Tras el batacazo de Andalucía

Sánchez apuesta por la OTAN y rompe los puentes con sus socios de izquierdas

El presidente del Gobierno conseguirá ponerse una medalla de oro gracias a la cumbre de Madrid, aunque quiere sacar su máximo brillo con la famosa, pendiente y muy deseada reunión con el presidente Joe Biden.

Pedro Sánchez
Sánchez apuesta por la OTAN y rompe los puentes con sus socios de izquierdas.
Eduardo Parra / Europa Press / ContactoPhoto

Por primera vez, tras el amargo trago del batacazo de las elecciones andaluzas y unos cuantos disgustos económicos más, Pedro Sánchez conseguirá ¡por fin! ponerse una medalla de oro en su solapa -algo huérfana de honores- gracias a la cumbre de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN), que se celebrará los días 29 y 30 de junio en Madrid, aunque a partir del 28 ya habrá cierta actividad y contactos políticos al máximo nivel. Y es allí donde el presidente del Gobierno español quiere sacar su máximo brillo, en la famosa, pendiente y muy deseada (al menos por él) reunión con el presidente de EE.UU., Joe Biden, que llegará a Madrid procedente de Alemania tras participar en la cumbre del G-7.

Se producirá el anhelado encuentro por parte de Moncloa entre Sánchez y Biden, tras el malogrado paseíllo producido en junio de 2021 en el que el presidente español sólo pudo estar 30 segundos junto al presidente norteamericano mientras ambos caminaban por los amplios pasillos de la OTAN en Bruselas. Ahora, sí habrá foto y comparecencia conjunta en el palacio de La Moncloa, tras un largo y laborioso trabajo de meses, según cuentan las fuentes interesadas, incluida la embajada de EE.UU. en España. El objetivo de la cita bilateral pretende “estrechar, avanzar y adaptar” las relaciones con un país de fundamental importancia para España, según fuentes de Moncloa. Ese mismo martes, Biden se desplazará también hasta el Palacio Real donde mantendrá un encuentro con Felipe VI.

El Gobierno, por lo menos una gran parte del mismo, no oculta su satisfacción y alegría por este especial encuentro de la cumbre de la OTAN, en el que se producirán otras importantes entrevistas con los primeros ministros de Australia, Nueva Zelanda, Islandia, y el día 30 con el primer ministro de Canadá. Sin duda es una ocasión muy especial para que España tome un protagonismo inusual que hace años que no ejerce, dentro de lo que son las relaciones internacionales, pero también especialmente dentro del ámbito de la defensa occidental. A nadie se le oculta que con la guerra entre Ucrania y Rusia, tras la invasión provocada por esta segunda potencia, la situación mundial pasa por un momento de gran tensión, y el papel del Gobierno español no sólo se circunscribe en cuidar que funcione sin problemas el importantísimo operativo logístico, también debe aportar su respaldo político como miembro destacado de la defensa atlántica.

Sin embargo, quizá sea ese el principal problema para una parte de este Gobierno presidido por Pedro Sánchez pero no respaldado por todos sus miembros de la coalición. En lugar de parecer un Ejecutivo unido, democrático, europeo que defiende sus intereses occidentales y los de los miembros de la OTAN, van a ofrecer una clara división interna y externa entre comunistas y socialistas, con las siglas de Unidas Podemos por un lado y las del PSOE por otro. La discrepancia no solo se podrá visualizar en algunas manifestaciones convocadas para este mismo domingo, y otras pendientes de aprobar, sino que evidencian la gran discrepancia política e intelectual de las partes. Sin olvidar, una clara retórica de extrema izquierda que enarbola esa falsa paz de la que presumen algunos y no condena al agresor, Vladimir Putin, en una clara marcha atrás hacia zonas comunistas que todavía no han sido superadas por algunos.

