso la hostilidad de algunos Estados miembros del bloque que podrían hacer fracasar la cumbre de este jueves y viernes en Bruselas.

El proyecto inicial preveía que todos los migrantes que llegaran a las islas griegas fueran devueltos a Turquía. En contrapartida, la UE se comprometía a aceptar un solicitante de asilo sirio procedente de Turquía por cada migrante devuelto.

A cambio del compromiso de Turquía, el gobierno de Ankara obtendría también la reanudación de las negociaciones de adhesión al bloque de los 28.

A Chipre no le gusta la idea de ofrecer a Turquía nuevas negociaciones de adhesión a la UE y podría bloquear el acuerdo. La República de Chipre, dividida en dos desde 1974 cuando los turcos invadieron la parte norte de la isla, "no tiene intención" de aprobar esta contrapartida "si Turquía no respete sus obligaciones".

"No dejaremos que se imponga a Chipre la apertura de un capítulo particular" de las negociaciones, indica un diplomático que participa en las negociaciones europeas.

Francia también tiene dudas sobre otra contrapartida ofrecida a Turquía, la aceleración del proceso para suprimir los visados a los turcos que entran en el espacio Schengen.

Turquía espera obtener esta exención para junio pero el presidente francés François Hollande ha dicho que no hará ninguna concesión para que se respeten un total de 72 medidas necesarias según él antes de suprimir los visados.

Otros países como Austria son reticentes a hacer concesiones a un país con un gobierno que consideran autoritario y Hungría ya dijo que vetaría cualquier medida para "reinstalar" a demandantes de asilo en países de la UE.

La manera poco habitual en que se forjó el acuerdo con Turquía no ha gustado a muchos países de la UE. El texto fue negociado antes de la cumbre del 7 de marzo entre la canciller alemana Angela Merkel y el primer ministro turco Ahmet Davutoglu, en presencia del primer ministro holandés Mark Rutte.

Pero los demás jefes de Estado no estaban al corriente ni tampoco el presidente del Consejo Europeo Donald Tusk, encargado oficialmente de negociar con Turquía. El entorno de Tusk dio a conocer su irritación.

La consecuencia es que varios países miembros no dudan en señalar los puntos débiles de las "propuesta turca" y temen que Alemania se erija en portavoz de la UE.

La ONU ha advertido que el acuerdo podría ser ilegal si incluye "posibles expulsiones colectivas y arbitrarias de migrantes" y en Bruselas los juristas llevan varios días intentando adaptar el texto para que respete la legalidad europea e internacional.

Según la Comisión Europea, Grecia reconocerá a Turquía como "país seguro" donde los refugiados pueden recibir protección, por lo que las expulsiones serían legales. Además, cada demandante de asilo seguirá un proceso personalizado y podrá apelar en caso de expulsión a Turquía, algo que según varios juristas podría de facto invalidar todas las expulsiones.

El proyecto de acuerdo prevé en principio que todos los migrantes que lleguen a las islas griegas sean devueltos a Turquía y a su vez los europeos "recolocarían" en la UE otro sirio procedente de Turquía.

Sin embargo hay dudas sobre si se respetará este sistema de "uno por uno" porque el número de refugiados que la UE está dispuesta a acoger es limitado.

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