Sanidad alerta del peligro de chupar las cabezas de gambas: tóxicas para el riñón

Fotografía de gambas.
Fotografía de gambas.
exposición. Puedes usar el siguiente texto: Imagen de Amanda Martin en Pixabay.

Llegan las navidades y es muy difícil que en las casas de los españoles no haya alguna comida o cena en la que esté presente el marisco. Gambas, cigalas, centollos, camarones... Estos productos del mar son típicos de estas fechas, pero hay que tener cuidado a la hora de consumirlos: Sanidad ha alertado del riesgo de chupar las cabezas de estos crustáceos.

Las cabezas de gambas, cigalas, camarones y langostinos, por ejemplo, cuentan con presencia de cadmio, un metal pesado que se encuentra en el medioambiente de forma natural y que al ingerirlo "tiende a acumularse en el organismo, principalmente en el hígado y riñón" durante 30 años. 

La peligrosidad del cadmio viene dada por su toxicidad para el riñón, según informa la Agencia Española de Seguridad Alimentaria y Nutrición (AECOSAN). Este se acumula en los túbulos proximales pudiendo dar lugar a disfunción renal y, en algunos casos desmineralización de los huesos.

Para más inri, una exposición prolongada o alta puede provocar una disminución de la tasa de filtrado glomerular desencadenando el fallo renal y, a largo plazo, el cáncer.

El Reglamento 1881/2006 establece los contenidos máximos de cadmio admitidos en alimentos, haciendo referencia a la presencia del metal en la "carne blanca de los apéndices" de crustáceos de tipo cangrejo, pero en algunos países europeos como España se consume además de la parte blanca, la cabeza, que tiene niveles de cadmio altos "debido a que el cadmio se acumula principalmente en el hepatopáncreas, ubicado en el aparato digestivo de los crustáceos que, a su vez, se localiza en la cabeza".

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