Los socios del Gobierno que defienden las manifestaciones y los postulados de extrema izquierda para esta contra-cumbre, pasan por el color morado de Unidas Podemos, siguen por los filoetarras de Bildu o los independentistas de ERC, sin olvidar a los sindicatos CC.OO. y UGT, todos dispuestos a participar en los actos de boicot a la OTAN, si bien no habrá ningún ministro presente en las manifestaciones, al menos no está previsto. Pero no nos descuidemos demasiado porque ganas de asaltar las calles no le faltarán a las ministras Irene Montero y a Ione Belarra, ambas tendrán que quedarse con las ganas, la paciencia política de Sánchez está llegando a su límite. Aunque sí habrá una gran presencia en las protestas callejeras, incluida la de un alto cargo de Unidas Podemos en el Gobierno, el secretario de Estado para la Agenda 2030, y líder del Partido Comunista de España (PCE), Enrique Santiago. Todo un ejemplo de coherencia gubernamental. Tampoco se descarta que el ex vicepresidente, Pablo Iglesias, aproveche la ocasión para darse en alguna de las manifestaciones convocadas uno de sus ansiados baños de multitud.

¿Por qué no está presente el presidente español en las rondas o reuniones importantes de los principales dirigentes?

Solo España tiene un claro gobierno con ministros de extrema izquierda que se dedican a atacar a la Alianza Atlántica, y que además disculpan a Putin y a Rusia de ser los responsables directos de la invasión en Ucrania, y que no les importaría situar a España fuera de las democracias occidentales. Su persistencia comunista les pierde y les lleva a cometer estos extremos políticos que no conducen a conseguir buenos pactos internacionales con otras naciones, más allá de las que actúan en la órbita comunista.

Este es uno de los grandes problemas de Pedro Sánchez y de la izquierda en general, no estar unidos en los criterios fundamentales que forman parte de la capacidad gubernamental que resulta la base de todo pacto o unión, como son la defensa y la política exterior de un país. Pero con esa actitud pro-rusa en el Gabinete es difícil conseguir acuerdos o llegar más lejos. ¿Por qué no está presente el presidente español en las rondas o reuniones importantes de los principales dirigentes? ¿Por qué no fue invitado Sánchez en la visita que Macron, Draghi y Scholz hicieron a Zelenski en Kiev? En buena medida se debe al escepticismo de los socios sobre la fiabilidad de un Gobierno español no claramente definido en sus postulados, la situación es dura y muy compleja para dedicarse a las veleidades frente a la amenaza rusa.

Vistos algunos comportamientos, no es de extrañar un cierto cambio de ciclo. No se trata de que ahora todos quieran votar al PP y se olviden del PSOE, por mucho que lo parezca en las elecciones de Madrid, Castilla y León, o Andalucía; sino que es cuestión de que los ciudadanos se están posicionando hacia zonas más conservadoras por razones múltiples, entre ellas la situación económica, la defensa de una injustificable ideología o la misma guerra de Ucrania, etc. El PSOE debe plantearse su futuro electoral: seguir por la senda de la discordia con sus socios, o atreverse a entrar en la senda del centro izquierda, esa misma que sus “aliados” le exigían que no cruzara, que para estar en el centro ya está el PP y que los ciudadanos preferirán el original a la mala copia. Ese era el aviso y la advertencia de Gabriel Rufián o de Aitor Esteban, con miedo a que el PSOE se vuelva más moderado y rompa sus relaciones extremas con sus socios.

No creo que eso suceda porque Sánchez sólo sabe torear de una manera: matando al bicho en el ruedo, o muriendo él en la plaza. O lo que es más probable, aunque sea menos romántico: que las urnas le manden a él para casa. Veremos cómo termina esta difícil faena, pero lo de la OTAN puede acabar siendo un caramelo envenenado para un Sánchez que sueña con conseguir ¡por fin! la gloria internacional, aunque sea a costa de la polémica OTAN… polémica para sus socios de Gobierno. 

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